domingo, 17 de abril de 2016

148. Jugando a ser Dios

Ref.: Programa “Superstorm” de Discovery Channel


Al hombre le gusta jugar a ser Dios y Él lo deja que juegue un poco, pero sin que se salga de su control. A muchos les gusta llamarlo “Madre Naturaleza”. Es cuestión de apreciaciones. Dos que consiguieron transformaciones sustanciales se arrepintieron de sus logros: Alfred Nobel, el inventor de la dinamita, es uno. Albert Einstein, que condujo a la bomba atómica, es el otro. El hombre siempre encontrará la manera de usar el martillo no para clavar puntillas sino para darle en la cabeza al vecino. Es nuestra naturaleza. 

He visto en Discovery Channel dos programas de la BBC, íntimamente relacionados. Un documental, naturalmente basado en hechos reales, que muestra cómo las autoridades rusas después del estallido de la planta atómica de Chernobyl usaron la aviación para bombardear nubes con yoduro de plata y producir vientos que se llevaran la nube radiactiva hacia otro lugar, salvando a Moscú y a Petrogrado de una tragedia. Muy loable. Sólo que ese otro lugar resultó ser Bielorrusia. En este país la cantidad de niños, adultos, y ancianos deformes, con cáncer, con secuelas desastrosas, es infame. Los científicos denunciantes del hecho (únicos que tenían por qué conocerlo), están escondidos y amenazados de muerte. Es que a los políticos no les importa hacer lo que sea, siempre y cuando no los descubran.

Basado en esos hechos, utilizando la misma información científica, se hizo una película estilo Hollywood que es ficción, claro, pero perfectamente posible. Posible, puesto que ya sucedió. Posible, puesto que puede volver a suceder:

En esta película, con posterioridad al huracán Katrina en la siguiente temporada de huracanes, los científicos predicen que uno que se ha formado va rumbo a Miami y va a causar una catástrofe. Un Senador hace uso del poder político para conformar un equipo de científicos que busque soluciones para palear el peligro, y el equipo descubre la posibilidad de meter un bombardero en el ojo del huracán y rociarlo con partículas de carbono que conviertan cargas de agua de baja densidad en cristales de lluvia y se genere un “contrahuracán” que desvíe el fenómeno inicial y lo regrese al mar, salvando a Miami del desastre. Muy loable. Aunque en la trayectoria de desvío están Cuba, Puerto Rico, Haití, y República Dominicana, su destrucción sería un mal menor (esta conclusión es mía, leyendo entre líneas). El huracán logra ser desviado con el método propuesto, sólo que para poner en peligro a Nueva York, por lo que es desviado nuevamente y causa destrucción en Long Island y periféricos. Un mal menor (para los que no son habitantes de Long Island). El político se echa flores ante cámaras por ser el salvador, cuando lo que hizo a conciencia fue atentar contra la vida de miles de personas. 

Es posible que el hombre logre dominar algunas fuerzas de la naturaleza de manera parcial. Pero, como dijo alguien, no vuela una mariposa en el Perú que con su aleteo no genere una ventisca en el África. El universo está conectado. Siglos han pasado y siglos pasarán en que los hombres debatan la existencia de Dios. Yo no soy zoólogo, pero supongo que, para las hormigas, los elefantes no existen. 

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)

domingo, 10 de abril de 2016

147. Perros rabiosos

Andrómeda es un, no digamos compositor sino creador e intérprete de música rap o hip hop. Como cualquier artista, él sólo escribe sobre temas que lo inspiran, los que ocupan su mente. Eso es natural porque, ¿En qué otra cosa puede inspirarse un artista? Su tema “Perro rabioso” es una muestra de su producción:


Lo he traído a cuento porque aunque mi tema de hoy no es la música sino los perros rabiosos, el título de este rap me pareció muy a propósito.

En un pequeño parque cerca de mi casa se reúnen en las tardes varios propietarios de perros. Puedo verlos con mis binoculares. Por su apariencia, deben ser músicos de alguna banda de rock pesado o de heavy metal, puesto que no tienen pinta de seminaristas ni de ejecutivos. Desde la ventana de mi apartamento los veo armar sus cachos de marihuana y compartirla, mientras se disponen a hacer lo que más les gusta: poner sus perros a luchar. Son perros de razas agresivas (Pittbull, Bóxer, Bull Dog, Rottweiller, Bull Terrier, Dóberman), entrenados para la pelea, que tiran dentelladas poderosas y tienen mordidas de no sé cuántas toneladas por centímetro cuadrado. Prensas demoledoras. 

