Sentado en el balcón del estadero El Zarzal, contiguo al antiguo estadero El Peñasco, miradores cercanos al Alto de Las Palmas en el oriente de Medellín; la fría y lluviosa tarde mostraba el Valle de Aburrá cubierto de neblina. Un par de horas después el sol hizo su aparición, la neblina se disipó, y la silueta de las montañas occidentales se recortó contra el límpido azul del cielo. Para mis intereses del momento, vi imponente el Boquerón de San Cristóbal, enmarcado por el Cerro del Padre Amaya de un lado; y del otro por la Cuchilla de las Baldías con las antenas del Alto del Boquerón, un lugar que en 1954 cuando se instaló la primera antena de repetición de la televisora nacional en la región era denominado Cerro Azul. Cuatro años más tarde, en 1958, la antena fue trasladada al Cerro del Padre Amaya por considerarlo de mejor ubicación.
Al calor de un café tinto tomado a las cinco y media de la mañana en la cafetería contigua a la iglesia del barrio La América en Medellín, me dijo un octogenario amigo que “cuando éramos niños nos llevaban de caminada escolar al Cerro Tobón”.
Al calor de un café tinto tomado a las cinco y media de la mañana en la cafetería contigua a la iglesia del barrio La América en Medellín, me dijo un octogenario amigo que “cuando éramos niños nos llevaban de caminada escolar al Cerro Tobón”.
No sabía yo que existiera ese cerro, y como empezaba a clarear el día él me hizo salir a la calle San Juan y me mostró al fondo de la montaña el cerro aludido. “Ese cerro sí lo he visto muchísimas veces, pero no sabía que se llamara así”, le dije.
Puesto en averiguaciones, fue el ingeniero geólogo Eduardo Parra Palacio el que me sacó de una gran confusión que se me había formado en la cabeza con los nombres de los cerros que forman la silueta montañosa en el occidente de la ciudad, vista en el recorrido por la calle San Juan desde el río Medellín.
Estos tres cerros mencionados llaman especialmente mi atención. De una parte, un cerro a la izquierda con forma, digamos, triangular. Y, de la otra, otros dos cerros retirados de éste, que se ven más juntos y me recuerdan el símbolo matemático de la raíz cuadrada:
El cerro vecino al Padre Amaya, a la derecha de éste, visto desde el barrio La América, da inicio a una cuchilla en forma de trapecio con la base más ancha que la cima, y lleva el nombre de Alto del Boquerón de San Cristóbal. Los separa una depresión en V formada por las respectivas laderas. Esa depresión o abra entre montañas se denomina boquerón. Ambos cerros están coronados de antenas repetidoras de las emisoras de radio y televisión. El de la izquierda, o sea el del Padre Amaya, remata en morro o punta triangular. La cuchilla o cima alargada se inicia con el Alto del Boquerón en el lado sur, se extiende hacia el norte, y se denomina Cuchilla de las Baldías.
Alto del Boquerón:
Fotografía publicada en Wikipedia de Internet, tomada desde el Cerro de las Tres Cruces o Morro Pelón en el suroccidente de la ciudad, en ella puede apreciarse un primer plano con edificios construidos en La Loma de los Bernal y terrenos con vegetación de color verde, por la cercanía. En un segundo plano, al fondo, en el primer octavo de la fotografía dividida en ocho partes, con vegetación de color azul por la lejanía, se aprecia en la esquina superior izquierda un vértice o depresión en V flanqueado a mano izquierda por el Cerro del Padre Amaya, y a la derecha por el Alto del Boquerón con su silueta trapezoidal. A esta distancia no se aprecian en la fotografía las características antenas repetidoras de emisoras radiales y canales de la televisión. A mano izquierda, por fuera de la fotografía, está el Cerro Tobón.
El Cerro Tobón, según el geólogo Sebastián Kilby, al estar situado en cercanía del nacimiento de la quebrada Ana Díaz hace parte de lo que el geólogo Gerardo Botero Arango en 1963 denominó Stock o Batolito de Altavista:
“…Un cuerpo intrusivo de composición diorítica monzodiorítica con facies aplíticas en los bordes y que aflora al occidente de Medellín en las quebradas Doña María, La Picacha, Ana Díaz, La Lejía, y San Francisco”.
