domingo, 23 de junio de 2019

265. Cien años de cumpadriar La Cumparsita

PRIMERA PARTE

Fue una celebración de la que, a mediados del mes de abril del año 2017, se hicieron eco periódicos y medios de comunicación de todo el mundo.

Sin saberse en qué momento la cOmparsita carnavalera se cUmpadrió y se transformó en cUmparsita tanguera, pero el cambio fue muy temprano, ya desde los inicios del centenario tango. 

Gerardo Matos Rodríguez, apodado Becho, compuso la música instrumental sin letra el 19 de abril de 1917, hace cien años; pero cuando le apareció una primera letra puesta por Pascual Contursi en 1924, él se incomodó y resolvió escribir otra, de él, que en 1926 vino a ser la segunda y es muy diciente porque aunque no haya sido tan del gusto del público sí expresa las inspiraciones motivadoras del autor. No olvidemos que la música le vino cuando se encontraba en el lecho de enfermo, algo muy acorde con la letra que le puso después. Su letra, con alteraciones o acomodaciones que suelen introducir los intérpretes, es la que cantan Tito Schipa y Alberto Gómez. 

Versión de Alberto Gómez con letra de Gerardo Matos Rodríguez:


La cumparsa, 
de miserias sin fin, desfila
en torno de aquel ser enfermo
que pronto ha de morir de pena.
Por eso es que en su lecho 
solloza acongojado,
recordando el pasado 
que lo hace padecer.

Abandonó a su viejita,
que quedó desamparada;
y loco de pasión, 
ciego de amor,
corrió tras de su amada;
que era linda, era hechicera,
de lujuria era una flor;
que burló su querer
hasta que se cansó,
y por otro lo dejó.

Largo tiempo después 
cayó al hogar materno 
para poder curar su enfermo 
y herido corazón;
y supo 
que su viejita santa, 
la que él había dejado 
el invierno pasado, 
de frío se murió. 

Hoy ya solo, abandonado 
a lo triste de su suerte, 
ansioso espera la muerte 
que bien pronto ha de llegar; 
y entre la triste frialdad, 
que lenta invade el corazón, 
sintió la cruda sensación 
de su maldad. 

Entre sombras 
se le oye respirar 
sufriente 
al que, antes de morir, 
sonríe 
porque la dulce paz le llega. 

Sintió que desde el cielo 
la madrecita buena, 
mitigando sus penas, 
sus culpas perdonó.

Al decir del poeta uruguayo Wilson Mesa, no se sabe de dónde sale el apodo que le endilgaron a Matos y también al violinista Carlos Julio Eizmendi, a quien Alfredo Zitarrosa le dedicó “El violín de Becho”. Alguno especula que podría venir de la manera infantil de dirigirse a su madre pidiéndole un beso; y alguno dijo que también podría venir de una deformación de la palabra viejo en italiano: “vecchio”; pero no pasan de ser especulaciones sin confirmación documentada.

La Cumparsita es uruguaya de nacimiento, y argentina por adopción, pero yo diría que es universal porque en este momento su difusión está regada por todo el mundo y afincada en el corazón de la humanidad.

La letra de Matos Rodríguez es la segunda de “La Cumparsita”, porque la primera fue la que le puso Pascual Contursi (…Al cotorro abandonado ya ni el sol de la mañana asoma por la ventana como cuando estabas vos…) que es la que ha tenido mayor aceptación entre los fanáticos de este emblemático tango. Hay cientos, y  tal vez millares, de versiones de este tango; pero la que grabó Carlos Gardel hizo compañía casi desde sus comienzos a “Mi noche triste” (…Cuando voy a mi cotorro y lo veo desarreglado, todo triste, abandonado… / La guitarra en el ropero todavía está colgada, nadie en ella canta nada ni hace sus cuerdas vibrar…), para dar origen al tango canción que en tres minutos cuenta una novela melodramática a 78 revoluciones por minuto. La temática del hombre abandonado por la mujer amada, que rumia la soledad de su cotorro, es recurrente en Pascual Contursi; pero, curiosamente, es también el tema del tango gardeliano “Mocosita”, que con letra de Víctor Soliño tiene música de Gerardo Matos Rodríguez (…Colgada de un clavo, la guitarra... en un rincón la tiene abandonada... Tirado en la catrera no hace más que llorar...). El tema del abandono, como he dicho en otros artículos, es el mismo que recogió Julio Cortázar en su novela “Rayuela”, que escribió inspirado en esa temática de Carlos Gardel.