Niño mordido por un perro

Un perro de esos que sus dueños pasean por todos lados diciéndole a todo el mundo que “tranquilo, que él no hace nada”, mordió hace poco al hijo de la empleada del servicio de unos amigos, causándole una fea cicatriz y una deformidad que lo acompañará de por vida. No tiene su madre, soltera y cabeza de familia, con qué pagar cirugías reconstructivas. Ni tiene con qué pagarlas el dueño del perro y “¿Sabe qué, Cucha? ¡Póngala como quiera! ¿Sí, o qué?”.

Perro agresivo

Un amigo, cansado de que los perros y gatos de los vecinos hicieran sus necesidades en el antejardín de su casa, puso botellas de agua por los alrededores para espantarlos. No obtuvo ningún resultado. Entonces optó por regar en el antejardín los residuos o borra del café, y eso sí le ha funcionado con tantos dueños de animales que no recogen los desechos de sus mascotas y las sacan a pasear por el vecindario para no ensuciar sus propios garajes. Hay otros que sí las recogen con bolsa plástica, pero las tiran en el primer bote de basura que encuentran, generando malos olores y contaminación bacterial causante de enfermedades. “Eso no es lo peor”, me ha dicho mi amigo, “sino que algunos vecinos recogen sus desechos en bolsa, y me la tiran en el antejardín. Contra eso no hay borra de café que valga”. Grave me parece la situación. “Un día de estos”, me ha dicho mi amigo exasperado, “voy a pillar a un hijueputa de esos y pongo a pelear su revólver contra el mío a ver cuál de los dos es más poderoso”. Una tragedia con hombre en el cementerio y cárcel por casa se avecina por culpa de unos inocentes animalitos que no hacen nada, y de sus dueños que afirman que ellos tampoco quiebran un plato. 

Fue noticia hace poco el caso de un anciano en el medellinense barrio de La Nubia, en Belén, que fue gravemente golpeado por un hombre debido a que el perro del anciano se orinó en la acera del agresor. El caso tal vez quede en la impunidad, puesto que el agresor se escondió y no salió a poner la cara ante la policía, pero la comunidad de vecinos ha tomado represalia dejando diariamente en la acera de su casa las bolsas con los desechos de sus perros. El problema se agranda, y un día de estos la noticia será que un enloquecido hombre atacó con metralleta a los diez o doce vecinos que había enfrente de su casa.


No voy a hacer apología del agresor, ni más faltaba, pero puedo ponerme en su lugar con la diaria molestia de que un inocente anciano, una venerable vecina, alguna agraciada pero despectiva chica, o cualquier zombie de peinado punk con tatuajes y piercings por todo el cuerpo vaya arrastrado por la cadena de un Pittbull o un Dóberman y se acerque a la acera a marcar territorio y a dejar la huella de sus miserias. Eso saca de quicio a cualquiera. 


El asunto de las mascotas es una bomba de tiempo que crece y crece como bola de nieve y está a punto de estallar algún día con algún problema de convivencia de mayores proporciones. Los dueños de perros están exasperados con los que no quieren a sus mascotas, y las víctimas de estas mascotas van a explotar. Son dos mundos aparentemente irreconciliables, tal como lo digo en mi artículo “Vida de perros y gatos” en este blog Postigo de Orcasas. Hay que entender que un French Poodle mal educado es más fastidioso que cualquier Bull Dog, y hay que entender que a cualquier Rottweiller educado en cualquier momento se le despiertan los instintos agresivos que lleva adentro. Yo en leones domesticados no creo, y sí en las leyes ineludibles de la naturaleza. El asunto está saliéndose de control, y en la red aparecen noticias de un perro que fue macheteado en México, de otro que lo fue en el Perú, de otro macheteado en Puerto Rico, por personas que ya no se los resisten. La gente ya no aguanta.

El último caso del que me enteré es el de un hombre que posee una perra de raza Pastor Alemán muy tierna, al decir de su dueño. Es tierna con él, pero muy mal educada por él mismo y es bastante fastidiosa con los desconocidos que se acercan por el lugar. Una joven venía con un Bóxer, o algo así, atado a una traílla y con el hocico cubierto por un bozal. Todo fue la tierna perra ver al intruso e írsele encima a morderlo. Un Bóxer no es animal que se deje morder de ninguna alemana, y se sacudió el bozal sin saber cómo, enfrascándose en una pelea de padre y señor mío. El dueño de la perra la tomó a las patadas contra uno y otro animal pero, claro, le cargó la pata al otro y no al suyo, ante la impotencia y los gritos angustiosos de la dueña que era incapaz de atajar al perro, a la perra, y al patabrava. Dos días después dos hombres “de cara tenebrosa”, al decir del hombre, se bajaron de una motocicleta y lo obligaron a pagar los gastos veterinarios del Bóxer “y agradezca que nos dio pesar de usted porque está muy cucho, porque si no ya lo habríamos pelado, ¿entiende?”. Se supone que este hombre debería haber aprendido la lección, pero su perra todavía se ve por ahí merodeando por la acera, sin bozal ni traílla, a la espera de que se le aparezca otro Bóxer para ponerle problema, y de que su dueño se meta en un ataúd sin retorno porque su revólver no fue capaz de ganarle la pelea a la metralleta de los dos hombres de la moto.

