domingo, 11 de diciembre de 2016

182. Hablando de música, Orlando Montenegro y Eduardo Ceballos en formato de charanga

Cuando se habla de tertulia para referirse a un show musical, o se habla de conversatorio para referirse a una sucesión de tres monólogos, siento reato por la mala aplicación de esas palabras. A la hora de la verdad, correctamente aplicadas, tertulia y conversatorio vendrían a ser sinónimos referidos a una reunión de dos o más personas hablando sobre un tema determinado, y con libertad de aporte a la conversación que no está limitada por las reglas de asignación de tiempo de exposición o de concesión del uso de la palabra. Son conversaciones informales. Muy extendido está el nombre de charla para lo que es, en la práctica, una conferencia o una disertación. Una charla bien entendida, a la hora de la verdad, vendría a ser sinónimo de tertulia o de conversatorio. Está el público, claro, que presencia el desarrollo de alguna charla, tertulia, o conversatorio, entre conocedores de algún tema; cuya participación está limitada a preguntas al final que se le hacen a los panelistas, y si se permitiera su participación a una conversación ampliada a tantas personas resultaría en un galimatías incomprensible. Tengo mis sospechas, que no pasan de ser sospechas, sobre las tertulias del café La Bastilla que en Medellín presidía don Tomás Carrasquilla a principios del siglo XX. Es posible que allí no hubiera tales tertulias sino un auditorio limitado a los ocupantes de las sillas alrededor de un monólogo de don Tomás sobre algún tema por aquello de que cuando el que sabe-sabe habla, el que no sabe nada de nada escucha.

A raíz de la visita a Medellín en el pasado mes de junio de 2016 de Orlando Montenegro Rolón, barranquillero residente en Cali y editor de la revista "Melómanos Documentos"; se dio un encuentro informal, para desayunar con él y saludarlo, entre el camarógrafo extraoficio Víctor Bustamante (con voz en off, fuera de cámaras), el melómano Eduardo Ceballos Arango, y Orlando Ramírez-Casas (Orcasas), columnista de la sección “Postigo de Orcasas” en su revista de edición trimestral. Dándose un encuentro entre estas personas, es natural que el tema de conversación hubiera sido la música, y Víctor Bustamante no dudó en accionar la cámara para dejar registro de aquello que se estaba conversando. El encuentro dio inicio en el tradicional Salón de Té y Repostería Astor de la carrera Junín, y culminó frente al Palacio de la Cultura y el Museo de la Plaza Botero, en el Hotel Nutibara donde el viajero se encontraba hospedado. Próxima la presentación de la Orquesta Aragón en la ciudad a la siguiente semana, fue ella la que dio pie al inicio de dicha conversación que se paseó por las orquestas con formato de charanga (que no es un género), de clara influencia francesa, y los conjuntos y orquestas que tuvieron su accionar en el vecino país de Venezuela. 


Por su conversación se pasearon entre otras la Sonora Matancera, la Orquesta Aragón, la Orquesta Broadway, el Conjunto Casino de la Playa, la Billos Caracas Boys, los Melódicos, los Blanco, y la venezolana “Naty y su Charanga” de José Natividad Martínez.

Fue una conversación entre amigos, sin pretensiones de sentar cátedra, pero que sirve de abrebocas para quienes se interesen por empezar a conocer de estos asuntos porque “Ahí no se dijo nada que los expertos conocedores no supieran de antemano. En estas cosas todo parece estar ya dicho”.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)



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