Versión de “La Cumparsita” por Carlos Gardel con guitarras y letra de Pascual Contursi:


Si supieras 
que aún dentro de mi alma 
conservo aquel cariño 
que tuve para ti. 
–¡Quién sabe!–…
Si supieras 
que nunca te he olvidado, 
volviendo a tu pasado 
te acordarías de mí.

Los amigos 
ya no vienen 
ni siquiera a visitarme. 
Nadie quiere consolarme 
en mi aflicción. 
Desde el día 
en que te fuiste 
siento angustias en mi pecho.
Decí, percanta, 
¿Qué has hecho 
de mi pobre corazón? 

Al cotorro abandonado 
ya ni el sol de la mañana 
asoma por la ventana, 
como cuando estabas vos. 
Y aquel perrito compañero, 
que por tu ausencia no comía, 
al verme solo el otro día… 
también me dejó.

Son innumerables las grabaciones que se han hecho del tango "La Cumparsita": instrumentales, cantadas, con glosas, innumerables. Juan D´Arienzo hizo varias.

Dice el portal Vintage Music FM que: 

[La Cumparsita… es el tango que Juan D’Arienzo grabó más veces, ya que lo hizo en siete ocasiones: 
En 1928 con Carlos Dante, para el sello Electra
En 1929 con Raquel Notar, para el sello Electra
En 1937, 1943, 1951, 1963, y 1971, para el sello RCA Victor; todas instrumentales].

Según me dijo el Dr. Luciano Londoño López, se considera que la versión instrumental de D´Arienzo grabada para la RCA Victor en 1951 es la de mayor acogida, y quizás fue esta la que usó el periodista argentino Antonio Cantó, que por varios años estuvo radicado en Medellín, para montar su glosa en una grabación hecha en esta ciudad que tuvo que ser recogida por exigencia de la casa grabadora argentina, ya que no cumplía con requisitos de autorización y pago de regalías o derechos de autor. Los discos que no se pudieron recoger y quedaron en el mercado se han convertido en piezas de colección.

Dos razones hay, tal vez, para que la versión de Cantó haya sido desautorizada. De una parte, que hizo uso de la versión instrumental de D´Arienzo, grabada en 1951 para la RCA Victor; y, de la otra, que tomó estrofas del poema “Apología del tango” de Enrique Pedro Maroni, le insertó estrofas tal vez de la autoría del propio Cantó, y alteró el orden de las estrofas originales de Maroni. En resumidas cuentas, la glosa de Cantó es un injerto letrístico que por aquellos lados no fue bien recibido, aunque en Medellín tuvo una indudable acogida y todavía se recuerda como una versión de antología.

Orquesta de Juan D´Arienzo, con glosa montada en Medellín por el locutor argentino Antonio Cantó, que es alteración del poema “Apología del tango” de Enrique Pedro Maroni.


“Este es el tango; 
porque es triste, sensual, dormilón; 
tiene mezcla de risas y lamentos;
y vuela de los instrumentos 
pa metérseme al corazón.
Allí enciende la pasión
que en el alma está dormida;
nos habla de la querida,
del amigo traicionero,
y es un grato mensajero
que se nos cruza en la vida.

Tango de triste motivo,
cuando percibo tu son,
me acongoja la emoción
de tu rezongo compadre,
y entonces pienso en mi madre
y me llora el corazón.

Tango que me hiciste mal
y, sin embargo, te quiero
porque sos el mensajero
del alma del arrabal;
no sé qué encanto fatal
tienen tus notas sentidas
que, en la mistonga guarida,
el corazón se me ensancha
como pidiéndole cancha
al dolor que hay en mi vida.