Al decir de Gerardo Botero Arango y otros, el territorio anclado sobre esta placa comprende los barrios de Belén y La América, pues esta tierra se asienta sobre la gran roca volcánica descrita por estos geólogos, una placa pétrea con área equivalente a un cuadrado de 9 km. de lado, situada “entre el Barcino del valle de la quebrada doña María y el barrio de Belén”. Esta placa es “una inmensa roca ígnea intrusiva de material de cuarzodiorita tipo boquerón, de aproximadamente 83 km2, formada hace millones de años en la edad eoterciaria del período cretácico”.
En el mapa orográfico del Valle de Aburrá se encuentran los nombres de El Romeral, La Romera, La Romerala, y La Romedala; nombres parecidos, pero distintos. La Romedala es la misma Romerala, y tiene que ver con el Cerro Tobón situado a la izquierda del Cerro del Padre Amaya, en cercanías del Cerro del Corazón en el sector de Belencito en La América. Desde la iglesia de La América puede verse su morro o cima en punta detrás del Convento de la Madre Laura.
Cerro El Tobón
El Tobón aparece en fotografías antiguas de Medellín, al centroccidente de la ciudad; y, a pesar de las muchas edificaciones de altura que cambian el paisaje, aún puede verse desde algunos lugares del recorrido por la calle San Juan hacia los barrios de La América y San Javier. Pocos saben su nombre, pero los habitantes que superan las siete u ocho décadas lo recuerdan como un lugar donde eran llevados de caminata en los paseos escolares de la época “cuando estos alrededores todavía eran mangas”. Algunos otros recuerdan sus paseos a ese lugar “pero yo no sabía que tuviera ese nombre”; un nombre que nadie sabe decir por quién o a qué se debe. “Debió ser algún señor o alguna familia de ese apellido”, se atreven a especular, pero nadie sabe decirlo con certeza.
Dice el diccionario que “tobo” es un: “Recipiente de forma aproximadamente cilíndrica, un poco más ancho en la boca que en el fondo, y con un asa en el borde superior para poder agarrarlo. Sinónimos: balde, cubo, tina, cantina”; de donde se deduce, aplicando la lógica, que “tobón” es un tobo de gran tamaño. Esto es cierto… pero no tiene nada que ver con un apellido del que los genealogistas han establecido que “Es de procedencia irlandesa. El primer lugar adonde emigró fue al Condado de Devonshire en Inglaterra. Se originó con el nombre de Saint Aurbyn, gradualmente se transformó en Torbyn, después en Tobyn, y finalmente se españolizó en Tobón”.
Cerro Tobón en segundo plano al fondo, en el centro izquierda de la fotografía; en el centro derecha, el Cerro del Padre Amaya; y en el borde derecho de la misma, el Alto del Boquerón. En primer plano se observa el Cerro del Volador, con la quebrada la Iguaná bordeando su costado sur
El Cerro Tobón está en cercanías de la ruta de Belén Aguas Frías hacia San Antonio de Prado, por un lado; o de Aguas Frías hacia San Cristóbal, por el otro. Detrás de éste, hay un cerro que no se ve desde la ciudad, llamado El Picacho y apodado por algunos El Picachito–que no hay que confundir con el cerro tutelar del mismo nombre en el noroccidente–; y detrás está uno más alto, que es el Cerro del Astillero, donde nace la quebrada Ana Díaz. Muy cerca tuvo su finca de Aguas Frías el narcotraficante Pablo Escobar, que la utilizó como uno de los refugios o escondites para ocultarse de las autoridades y donde, dicen estas, estuvo a punto de ser capturado “por interceptación triangulada de sus comunicaciones celulares”. Dicen que la casa donde él vivió fue regalada por él al padre Rafael García Herreros.
En el Tobón y en el Astillero nacen dos quebradas o riachuelos, que luego se juntan en uno solo, y son la Romerala (o Romedala) y la Ana Díaz. En el lugar de conjunción estuvo el primer tanque de acueducto de la vereda Corazón, de Belencito, que luego fue demolido y reemplazado por otros dos construidos un poco más abajo.
Aunque la quebrada Ana Díaz es la más larga en su trayecto por el suroccidente de la ciudad, antes de desembocar en la quebrada La Hueso a la altura del Velódromo Municipal Martín Emilio Cochise Rodríguez, los afluentes que le tributan son de corto recorrido: La Romedala, Quebradita, El Zanjón de La América, Betania, Belencito, La Guapante, y Los Sapos.
