domingo, 15 de julio de 2018

249. Triste domingo (Gloomy sunday), la canción de los suicidas

Para el portal Tango Sur Barcelona.com:

“Milonga le decimos a los clubes de tango, a los salones donde se va a bailar”. 

Es esta otra acepción, una segunda connotación aplicada a la palabra con que se conoce el ritmo rioplatense.

Según definición encontrada en Wikipedia: 

“La milonga es un género musical folclórico rioplatense, típico de Argentina y Uruguay. El género proviene de la cultura gauchesca. Tiene compás binario, pero a menudo con un acompañamiento de guitarra en 6/8. Se presenta en dos modalidades: la milonga campera, pampeana o surera (perteneciente a la llamada música surera o sureña), la cual es la forma original de la milonga; y la milonga ciudadana, forma tardía creada en 1931 por Sebastián Piana con "Milonga sentimental”.

De manera un poco ingenua o pueril, los no conocedores en mi adolescencia llamábamos tango a toda la música argentina que llegaba a nuestros oídos con sonidos de bandoneón o de orquesta típica rioplatense; y allí terminaron enfundándose, entre otros, los ritmos de tango, milonga, candombe, vals, pasodoble, tonada, y fox trot. De este corte es el tema fox trot norteamericano “Encantador de serpientes”, con música de Teddy Powell y letra original en inglés de Leonard Whitcup que fue vertida al español por R. Alonso con arreglos de A. Moreno e interpretada por Roberto “Chato” Flores con acompañamiento de la orquesta de Enrique Rodríguez. Habla de que “Suspiros salen del harén, y hasta las aguas del Ganges van, por la ausencia del sultán…”:

https://www.youtube.com/watch?v=CN2D4gpMA2k


Tengo mis sospechas, no comprobadas, de que el arreglista A. Moreno que aparece en los registros legales puede corresponder a Armando Moreno; no porque necesariamente él lo hubiera hecho, sino porque Enrique Rodríguez se hubiera camuflado en él para no aparecer directamente. De igual manera el letrista R. Alonso puede ser el mismo director de orquesta Enrique Alonso Rodríguez camuflado como Rodríguez Alonso (R. Alonso). Se me ocurre esto, que no pasa de ser simples sospechas, porque no he encontrado ninguna información sobre las personas con estas iniciales ni ninguna otra obra en la que el uno o el otro, o los dos, aparezcan registrados. 

Hay en la música argentina, tanto de letras como de melodías, una temática cultural proveniente de los países de Europa del Centro, del Este, de Asia, lo que no es coincidencia puesto que la cantidad de migrantes de esas regiones es alta, y en especial fue muy importante el aporte de los migrantes de raza y religión judías al tango y otros ritmos del país suramericano del cono sur en la primera mitad del siglo XX.

Dentro de esta temática está, por ejemplo, la balada rusa “Sonia” (La inmensa extensión de las estepas cubierta por la blanca nieve está… Sonia, Sonia, tú del Volga eres bella flor…), con letra y música registradas por el argentino Carlos Cappenberg, pero que no es un tema suyo sino uno al que le hizo arreglos según esta declaración: 

[“Sonia” es una canción rusa que estaba en boga en 1922 y la adquirí en mi primer viaje a Austria, haciéndole el arreglo de la letra al castellano, y se la presenté a José Razzano a quien le gustó. A la noche nos vimos con Carlos Gardel en el Café de los Angelitos, entusiasmándose el Morocho que pocos días después la grabó…].

Sonia” en versión de Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras:
https://www.youtube.com/watch?v=vqMRnr_yTws

Según datos encontrados en Internet, “Nieve” (No cantes, hermano, no cantes, que Moscú está cubierto de nieve…) “es una canción rusa grabada en 1936 por Agustín Magaldi”, pero al parecer esto no es verdad puesto que aunque la temática de la letra sí recrea el recorrido de un ruso enamorado de su Olga que ha sido deportado a Siberia, el autor de la letra es Manuel Ferradés Campos y el de la música el mismo Agustín Magaldi.