Tango que tuvo por cuna 
el techo de parra, 
y la canción de guitarra 
más sincera que ninguna.
Bajo blancura de luna 
iluminaste el camino, 
y te sentiste argentino 
cuando Evaristo Carriego 
elevó en un verso el ruego 
de Betinotti y Lavino. 
Che te llamó “El entrerriano”, 
al inspirarse Rosendo, 
y Gardel te fue diciendo 
sus ternuras Mano a Mano. 
En tu canto soberano, 
de Magaldi hay un dejo,
junto a vos quedó el consejo 
de los que no volverán. 
Ponzio te llamó don Juan; 
y Arolas, Derecho Viejo.
Al esfumarse tu acento 
en una noche sin sombra, 
hasta el recuerdo te nombra 
entrecortando un lamento. 
Vuelve el compadre del cuento 
que en el silencio dormita;
y mientras mi alma se excita, 
una tristeza respalda 
si allá en Corrientes y Esmeralda, 
solloza La Cumparsita.

Veamos el texto del poema original “Apología del tango” de Enrique Pedro Maroni, cuya veracidad está sustentada por la voz del poeta que lo grabó cuando se desempeñaba como locutor radial en Buenos Aires:

APOLOGÍA DEL TANGO
(Letra original del poema escuchada de la 
voz del poeta Enrique Pedro Maroni, su autor, 
y subida a You Tube por Luis Alposta en su portal 
Mosaicos Porteños)


"Triste, sensual, dormilón;
mezcla de risa y lamento;
vuela de los instrumentos
y se mete al corazón.
Allí enciende la pasión,
que en el alma está dormida.
Nos habla de la querida,
del amigo traicionero,
y es un grato mensajero
que se nos cruza en la vida.

Por eso, cuando lo siento,
le abro de mi alma las rejas;
y entra cantando sus quejas,
a amargar mi sentimiento.
Entonces, mirá, no miento;
veo que en mi pecho anida
todo el dolor de la vida,
y por eso me encurdelo;
tengo hambre de consuelo,
y lo busco en la bebida.

Tango que me hiciste mal
y que, sin embargo, quiero
porque sos el mensajero
del alma del arrabal;
no sé qué encanto fatal
tienen tus notas sentidas
que, en la mistonga guarida, –(mísera vivienda del poeta)–
el corazón se me ensancha;
como pidiéndole cancha
al dolor que hay en mi vida.

Por vos he morfao más canas –(morfar: comer, tragar)–
que pelos tengo en el mate,
por vos hizo el disparate
de envenenarse mi hermana.
No hay bochinche ni macana –(macanear en este contexto significa hacer 
                                                  cosas absurdas, cometer locuras)–
que en tu homenaje no hiciera,
y en la fiesta arrabalera,
donde campeas con honor,
me diste siempre valor
pa' hacerle frente a cualquiera.

Tango de triste motivo:
Cuando siento tu chamuyo,
se queda en mi alma el arrullo
de tus cantares, cautivo;
por eso, cuando percibo
tu melancólico son,
me acongoja la emoción
de tu rezongo compadre;
y, entonces, pienso en mi madre
y me llora el corazón.

Es cosa linda y fiereza,
es cachetada y caricia,
tiene amargura y delicia,
tiene fealdad y belleza;
es la infinita tristeza,
que a ser malo me convida;
es la cárcel, la guarida,
mis versos y mi guitarra;
el tango es como una garra
que se ha clavao en mi vida".

Estuvo infortunado Cantó con su versión, porque Julio Sosa sacó adelante otra versión con glosa recitada, teniendo la música del tango La Cumparsita como cortina de fondo y retitulada como “Porqué canto así”, modificando levemente los versos del poeta Celedonio Flores:

Versión de Julio Sosa con los versos de Celedonio Flores:


“Pido permiso, señores,
que este tango... este tango habla por mí;
y mi voz, entre sus sones dirá,
dirá porqué canto así.
Porque cuando pibe,
porque cuando pibe me acunaba en tango 
la canción materna pa' llamar el sueño,
y escuché el rezongo de los bandoneones,
bajo el emparrado de mi patio viejo,
porque vi el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos llorosos y abiertos,
y en la triste pieza de mis buenos viejos
cantó la pobreza su canción de invierno;
y yo me hice en tangos,
me fui modelando en barro, en miseria,
en las amarguras que da la pobreza,
en llantos de madre,
en la rebeldía del que es fuerte y tiene 
que cruzar los brazos cuando el hambre viene;
y yo me hice en tangos porque...
¡Porque el tango es macho!
!Porque el tango es fuerte!
Tiene olor a vida,
tiene gusto a muerte.
Porque quise mucho, 
y porque me engañaron 
y pasé la vida masticando sueños, 
porque soy un árbol que nunca dio frutos, 
porque soy un perro que no tiene dueño, 
porque tengo odios que nunca los digo, 
porque cuando quiero –¡ah!– me desangro en besos, 
porque quise mucho y no me han querido, 
por eso canto tan triste.
Por eso”.