Según los registros de Internet, “Sólo hay un lugar en el mundo denominado Cerro El Tobón, y es un volcán inactivo de 1800 metros de altura en el municipio de San Pedro Pinula, departamento de Jalapa, en el oriente de Guatemala”.
El Tobón de Medellín, para los registros de Internet, no existe.
En cuanto a Colombia se refiere, el Tobón sólo aparece someramente mencionado en rutas de recorrido reportadas por los practicantes del deporte del senderismo. El Instituto de Deportes y Recreación de Medellín (Inder) programó una actividad que aparece así indicada en el blog La Vitrina Deportiva, bajo el título “Esta será la oferta del Inder de Medellín en Semana Santa”:
“Sábado 8 de abril de 2017: caminata de aproximadamente ocho kilómetros a la Vereda El Patio en San Cristóbal, con salida a las 7:30 am. desde el parque principal de este corregimiento… Domingo 9 de abril de 2017: serán trece kilómetros de recorrido al Cerro Tobón y Piedra Galán del Cerro Corazón, con salida en la terminal de buses Tax Maya San Cristóbal, y llegada al Alto del Corazón en la Comuna 13…”.
Hay en el occidente de la ciudad un promontorio denominado Piedra Galán, que se enfrenta a otro denominado Piedra Galana en el oriente. Son dos lugares que hacen parte de los referentes cosmogónicos de los indígenas, en alineación con la salida y el ocaso del Padre Sol. Piedra Galán queda en vecindades del Cerro Tobón.
Un ciclista de montaña (mountain Bike) que se identifica como Luces5 publicó en Wikiloc.com una fotografía aérea con una banderita verde que señala el cerro El Tobón (el Instituto Agustín Codazzi reporta 2241 metros de altura por geo referenciación de Google Earth) y da algunos datos sobre ese recorrido desde el Centro Comercial Los Molinos por la vereda Aguas Frías del sector de Belén en Medellín:
Cerro Tobón-Aguas Frías
Por su parte el senderista identificado como Amon1504 publica en Wikiloc la reseña de una caminata desde Aguas Frías hasta San Cristóbal, ilustrada con una imagen satelital en la que ha marcado con banderines varios hitos. Llama la atención una explanada que se denomina Mazo-Guarne, nombres que coinciden con una ruta en el otro extremo de la ciudad, la que conduce del corregimiento de Mazo, o Santa Elena, al municipio de Guarne. Este hito occidental es, pues, al igual que El Picacho, un homónimo. En su recorrido el senderista pasó por las veredas La Palma, El Patio, y La Culebra, al occidente de la Comuna de San Javier en Medellín. Dice Amon1504 que:
“Esta es una caminata programada por el Instituto de Deportes y Recreación (Inder) de Medellín. En el punto DI1 debe tomarse un camino apenas visible hacia la izquierda. Nosotros seguimos el camino grande y tuvimos que devolvernos. Transcripción del texto del plegable suministrado por el Inder… `Esta caminata nos lleva por la cuchilla de Montañuela y sus cerros Aguas Frías, Piedra Galán, y El Tobón, ubicados en el suroccidente de Medellín, con alturas entre los 1.900 y 2.600 metros sobre el nivel del mar. El Tobón conserva grandes reductos de bosque nativo premontano, que conforman majestuosas esponjas receptoras de nubes y vientos que distribuyen humedad y aguas a varias microcuencas tributarias del río Medellín, por la ladera oriental del cerro, entre las que están las quebradas La Hueso, Ana Díaz, La Picacha, la Aguas Frías; además de las que tributan por la ladera occidental hacia San Antonio de Prado como la quebrada Astillero que generó el nombre de la reserva objetivo de nuestra observación. El cerro de Aguas Frías, la Piedra Galán de occidente (monumento megalítico que se mira con la Piedra Galana de oriente), y el cerro El Tobón, son otros altares sagrados de los Aburraes para adorar al sol naciente y al poniente. Estos sitios son centro de un universo cuya propiedad hasta no hace mucho estuvo en poder de particulares y ahora la alcaldía de Medellín, Corantioquia, y el Área Metropolitana, han obtenido el dominio territorial para avanzar en la frontera de reservas ambientales. El Astillero, donde nacen varias aguas tributarias de la quebrada Doña María, también está siendo objeto de protección para garantizarnos a las actuales y futuras comunidades una diversidad ambiental. Recorrer estos santuarios de biodiversidad, divisando el valle y valorando la gran variedad de flora y fauna que albergan, es una oportunidad que vale la pena aprovechar, respetando y dejando allí todo lo que existe en esta zona de vida…”.