No sé cuándo irá a ocurrir una verdadera tragedia por culpa de esos animales de razas agresivas que muchas veces son entrenados para la lucha por dueños que a través de ellos dan salida a su propia agresividad. Pienso que es cuestión de tiempo.

Y no sé hasta cuándo los que no somos amantes de dichos lobos con piel de oveja vamos a ver invadido nuestro espacio por parte de ellos. Parece ser que hoy en día son más importantes los derechos humanos de los perros que los de las personas, y la situación cada día se pone peor.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)


domingo, 3 de abril de 2016

146. Queso más caro del mundo

(Este texto fue originalmente un correo de circulación limitada a mi lista de contactos, pero he resuelto compartirlo con la audiencia extendida que visita este blog)

En mi niñez había un producto veterinario en presentación de pomada llamado “Vacol”, que se frotaba en las ubres de las vacas para aliviarlas de la mastitis o inflamación producida por no ordeñarlas a tiempo. Según la lógica de las abuelas, “si es bueno para las vacas también debe ser bueno para mi hija”. A mi madre, que criaba un hijo por año, no le faltaba esa pomada verde de olor penetrante para frotarse sus henchidos senos. Sentía verdadero alivio con la que ella llamaba “pomada vaca”, puesto que llegó a la conclusión de que “si sirve para los senos, sirve para todo”; y tuvimos untura de pomada para las luxaciones de los tobillos, para el dolor de los juanetes, para los abscesos dentales, para las aftas palatolinguales, para las raspaduras de rodilla, para los furúnculos, para los dolores en las coyunturas, para la bursitis en el cuello, para los espasmos en el manguito frotador del hombro, como expectorante para el pecho congestionado, y para todo lo habido y por haber. Era una panacea o curalotodo que en casa no podía faltar.

Pomada Vacol

En Rusia se inventaron un producto para problemas cardiovasculares, o algo así, que empezó a ser usado por los deportistas “para lo que sea”, porque descubrieron que este producto, el Maldonio, mejoraba su rendimiento deportivo ¡Una maravilla! Ustedes saben que todos los días no está el palo para cucharas, y si hay un producto que adiós cansancio, adiós insomnios, adiós depresiones, y demás cualidades antikriptoníticas (ya sabemos lo que la kriptonita le hace a los poderes de Supermán), pues bienvenido sea. En enero la Federación Mundial de Tenis lo prohibió, pero mi admirada María Sharapova no se enteró porque, al parecer, ella no lee correos latosos. Dicen los encargados que a ella se le dijo, se le advirtió, se le recomendó, se le sugirió, y demás precauciones; pero que ella no hizo caso, desatendió las advertencias, se hizo la loca, y ha marcado positivo en pruebas de dopaje. Mal hecho cuando se supone que debe ser una persona muy enterada de las reglas de juego, y que sus médicos y asesores deportivos también deben serlo, pero no. Le falló el engranaje ¡Qué falla! Con mi (voy a cometer una infidencia)… adorada María Sharapova ¡Qué falla!

Novak Djokovic y María Sharapova

En tiempos de Cleopatra se consideraba que bañarse con leche de burra daba a la piel una tersura extraordinaria, sólo que tal gusto solamente se lo podía dar una reina como ella porque llenar una bañera con esa leche requería de toda una burrada, y eso no estaba al alcance del populacho. Hace poco una pareja de millonarios se dio ese lujo, y no con leche de burra fina sino con leche de burra común y silvestre. Cinco mil dólares les costó el chiste. A mi modo de ver es mucha plata para uno removerse el sudor del cuerpo.

El 7 de diciembre de 2015, noche de las velitas, nos halló en Bogotá a mi esposa y a mí visitando a nuestro nieto. Mi yerno, conocedor de mi debilidad, me sorprendió poniendo sobre la mesa una tabla de quesos. Fue una locura gastronómica que yo degusté con un deleite inmensurable. No soy un gran conocedor, como decir que ignoro cómo se llama éste de pinticas verdes, o cómo se llama aquel que es más cremoso, pero cada bocado se me deshizo en la boca e impregnó las papilas gustativas regodeándose gratamente en mi memoria. Hay una memoria del gusto que se activa cada vez que uno recuerda la noche aquella de la orgía quesera, y vuelve a revivirla con entusiasmo. Fue algo como para “chuparse los dedos”. Me dijo alguien que el queso le olía “a vaca recién ordeñada”… Pero, claro, ¡ese es el gran secreto! ¡Qué maravilla! ¡Placer de todos los dioses del Olimpo! ¡Boccato di cardinale! Mi amor por este milenario producto me viene en la sangre, llegó en mis genes. Un artículo en homenaje suyo publiqué en este blog (50. Quesos agujereados a la francesa).