El poema original “Porqué canto así”, de Celedonio Flores, dice así:

“Porque cuando pibe me acunaba en tangos
la canción materna que llamaba al sueño,
y escuché el rezongo de los bandoneones
bajo el emparrado de mi patio pobre.
Porque vi el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos de llorar abiertos,
y en aquella pieza de mis buenos viejos
tuvo la pobreza su mejor canción...

Y yo me hice en tangos,
me fui modelando en odio, en tristeza,
en las amarguras que da la pobreza,
en llantos de madre,
en las rebeldías del que es fuerte y tiene
que cruzar los brazos
cuando el hambre viene...
Y yo me hice en tango,
porque es bravo, fuerte,
tiene algo de vida,
tiene algo de muerte...
Porque quise mucho, porque me engañaron,
y pasé la vida barajando sueños...
Porque soy un árbol que vivió sin flores,
porque soy un perro que no tiene dueño...
Porque tengo odios que nunca los digo,
porque cuando quiero me desangro en besos...
Porque quise mucho y no me han querido...
¡Por eso yo canto tan triste, por eso!”.

Cien años han pasado con el tango La Cumparsita dando de qué hablar, y todo parece indicar que seguirá haciéndolo por más de otros cien.

De lo mucho que se ha escrito sobre este tango, remito al blog Crónicas de Atlántida, en artículo escrito por el poeta uruguayo Wilson Mesa con el título “La Cumparsita, cien años del himno de los tangos”.


SEGUNDA PARTE

Don Ricardo Ostuni, de la Academia Porteña del Lunfardo, en visita a la ciudad durante el Festival Internacional de Tango de Medellín, dio una conferencia sobre el tango La Cumparsita en el restaurante Mikonos del sector del Parque Lleras en El Poblado. Del texto que él tuvo la amabilidad de suministrarme tomo la siguiente información para complementar lo ya escrito en esta nota:

“¿Acaso existen otras letras compuestas para este tango, aparte las dos ya mencionadas? La respuesta es afirmativa. Hay al menos otras dos letras (no glosas) y quizás una tercera, que se presumen escritas con la intención de ser adosadas a la música de El Becho. La más antigua pertenece a Alejandro del Campo,  un cofrade de la Federación de Estudiantes del Uruguay en la que militaba Matos Rodríguez al tiempo de componer su tango. Fue publicada por “El alma que canta” en 1926, y se sospecha que es la primera letra escrita para La Cumparsita por encargo del autor, ante la morosidad de Victor Soliño a quien le habría hecho originalmente el encargo… También la revista “El alma que canta” publicó el 19 de noviembre de 1957 una nota de Antonio Cantó titulada “La historia del tango” en la que transcribe unos apuntes de Nicolás Olivari sobre La Cumparsita. Olivari hace mención de “la primera letra que se escribió” para este tango, obra del poeta y hombre de teatro Augusto Mario Delfino… Ni una ni otra letra tuvieron éxito ni fueron cantadas o llevadas al disco por intérprete alguno. Ambos se refieren a una comparsa carnavalera con versos evocativos de los días de la juventud. En realidad todas las letras conocidas transitan lugares comunes y ripiosos, ajenos a la calidad que hubiera merecido el tango… La quinta letra está escrita en inglés y es obra de Olga Paul que fue publicada en 1937 –según datos de Roberto Selles- por la casa editora Edward B. Marks Music Corporation de Nueva York, bajo el título de  “The masked one” (La mascarada). Dice Selles que en la partitura consta también el título original de Matos Rodríguez. La letra repite –sospechosamente– el mismo argumento del tango “Siga el corso” de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez…”.

Letra de Alejandro del Campo (estudiante 
universitario contemporáneo de Matos):

I
Allá viene,
alegre y muy bullanguera,
la cumparsita callejera
alborotando el barrio va.
los chicos de la casas salen,
sonríen las viejitas,
ahí va la cumparsita
besando el arrabal.