Dos canciones de Magaldi hay con el tema del hombre que viajó rumbo a Siberia por los días en que Moscú estaba cubierto de “Nieve”, y tiempo después volvió… “Vuelvo a Moscú” (Rumbo a Moscú voy, hermano, y voy mi Olga a buscar…), que es un tango con letra y música de Agustín Magaldi Jr., su hijo, interpretado por este como continuación de la canción “Nieve” que hizo famosa su padre. Ese es uno.



http://www.hermanotango.com.ar/Letras%20291012/VUELVO%20A%20MOSCU%20canc.htm

Interpretación de Agustín Magaldi Jr. con acompañamiento de las guitarras de Bruzo, Núñez, Pereyra, y Laínez, grabado en el Sello Magenta, 1970:
https://www.facebook.com/592941737412409/videos/1356256371080938/?fallback=1


El otro tema fue compuesto en 1954 por Agustín Magaldi Sr. como continuación de “Nieve”, con letra de su hermanastro Antonio Esteban Tello, tema que Magaldi no grabó en su voz y entre nosotros fue conocido en la voz de Oscar Larroca con acompañamiento de la orquesta de Alfredo de Ángelis. La primera grabación la hizo la orquesta de Alfredo Eusebio Gobbi con la voz del cantor Alfredo del Río, y Oscar se coló en ese coro de Ángelis, Alfredos, Antonios, y Agustines con “Triste destino” (Vuelvo vencido de la trágica Siberia, el alma herida y el corazón errante… Vodka beberé, vodka por favor…):

Triste destino”, en versión de Alfredo del Río con acompañamiento de la orquesta de Alfredo Eusebio Gobbi:

De Magaldi es también la música de “Zulima” (Flor cautiva de un harén que de oriente te trajeron…), una danza cuya letra es de Francisco Pracánico y habla de una mujer árabe, esclava que hacía parte del harén de un sultán que la adquirió “…en un rincón del Mogreb”.  

Triste domingo” (Szomorú Vasárnap, 1933) es una obra musical original de Hungría, con música de Rezsö Seress (nacido en noviembre de 1899 y fallecido en enero de 1968) y letra de Lászlò Javor, que ha sido apodada “el himno húngaro del suicidio” por la cantidad de personas que se quitaron la vida a los acordes de su música y su letra, incluido el compositor Seress que a los 69 años intentó suicidarse en Budapest lanzándose desde un piso alto el 11 de enero de 1968… pero no murió ahí sino que fue hospitalizado y en su cama de enfermo se ahorcó con un alambre. Su esposa Háni Nádier también lo había hecho en 1934 a los acordes de tal música.
  

Grabación original, aproximadamente en el año de 1933, de la canción en la voz del compositor Rezsö Seress acompañándose a sí mismo con el piano. El título original en húngaro es un apocalíptico “Vége a világnak”, que significa “El fin del mundo”:

Es una canción triste, sobra decirlo, y su popularidad inicial en Hungría coincidió con la depresión económica desde los preámbulos de la segunda guerra mundial, a mediados de la década de los años 30, hasta el holocausto judío por parte de los nazis a finales de la misma.  

Szomorú vasárnap”, versión original en húngaro:
(traducción al español)

Es otoño, y las hojas están cayendo. 
El amor ha muerto en la tierra, 
y el viento llora con lágrimas tristes. 
Mi corazón nunca pierde la esperanza de ver una nueva primavera. 
Mis lágrimas, y mis penas, son todas en vano. 
La gente es cruel, codiciosa, malvada, 
y el amor ha muerto. 
El mundo ha llegado a su fin, la esperanza ha dejado de tener un significado, 
los hombres son expulsados de sus ciudades y es la metralla la que hace la música.
Los prados se tiñen de rojo con la sangre humana.
Hay gente muerta en las calles y voy a decir una oración silenciosa:
Las personas son pecadores, Señor, y cometen errores, 
ten piedad, el mundo se acaba.

Como puede verse, en esta letra no se habla de un amor en particular de parte de un hombre hacia la mujer amada, sino del endurecimiento de los corazones de los hombres que han dejado instalar el odio y lo hacen exclamar que “el amor ha muerto sobre la faz de la tierra”.

Szomorú vasárnap”, doblada por la actriz húngara Erika Marozsan en la película “Triste domingo” (dir. Rolf Schübel-1999), pero interpretada en húngaro por la voz en off de la mezosoprano lituana Judita Laitaitè:

En inglés se titula “Gloomy sunday”, que traduce “Domingo sombrío”. La connotación de sombrío va más allá de la connotación de triste, porque lo sombrío raya en la desesperanza. En el idioma original húngaro fue titulada “Vége a világnak”, que significa “El fin del mundo”, un título que, como puede verse, está acorde con la letra original de Javor. 

