domingo, 11 de noviembre de 2018

257. Malas traducciones cinematográficas ¡de película!

Los italianos tienen un proverbio que devela el incuestionable hecho de que muchos traductores traicionan la idea que el autor quiso expresar al lector en el texto original: “Traduttore, traditore” (El traductor es un traidor). Es un bello juego de palabras que sólo se aprecia en italiano; porque aquello de “Traductor traidor” en español, de “Translator traitor” en inglés, de “Traducteur traître” en francés, o de “Übersetzer verräter” en alemán, no suena igual. Dice lo mismo, pero le falta la música.

Los traductores cinematográficos son muchas veces, a mi modo de ver, muy chapuceros. Diría yo que no solo es importante que el traductor sepa los dos idiomas, sino que es importante que los domine ampliamente con modismos locales incluidos, y que haga su trabajo a conciencia y con dedicación para que no se cuelen chapucerías.

Traducir de un idioma a otro requiere de la capacidad de despojarse de la literalidad, y de captar la idea de lo que se quiere transmitir, apegándose al sentido común. Lo que se traduce son las ideas, lo que el autor quiso decir. Una película he visto con el título “Lead with your heart”, sin traducción al español. Ignoro el porqué, puesto que supongo que es algo así como “Lidera con el corazón”, que no requiere esfuerzos extraordinarios. Pero, pensándolo bien, tal vez tenga el verdadero sentido de “Déjate llevar por el corazón”. Eso se me ocurre sin saber inglés, sin ser traductor, y sin trabajar en ningún departamento hispanoamericano de mercadeo de películas. 


Están pasando por televisión una película cuyo título aparece en inglés, sin traducción. No los culpo. Se trata de “Ass backwards”. El traductor de Google me dio a entender que se trataba de un título que los paisas traduciríamos como de un borrachito que va “De culos para el estanco”; pero se trata de “Echen el culo hacia atrás”, como recomendación para unas candidatas a reinado de belleza que deben desfilar con elegancia. Traducir no es fácil; y hay expresiones, como esta del borrachito, que yo supongo no son fáciles de verter al inglés o a otro idioma.

Vi una TV película titulada “Volver a amar”, y quise enterarme en detalle del reparto actoral que trabaja en ella. Acudí, naturalmente, a mi fuente primaria de información: El Sr. Google. Su respuesta fue desconcertante. Hay cuatro o cinco películas con ese título, y ninguna resultó ser la que yo buscaba. La razón es sencilla: muchas veces los títulos no son traducidos o vertidos literalmente del inglés al español, sino asignaciones a criterio del respectivo traductor que no se toma el trabajo de verificar si ya existen otras películas con ese título. A mi modo de ver, así se trate de reposiciones o remakes de una misma película, como la “Lolita” interpretada por Sue Lion y la “Lolita” interpretada por Dominique Swain, que deberían tener identificaciones para distinguirlas como decir “Lolita I” y “Lolita II”. No solo eso, sino que hay una película con Sandra Bullock en la que trabaja como extra la colombiana Karina Arroyave y se titula en inglés “Crash”. Resulta que ya había otra película con ese mismo título y un argumento diferente. De “Los miserables”, basada en la novela de Víctor Hugo, hay tres películas de 1978, 1998, y 2012. La homonimia se presta a confusión. 

Igual desconcertante cosa pasa con los nombres de las personas en que no solo hay cantidad de José Pérez o de John Smith homónimos por ahí regados, sino que hay una familia mexicana con tres generaciones de compositores de nombre Ernesto Cortázar consistentes en hijo, padre, y abuelo, que aparecen en los créditos con ese nombre sin segundos apellidos y sin distinción de a cuál de los tres se refiere la respectiva nota periodística. No debería ser así. Tuve que hacer malabares para dilucidar que el abuelo era de segundo apellido Hernández, el hijo de segundo apellido Ducker, y el nieto de segundo apellido Corpizo. En mis anotaciones yo los identifico como Ernesto Cortázar I, Ernesto Cortázar II, y Ernesto Cortázar III. Eso hago yo, pero los colaboradores del Sr. Google no son tan cuidadosos y simplemente escriben Ernesto Cortázar, tratándose de cualquiera de los tres.

Alguna vez me referí a las curiosas titulaciones de las TV películas en español, con respecto a los títulos originales en inglés. Tal es el caso de “Crash”, lo que significa “Explosión” o “Alto impacto” o “Colisión”, que fue traducida como ¡“Vidas cruzadas”! El título coincide con lo que se ve en pantalla, no lo niego, pero no hay consistencia entre la expresión inglesa y la expresión hispana. 