Pues, bien, resulta que ahora me entero de que el queso de burra, el Queso Pule, es el queso más caro del mundo. Lo producen en Serbia y vale la bicoca de mil euros el kilo. Mil euros, son mil euros. Son más de tres millones de pesos de los del 2015. Una fortuna. Son burros (o burras, para ser más precisos) que crían especialmente para eso y engordan hasta un peso de un cuarto de tonelada. Una burra de 250 kilos es un animalote más parecido a una vaca que a un burro costeño de los de carga. Las ordeñan sagradamente tres veces al día. Ya se sabe que de no hacerlo se apodera de sus ubres la mastitis. De cada ordeño se obtiene solamente un chorrito de leche que sumado en un año da apenas 35 litros, lo mismo que producen algunas vacas en un día. De esos 35 litros se obtiene solamente un kilo y medio de queso, o sea que hay que alimentar y cuidar a la burra por todo un año para tan poca cantidad de producto final. Es natural que ese producto valga toda la plata del mundo (para pagar un kilo hay que juntar durante todo un mes los bolsillos de cinco obreros que ganen el salario mínimo en Colombia, o un obrero tiene que trabajar medio año para poder comprarlo). 

Queso Pule: 1.100 € el kilo

Hecho a partir de la leche de una escasa variedad de burro de los Balkanes en el norte de Bulgaria, el queso de Pule es quizá la mayor delicia gastronómica serbia y se paga al astronómico precio de unos 1.100 euros el kilo. Lo más llamativo es que ni aun así podrá usted viajar a Serbia a aprovisionarse de este manjar: el tenista Novak Djokovic se ha hecho con toda la producción para su cadena de restaurantes.

Ese queso no voy a probarlo en esta vida, ni en la otra. Es más fácil que a los setenta años se me atraviese la Sharapova y, como diría mi abuela, “Ahí amanece, y no lo prueba”.

Pensaría uno que los quesos no son inspiración para los artistas pero, sí, hay una canción de Ricardo Arjona que se titula “Quesos, cosas, casas”:

https://www.youtube.com/watch?v=U1SVszhl4H4

Y, según el blog Diario de Gastronomía.com, el autor Stan Layryssens en su libro “Dalí y yo, una historia surrealista” cita al pintor cuando dijo:

Podéis estar seguros de que los famosos relojes blandos no son otra cosa que el queso Camembert del espacio y del tiempo, que es tierno, extravagante, solitario, paranoico, crítico” (Dalí).

http://diariodegastronomia.com/los-famosos-relojes-blandos-de-dali-eran-quesos-camembert/

En el blog argentino Dixit Guía Óleo.com un artículo hace referencia al amor de Dalí por los quesos que era tanto que una vez llegó a decir que “Jesús es una montaña de queso”. Esa expresión, en su filosofía camembertiana, es un gran elogio… a Jesús. 

http://dixit.guiaoleo.com.ar/los-quesos-de-dali/

Dijo alguna vez que “Mi mística es el queso, Cristo es el queso”:

http://cocinayvino.net/gastronomia/especiales/10720-salvador-dali-y-la-gastronomia.html

Su famoso cuadro “La persistencia de la memoria” fue pintado una noche en que él y su esposa Gala se habían hartado de quesos. Meditando él en que el tiempo era algo blando y fundible se le ocurrió pensar que el tiempo era como un queso camembert que se derrite, y de allí le vino la inspiración para completar el cuadro que tenía iniciado. 


“La persistencia de la memoria”, por Salvador Dalí

La rusa Gala fue el amor de su vida, y tan importante como musa inspiradora como lo fue la fotógrafa Dora Maar, la veinteañera que unió su vida a la del quincuagenario pintor Pablo Picasso. Dora Maar era un seudónimo adoptado por la croatafrancesa Henriette Markovitch que nació y murió en Francia pero se crió en… Argentina. Junto con el francés nativo dominaba el español de crianza con acento porteño. Aunque tal cosa no se dice en su biografía, nada de raro tiene que amara el tango, y su vida al lado de Picasso fue un tango, un verdadero tango. Un tango a disgusto de su familia, que no vio con buenos ojos su relación con el pintor. Un día en que discutía acaloradamente por teléfono con su madre Julie Voisin de Markovitch, para decirlo a la manera colombiana, su madre se quedó callada de repente. Cuando encontraron el rígido cadáver, todavía sostenía en la mano la bocina. Murió de disgusto por culpa de la descabezada muchacha a la que le dio por enredarse con el vejete ese de Picasso.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)