La versión en idioma diferente al húngaro más antigua parece ser la de Paul Whiteman en inglés:

Versión jazzística de marcha de cortejo fúnebre, en ritmo de blues, al estilo de los desfiles por la calle Bourbon de New Orleans, interpretada por la orquesta de Paul Whiteman con la voz de Johnny Hauser, una de las primeras que se grabó en idioma no húngaro, en el año de 1936:

Hay una versión muy bella en inglés que suena como jazz en la voz de la islandesa Björk; otra en inglés, también muy de mi gusto, interpretada por Ray Charles; y otra que me agrada, interpretada por Billie Holliday. 

Gloomy sunday” (Triste domingo), versión en inglés de la islandesa Björk Guômundsdóttir (Björk), con subtítulos en español:

Gloomy sunday” (Triste domingo), versión en inglés de Ray Charles:

Gloomy sunday” (Triste domingo), versión en inglés de Billie Holliday:

Letra en inglés escrita por Sam Lewis: 

Sunday is gloomy,
My hours are slumberless
Dearest the shadows
I live with are numberless
Little white flowers
Will never awaken you
Not where the black coaches
Sorrow has taken you
Angels have no thoughts
Of ever returning you
Wouldnt they be angry
If I thought of joining you?
Gloomy sunday Gloomy is sunday,
With shadows I spend it all
My heart and i
Have decided to end it all
Soon therell be candles
And prayers that are said I know
But let them not weep
Let them know that Im glad to go
Death is no dream
For in death Im caressin you
With the last breath of my soul
Ill be blessin you
Gloomy sunday
Dreaming, I was only dreaming
I wake and I find you asleep
In the deep of my heart here
Darling I hope
That my dream never haunted you
My heart is tellin you
How much I wanted you
Gloomy sunday

Con la venia de quienes saben inglés, me aventuro a poner una idea del sentido de la versión de Lewis:

El domingo es sombrío, 
y mis horas son oscuras en medio de cien flores blancas. 
No volveremos a despertarte de donde los ángeles negros 
en medio de tu dolor te han llevado sin intenciones de dejarte regresar. 
Triste domingo. Mi corazón y yo hemos decidido acabar con todo. 
Pronto habrá velas y oraciones por mí, 
pero diles que no lloren y hazles saber que estoy contento 
de ir hacia la muerte, que no es un sueño y me tiene sin cuidado. 
Con el último aliento de mi alma enferma, te bendigo. 
Mi corazón que dice ¡Oh, muerte, cuánto te he deseado!

Puede apreciarse que aquí no se habla de ningún amor, sino de la depresión de un hombre tal vez agobiado por la soledad, y por quién sabe qué problemas, que ansía la muerte como una opción liberadora.

Y están estas otras:

Versión de la canadiense Sarah Mc Lachlan:

Versión de la canadiense Loreena Mc Kennitt:

Tal vez la primera versión en español fue en ritmo de vals por parte de Mercedes Simone, con letra de Francisco Gorrindo, que se aparta del original en húngaro; pero la que nosotros más conocemos es la que interpreta Agustín Magaldi con letra atribuida a Gorrindo pero que se aparta, a su vez, de la cantada por Mercedes Simone. Se mencionan también la de Roberto Firpo y la de la Orquesta de Francisco Canaro:

Triste domingo” (Gloomy sunday), letra en versión libre atribuida a Francisco Gorrindo, interpretado por Agustín Magaldi en ritmo de vals:

Triste domingo” (Gloomy sunday), letra libre en español por Francisco Gorrindo con arreglo musical de Julio Rosenberg, interpretado por Mercedes Simone en ritmo de vals, con glosa adicional:

La letra en español no es una traducción del original húngaro, ni de la traducción inglesa que también se aparta de aquella, sino una versión libre. O dos, puesto que de las letras interpretadas por Mercedes Simone y Agustín Magaldi tal vez sólo una sea de Gorrindo y la otra de algún poeta no mencionado. A menos que Gorrindo hubiera hecho no una, sino dos letras de este vals. La versión de Magaldi habla claramente de un hombre que sufrió una decepción o desengaño amoroso y busca la muerte como solución. En igual sentido se pronuncia la letra de Mercedes Simone, así las palabras sean diferentes, de una mujer que espera al que no ha de llegar.

Inspirado en esta canción escribió Nick Barkow la novela “Canción del triste domingo”, que dio pie a la película germano húngara “Gloomy sunday”, dirigida por Ralph Schübel en 1999, con los actores Joaquim Krol, Stefano Dionisi, Ben Becker, y Erika Marazsan, entre otros.