Como no la hay en el título de la película “Shanghai calling” que obviamente fue traducido como “La llamada de Shanghai”. Pensaría uno que se trata de alguien que está esperando una llamada telefónica que van a hacerle desde esa ciudad china pero resulta que no, no se trata de eso, la verdadera traducción debería ser “El llamado de Shanghai”. El mismo error lo cometieron algunos traductores de la novela de Jack London con el equivocado título “La llamada de la selva” en vez del más apropiado “El llamado de la selva”.

Acertada me parece la decisión de la directora Lynn Sheldon de escoger para su película el título de “Laggies” simplemente por el hecho de ser esta una palabra poco común que traduce algo así como “Quedadas” o “Inmaduras”. “Retrasadas” podría ser, si esta palabra no se usara frecuentemente con el sentido de retraso mental, que no es el caso de las protagonistas Keira Knightley y Chloe Grace Moretz. En esta película Sam Rockwell, el actor que hace las veces de abogado, dice en la voz que lo dobló al español que “Ahora estoy solo”, cuando en los subtítulos dice “Ahora estás sola”. Algo va de Adán a Eva, como también algo va de Dios al Diablo y uno escucha en esta película la voz traduciendo el “Oh, my God” como “¡Oh, mi Dios!” mientras en los subtítulos dice “¡Diablos!”. Claro que en este caso no cambia el sentido de lo que se quiso decir porque las dos exclamaciones son equivalentes.

Uno solía ver en televisión películas que estaban dobladas por voces en español, en unos casos; o con subtítulos en español, en otros; pero, de un tiempo a esta parte, algunos canales han estado pasando películas dobladas y al mismo tiempo subtituladas en español, con unas observaciones muy curiosas: 

Hay casos en que la voz dice “no”, cuando el subtítulo dice “”. Ignoro lo que dice la voz original en inglés pero eso, como se sabe, es una contradicción. En la película “Secretos de alcoba”, cuyo título daría a entender que se trata de una película pornográfica o, por lo menos, cargada de infidelidades por encima de las sábanas, el título resulta no corresponder con el contenido. En inglés se titula, más apropiadamente, “Mary and Bruce” y está protagonizada por la pelirroja Julianne Moore y el cara de buena persona de Matthew Broderick. Para mi gusto es una película anodina, con la excepción de presentar un cuadro costumbrista de lo que es una fiesta plagada de conversaciones insulsas. Llama mi atención que cuando los actores de doblaje al español están hablando de “camarones con habas” los subtítulos hablen de “pulpo con arroz”, y están hablando del mismo plato. Y en la película “Su mejor historia” las voces de doblaje tutean, mientras que los subtítulos ustedean o aplican el tratamiento de usted. Naturalmente, hay diferencia “en el sabor”.

Frecuentemente en otras películas se les oye decir “gris” cuando los subtítulos hablan de “marrón”, o se oye decir “quinientos dólares” cuando en los subtítulos se lee “cinco mil…”. 

En la película “Confesiones de una novia joven”, protagonizada por Shannon Elizabeth la voz de doblaje dice que han fijado la fecha de la boda “para el 7 de junio” mientras el letrero de los subtítulos dice que “para el 15 de junio” e ignoro de donde salió esa semana de diferencia. En otra parte la voz dice “Tú probaste esto”, mientras los letreros dicen “Tú no has probado esto”, y así por el estilo. 

En la película “Perfecto asesino”, con Jean Reno y Natalie Portman el escuadrón antidrogas allana un apartamento y sus hombres encapuchados están armados hasta los dientes con el dedo puesto en el gatillo del fusil. El protagonista acorralado acciona su revólver, y el primero de los hombres de asalto cae al piso en medio de un reguero de sangre. Evidentemente, está muerto. El segundo hombre se acerca y acciona el intercomunicador para decirle al jefe que su compañero está muerto. De eso no hay duda, y así lo dice el letrero de los subtítulos, pero la voz de doblaje pide una ambulancia porque tienen un hombre ¡herido! Si al traductor de doblaje le parece que ese hombre está herido, entonces este traductor, como traductor, está… muerto.


Tengo mis sospechas de que si pudiera escucharse la frase original en inglés aparecería una tercera versión de dicha frase con un sentido contrapuesto al de las otras dos.

Vi un episodio de la TV serie “Bones” en el que, para esta ocasión, aparece en un papel incidental de sospechosa la actriz Demi Moore. Un joven detective del Departamento de Investigación de la Policía quiere hacer una prueba simulada de explosión de laboratorio a un muñeco cubierto de carne animal, para ver cómo se comporta. Introduce un explosivo en la boca del muñeco, y la voz ordena “¡Prendaaaan mechaaaa!”, mientras el subtítulo dice “¡Ataquen los huesos!”. Digamos que allí está implícita la idea original pero, ¿Cuál será la frase en inglés que la originó? 