El senderista Ricardo Mejía hizo el recorrido desde Medellín hasta San Antonio de Prado, con estos puntos de referencia:
“Colegio Padre Manyanet - Cerro de las Tres Cruces - Filo - Las tres cimas de El Tobón - descenso hasta Truchera El Paraíso - Carretera pavimentada hasta San Antonio de Prado. En el descenso se encuentra una pinera muy hermosa”.
Ruta de Aguas Frías a San Cristóbal:
Allí se habla de las tres cimas del Tobón en San Javier, pero no sé si se refiera a las que están constituidas por El Tobón, propiamente dicho; por El Picacho, que está detrás y era apodado de la Virgen por una imagen que había allí hasta que alguno, que no era amante de las vírgenes, resolvió echarla a rodar falda abajo; y por El Astillero, más hacia Belén Aguas Frías; puesto que también puede referirse a las cimas de Aguas Frías, Piedra Galán, y El Tobón propiamente dicho que mencionó Amon1504 en su recorrido. En ese sector, muy cerca de la zona urbana, está el Cerro Corazón, de Belencito; que es otro promontorio orográfico.
En el municipio de Sabaneta, al suroriente de Medellín, por la vía de la quebrada La Doctora, se llega a un parque ecológico o reserva natural de la que hace parte el Alto de San Miguel, donde nace el río Medellín, columna vertebral del Valle de Aburrá. Es la reserva de La Romera, con 240 hectáreas y 2650 metros de altura, y también nace en ella la quebrada La Romera del municipio de Caldas.
En el suroeste del Valle de Aburrá hay otro parque ecológico o reserva natural denominado El Romeral, lugar distinto pero con nombre similar. Tiene éste 5171 hectáreas y 2960 metros en su máxima altura, y de él hacen parte terrenos pertenecientes a los municipios de Caldas, Amagá, La Estrella, Angelópolis, y Heliconia. Hace parte de un área protegida por las autoridades medioambientales, que incluye las cuchillas o filos montañosos de El Romeral, Las Baldías, y Cerro del Padre Amaya. En este sector se ubica el Cerro El Tobón, con los de El Astillero y El Picacho (sur). En El Astillero nace la quebrada Ana Díaz.
Esta área es un lugar preferido por grupos de caminantes o senderistas, pero se les advierte que deben ser cuidadosos porque ya se han presentado percances como el de unas personas que el 8 de febrero de 2017:
“Cuando realizaban una caminata entre Altavista y el corregimiento San Antonio de Prado, cuatro adultos mayores se extraviaron en el cerro Alto de El Tobón, pero luego lograron llegar, a las 7:00 pm. del mismo día, a la estación de Policía de San Cristóbal”.
De haber quedado perdidos en el monte, hubiera sido motivo para poner el Cerro Tobón en el mapa de las noticias periodísticas, como sucedió con una falda de la vereda Normandía en el municipio de El Retiro el domingo 6 de septiembre de 2009, cuando el sacerdote caminante Padre Gustavo “Calixto” Vélez Vásquez, autor de la columna “Tejas Arriba” del periódico El Colombiano, murió al rodar por esa falda mientras practicaba senderismo en solitario, lo que obligó a los senderistas a tomar conciencia de que deben andar en grupos de tres personas para que si alguno se accidenta otro pueda cuidarlo, mientras el tercero va a buscar ayuda de los organismos de socorro.
A muchas personas tengo que agradecer las informaciones sobre estos cerros; algunas de ellas contradictorias, lo que me obligaba a seguir preguntando; y eso me permitió escribir este texto con una mejor idea al respecto. O, no digamos que mejor idea, sino una idea. Antes no la tenía.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
A muchas personas tengo que agradecer las informaciones sobre estos cerros; algunas de ellas contradictorias, lo que me obligaba a seguir preguntando; y eso me permitió escribir este texto con una mejor idea al respecto. O, no digamos que mejor idea, sino una idea. Antes no la tenía.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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