martes, 9 de septiembre de 2014

78. Sicología del coleccionismo musical

Antes de que me le midiera a la creación del blog Postigo de Orcasas estuve sopesando la posibilidad de hacerlo y las posibles maneras de llamarlo, pidiendo asesoría de veteranos en el asunto sobre los tejemanejes de administración de un sitio así. Muchas eran las presiones de los amigos, y en particular reconozco y agradezco la insistencia del Dr. Jesús Fernández Ceballos, abogado y/o gastrónomo de profesión. Lo uno o lo otro, sin simultaneidad; porque el derecho lo ejerce con la cabeza, pero la gastronomía la disfruta con el corazón. Yo insistía en que a mí me faltaba mucho pelo para el moño, pero él decía que con lo que yo tenía bastaba, y que era "un desperdicio que algunos de mis artículos se perdieran en el olvido por no tener un nicho donde ponerlos”. Con eso me mató. Ya se sabe lo que puede pasar cuando una joven pareja en un baile lo mira a uno a los ojos y le dice con un par de pestañeos “me gusta tu sonrisa”. Ahí la virtud de la monogamia sacude del cabello al gen de la infidelidad y lo obliga a ponerse de rodillas. Sucumbí a la tentación que le tendió el amigo Chucho a mi maltrecho ego, y por estos días las estadísticas me dijeron que después de cinco meses de sequía, sin publicar nada en él, todavía había 20 personas que visitaban diariamente el blog lloviera, tronara, o relampagueara. El corazón me dice que esas 20 personas bien merecen que venza el síndrome de la página en blanco y ponga en el plato algo para compensar sus expectativas. Tengo la esperanza de que las 20 de ayer, y las 20 de mañana, no sean las mismas 20 de hoy, para hacerme la ilusión de que no son 20 sino 60 los visitantes de este lugar.

Hace un tiempo monté en el blog dos artículos relacionados. De una parte, el nro. 76 sobre el coleccionista e historiador musical cubano don Cristóbal Díaz Ayala; de la otra, el nro. 77 sobre el coleccionista de discos de vinilo brasileño Zero Freitas, a quien había descalificado en el anterior artículo por ser un simple acumulador de discos, pero a quien reivindiqué en el segundo artículo por ser “un verdadero coleccionista”.

Gracias a los amigos coleccionistas musicales Rosni Portaccio Fontalvo, y Esperanza Camacho Q., acabo de conocer un blog denominado “Salsa, Son, y Timba, de Cali” (SST, de Cali). Es un blog que despierta mi admiración porque ahí sí hay pelo para el moño. Tiene información muy completa para los amantes de la salsa y la música caribeña. Colaborador permanente de él es el señor John Jairo Usme Z., sicorientador del colegio de la Caja de Compensación Familiar Regional del Meta (CAFREM), en el municipio de San Martín, que aúna sus conocimientos profesionales con el gusto por la música. Se ha puesto él en la tarea de clasificar en tres distintas clases el coleccionismo musical, y su excelente artículo interpreta las ideas que he venido promulgando para distinguir desde un simple aficionado con oído de artillero, como yo; hasta un verdadero coleccionista con la categoría de historiador, como don Cristóbal Díaz Ayala. 


El artículo del Sr. Usme pone los puntos sobre las íes desde el punto de vista sicológico, y espero que sea del interés de mis lectores.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)


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