En la comedia “Hazme reír”, con Adam Sandler, un interlocutor le pregunta de viva voz que si quiere “hielo”, mientras el subtítulo pregunta que si quiere “sorbete”, y evidentemente se trata de una mala traducción para la palabra refresco helado, cualquiera que ella sea la original en inglés. 

En “Las seis exesposas de Henry Lefay” no parece haber un error de traducción sino uno de dislexia de lectura, cuando la voz del empresario de pompas fúnebres habla de una ceremonia “prebisteriana”, mientras en el subtítulo dice “presbiteriana”. Los pastores “prebisterianos” debieron quedarse de una pieza al oír tal cosa; pero el reverendo de la comedia “Mal comportamiento” sólo sonrió cuando en los subtítulos apareció una dama hablando del “brazo protésico” de un feligrés, mientras la voz de doblaje decía “brazo prostético”, cualquier cosa que para los traductores cinematográficos signifique tal cosa.

En la comedia “La familia de mi novia”, con Robert de Niro y Ben Stiller el novio le entrega a la novia lo que a las claras se ve que es una sortija pero él le dice que es un “círculo de amor” mientras sus suegros lo espían desde el otro cuarto y de Niro dice que “la idea del círculo” es suya. Entonces caigo en la cuenta de que la palabra círculo está siendo empleada en vez de anillo, argolla, o alianza de bodas para traducir “ring”. Eso, como lo sabe cualquier traductor, es una traducción muy descuidada.

Conocido es el proverbio chino de que una imagen vale más que mil palabras, lo que lleva al escritor profesor de literatura, y a la pintora profesora de arte de una escuela, a confrontar sus respectivos campos en una película cuyo título traducido al español debería ser “Imágenes vs. Palabras”. Debería ser, pero no fue. A los traductores de mercadeo se les ocurrió traducir “Pictures and words” como “Palabras y colores”, y con esto se pierde la idea del proverbio chino como leit motiv de la película.

El diario Clarín de Argentina publicó un artículo haciendo referencia a la página web Buzzfeed.com que publicó un ranking con los 30 títulos de película que en su concepto habían sido peor traducidos al español, y hace referencia al hecho de que muchas veces los traductores no son profesionales sino algún hombre del departamento de mercadeo de la empresa distribuidora. No les voy a relacionar esos 30 títulos, pero baste saber que la película “Qué pasó ayer” tiene como título original en inglés “Hangover”, y esta palabra significa guayabo, resaca, cruda, ratón, o mareo como consecuencia de haber bebido licor el día anterior.


En cuanto a libros, un artículo habla de que los traductores alemanes se consideran bien pagados:

(Por María López Medel)

“En Alemania saben que los lectores agradecen las traducciones de calidad y, por lo tanto, la profesionalidad del traductor. Una nota publicada por El País Digital informa que los editores alemanes y el sindicato de servicios públicos llegaron a un acuerdo para renovar y uniformizar las tarifas de traducción. El acuerdo, anunciado por la Asociación de Libreros Alemanes, aún deberá ser aprobado por un congreso de traductores el mes de septiembre… ¿Las novedades? Una remuneración básica por página traducida no inferior a 10 euros y que deberá rodear los 17 euros (tapa dura) o los 13 euros (rústica). Para traducciones más elaboradas, se podrá tarificar por encima de los 20 euros. Además, los traductores tendrán derecho a un porcentaje de la facturación (entre 0,25 y 1 por ciento) a partir de una circulación de 5.000 ejemplares y un 0,75 por ciento de las licencias vendidas. Menudo cambio que habrá que negociar con los editores… La destacable iniciativa apunta hacia una profesionalización del sector, además de que pone en evidencia la coordinación y organización entre los distintos gremios editoriales alemanes. Libreros, editores, traductores y un sindicato general de trabajadores han gestado unos cambios que, sin duda, beneficiarán la calidad del producto final: el libro”.

En cuanto a los traductores españoles sucede justamente lo contrario, pues se consideran mal pagados y sus tarifas están estancadas desde hace quince años:


Los traductores profesionales han dado lugar a una profesión especializada que se denomina “Traductología”, porque consideran que eso de traducir no debe dejarse a la improvisación de algún auxiliar o asistente de mercadeo.

Muchos textos se han escrito sobre la complejidad de verter una obra de literatura de un idioma a otro, pero me he encontrado con uno de la revista Arcadia que habla del tema con propiedad:

https://www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/elogio-una-traicion/36304 

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)




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