II
Soñando están las pebetas,
al pasar la cumparsita,
ser también la vocesita
de un estudiante locuaz.
Los muchachos se divierten
con chistes y pantomimas;
y las chicas, al ver
la cumparsita ir,
ven su amor alejar.

III
Juventud dicharachera
que no conocés el llanto,
ni tampoco los quebrantos
que la vida les dará.
muchachos rían, rían mucho,
y no se cansen que algún día,
cuando ya viejos
y peinando muchas canas
verán lejana, pero muy lejana,
la vida de Facultad.

I bis
Muchachada
locuaz, festiva, y patotera,
que recibís la primavera
como si fuera una beldad.
Amigos de la farra, gozan
y van paseando su humorismo,
con todo el policromismo
que brinda el carnaval.

Letra de Augusto Mario Delfino  (fragmento):

Cumparsita,
emoción de la infancia,
cuando
los días eran lindos
siempre,
aunque estuviera gris
el cielo.
Cumparsita, alumbrada
de gritos y cantos,
formada por muchachos
que hoy casi viejos son.

Estremecías la calle
con tu paso candombero,
poniendo en tu visión
honda y cordial
algo de duelo.
Era el tiempo que se iba,
lo que nadie atajará,
el minuto fugaz,
la triste sensación,
de lo que nunca volverá.

Quién pudiera
volver al sol
de aquellos días;
vestir de nuevo la sonrisa
sin sombras de melancolía;
tener las ilusiones,
alentar la esperanza,
vivir las mismas horas
con su bien y su mal…

Letra de Olga Paul en inglés (traducción de Roberto Selles):

I
Me atormenta
la máscara fatal
que hoy llevas;
mas, es solo un disfraz
a medias
pues tu adorada faz
tras ella
reconocí al mirarte, y así
te ruego que consueles mi mal
¿por qué torturas mi corazón
con tu cruel antifaz?

II
Si tu rostro descubrieras
al ver el fuego de tus ojos
tus labios de rubí
y junto a mí
tu faz, seré dichoso.
ven conmigo que en el prado
oirás la voz del corazón
bajo este cielo azul
decir que siempre fiel
por ti será mi pasión.

I bis
Yo te canto
mientras desfila la
comparsa
deja que mi canción
persuada
tu ingrato corazón
que escapa
a mis urgentes ruegos de amor
el ansia de abrazarte y sentir
lo que también tu sientes al ser
por siempre para mí.

III
Bajo la luz de la luna
nuestro ayer feliz evoco
cuando extasiados y locos 
íbamos por el jardín
pero te ocultas hoy de mí
y yo suplico que en tu faz
no luzcas más el antifaz
¡Dime que sí!

Así es que no una, ni dos, sino cinco letras se conocen del tango La Cumparsita cantadas por múltiples cantores; a las que hay que sumar por lo menos dos, o tres, o cuatro glosas acompañadas por esta música inmortal. 

Resumiendo, esta viene a ser la cronología descrita

Música y letras:

1. Instrumental, música de Gerardo Matos Rodríguez, en 1917, con el título de La Cumparsita.
2. Letra I para esa música, por Alejandro del Campo, ca. 1917, con el título de La Cumparsita.
3. Letra II para esa música, por Augusto Mario Delfino, ca. 1917, con el título de La Cumparsita.
4. Letra III para esa música, por Pascual Contursi, en 1924, con el título de Si Supieras.
5. Letra IV para esa música, por Gerardo Matos Rodríguez, en 1926, con el título de La Cumparsita.
6. Letra V para esa música por Olga Paul en inglés, en 1937, con el título de La Mascarada. 

Glosas y poemas acompañados de esa música como cortina de fondo:

1. Recitado de Enrique Pedro Maroni a mediados de los años sesenta, de su poema titulado Apología del Tango, con la música que Juan D´Arienzo grabó en 1951 como cortina de fondo.
2. Recitado de Antonio Cantó a mediados de los años sesenta, del poema modificado de Enrique Pedro Maroni Apología del Tango, con la música instrumental de Juan D´Arienzo grabada en 1951.

3. Recitado de Julio Sosa del poema Porqué canto así de Celedonio Esteban Flores, con la música instrumental de Juan D´Arienzo grabada en 1951.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)