De los aportes de varios amigos, complementados con lo que se encuentra en Internet, resumo esta sinopsis de la película: 

“Domingo sombrío, una canción de amor y muerte” (Gloomy sunday), es un film ambientado en las décadas de 1930 y 1940, contado en dos planos temporales. Comienza en el pasado con László Szabó, un judío dueño de un importante restaurante de Budapest que da trabajo como camarera a la bella joven Ilona Várnai, surgiendo el amor entre ambos; pero, a poco, arriba también al restaurante András Aradi, joven pianista que, por supuesto, se enamora perdidamente de la joven y ésta, muy práctica, decide repartir sus favores entre ambos, cosa que el dueño filosóficamente acepta; pero no así el pianista que escribe entonces la bella canción, Gloomy Sunday. A todas estas, a la bella camarera la ronda también Hans Eberhard Wieck, un militar alemán de las SS que está recogiendo judíos húngaros para los campos de concentración nazis, y la joven accede a tener una noche de amor con el generalote a cambio de respetar la vida de su marido. Pero el general la traiciona e incumple lo pactado y, en una dramática escena, la joven ve como su marido es llevado al camión de prisioneros rumbo a la antesala de las cámaras de gas. Pasan unos años, y la ya no tan joven pero siempre bella mujer, ve con asombro que acompañado de su mujer y sus hijos entra en el restaurante el antiguo general alemán para celebrar su 80º aniversario, convertido ahora en un importante hombre de negocios. Una fotografía en la pared de la antigua camarera y ahora dueña del restaurante le revive los recuerdos, pues esa fotografía se la hizo tomar él la última vez que comió allí. Entramos ahora en el segundo plano temporal de la película, el futuro, en el cual se rememoran en flash backs sucesos del pasado. El exgeneral Wieck pide que le preparen un famoso plato que siempre degustaba en dicho lugar, y que le toquen la canción que allí se oía. La ahora dueña del restaurante, sin perder la compostura, prepara ella misma el plato solicitado, del cual el antiguo verdugo solo alcanza a disfrutar dos bocados antes de desplomarse muerto sobre la carne envenenada”.


ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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Letra en la versión cantada por Agustín Magaldi:

Recitado:

Triste domingo,
triste domingo con cien flores blancas,
murmura el amante,
que vivió esperando,
su cita galante.
Mas, fue vana espera,
soñada quimera.

Cantado:

Triste domingo con cien flores blancas,
te esperé, amada, lleno de emoción.
Mas, a la cita tan sólo el recuerdo
trajo en sus alas la desilusión.

Sin tu cariño, mi pena es la pena;
bebo mi llanto, y no se consuela
mi corazón.

Recitado:

Así al pobre amante dobló el desconsuelo,
y hoy clama a su amada con llanto de duelo,
truncada su suerte en flores de muerte.

Cantado:

Este domingo no faltes, amada.
Con otras flores volveré a esperar,
con muchas flores las manos unidas
sobre mi pecho, y una cruz detrás.

Y si mis ojos muy fijos te miran,
tú nada temas; que mi despedida
te quieren dar.
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Letra en la versión cantada por Mercedes Simone:

¡Triste domingo!
Con cien flores blancas,
y ornado, el altar de mi loca ilusión;
donde mi alma se ha ido a postrar,
mientras mi boca llamándote está.
Mueren mis sueños, opacos de hastío,
cansados de espera y de soledad.
¡Triste domingo!

Tú no comprendes la angustia terrible
de estar esperando, sin verte llegar.
Vuelen tus pasos, que debo marchar.
¿No ves que muero con mi loco afán?
Quiero que seas la blanca y piadosa
mortaja que cubra mi hora final.
¡Triste destino!

(recitado)
Querido, junto a mi ataúd
que circundan muchas flores
aguarda mi confesión un sacerdote
y a él le digo:
“Lo quiero, lo espero.”

(cantado)
No temas nada si encuentras mis ojos
sin vida y abiertos, esperándote.
Tus manos son quien los deban cerrar;
y, acaso entonces, yo habré muerto en paz.

Siento un doblar de campanas
Que, lúgubremente, sus voces
me ordenan marchar.
¡Triste domingo!

Vuele a mi vida tu paso, Querido,
que llega la hora en que debo partir.
Quiero tenerte en mi viaje final,
y algo me dice que no llegarás.

¡Triste domingo! Visítame, amado,
que ahora en mi tumba yo te he de esperar.
¡Te he de esperar!
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