1- TRES DE FEBRERO DE 1813
El
Tres de Febrero es fecha importante para la historia de la Independencia de
Argentina, porque en el año de 1813 el general José de San Martín derrotó a las
fuerzas realistas en el lugar llamado San Lorenzo de la actual Provincia de
Santa Fe, lo que da nombre a lo que se conoce como “Combate de San Lorenzo”. Hay un equipo de fútbol llamado San
Lorenzo en el barrio de Almagro en Buenos Aires, que recuerda al santo mártir hispano
que murió en la hoguera el 10 de agosto del año 258; y hay un parque en la
ciudad de Buenos Aires que lleva el nombre de Tres de Febrero, pero no en
recuerdo del triunfo patriota de San Martín en esa batalla, sino por otra razón
que tiene que ver con una derrota.
2-
TRES DE FEBRERO DE 1852
Giovanni
Domenico de Vargas, nacido en 1560 en Palermo (Italia), emigró a la Argentina y
allí castellanizó su nombre adoptando el de Juan Domingo Palermo, cuyo apellido
da nombre a una localidad de la capital argentina en donde adquirió extensos
terrenos denominados Bosques de Palermo, que luego fueron adquiridos por el
general Juan Manuel de Rosas (1793-1877) para levantar una propiedad imponente
con lago y arboledas y jardines rodeando la casona principal. El Tres de
Febrero de 1852 el general Rosas fue derrotado por las fuerzas opositoras, y
esa propiedad fue expropiada y convertida en el parque Tres de Febrero, para
que no se olvidara la fecha en que los opositores derrotaron a Rosas. Ya en
época del general Rosas fueron sembrados amplios rosales con unos 15.000
arbustos de unas 1.200 variedades, y sus senderos eran lugar preferido por los
visitantes, con bancas para sentarse a leer o meditar, y los amantes reunirse a
conversar. El sendero, sembrado de rosas, fue nombrado o apodado El Rosedal, o
también La Rosaleda.
3-
“MELANCOLÍA”, DE JOSÉ MÁRMOL,
1851
Al
reconocido poeta argentino –uruguayo argentino, a decir verdad, por su ascendencia
materna– José Mármol (José Pedro Crisólogo Mármol Zavaleta, nacido en Buenos
Aires en diciembre 2 de 1817 y fallecido allí en agosto 12 de 1871), no hay que
confundirlo con el poeta dominicano José Antonio Mármol Peña, nacido en 1960 en
República Dominicana. Mármol Zavaleta fue político opositor del general Juan
Manuel de Rosas, cuyo nombre es importante para la historia del tango al que
nos vamos a referir.
Mármol
escribió para su libro de poemas “Armonías”
el poema titulado “Melancolía”, que
después de sortear muchas dificultades logré hallar transcrito en el blog de la
argentina Ana Turón.
La
señora Turón es una estudiosa gardeliana argentina que tiene una nutrida
biblioteca sobre el Zorzal Criollo, y documentos, y fotografías, y grabaciones,
que han convertido su casa en un museo. Tiene un blog titulado “Museo Virtual del Libro `Gardel y su tiempo´”.
En ese blog está el artículo “José Mármol
en el repertorio de Gardel”, y en ese artículo está el poema que Mármol
inicialmente tituló como “Melancolía”
y a mediados del siglo XIX (año 1851 en Montevideo y 1854 en Buenos Aires)
publicó en su libro “Armonías”. Ese
poema, con el título de “Brisas”,
aparece en el libro o cancionero “La
guitarra popular” en la sección “Literatura
Argentina –Páginas Selectas–” con el nombre de José Mármol como autor.
https://ana-turon.blogspot.com/2022/03/jose-marmol-en-el-repertorio-de-gardel.html
Extraigo
del blog de la Sra. Turón el texto del poema de José Mármol que es largo, pero
considero pertinente incluir en esta recopilación de datos porque permite
comparar con las letras del tango que se dio a conocer posteriormente con
música de los hermanos Canaro y letra de Juan Andrés Caruso:
[A continuación, la poesía tal como fue publicada en
1851. Es importante señalar que en aquel entonces las reglas de la Real
Academia Española no regían para América y muy lejos estaba la creación de la
Academia Argentina de Letras, por cuanto lo que hoy consideramos “faltas de
ortografía” no lo eran en aquella época:
Llevad en vuestras álas
¡O brisas de la tarde!
los huérfanos suspiros
de mi secreto amor;
amor sin esperanza,
pero de que hace alarde
mi corazón que sufre
su celestial ardor.
Llevadlos, y piadosas
cuando toqueis la frente
de un ánjel que ha bajado
con formas de mujer,
sobre sus blancas sienes
dejadlos dulcemente
cual la única corona
que puédole ofrecer.
Suspiros son que nacen
del seno diamantino
donde se guarda en mi alma
la sensibilidad:
único bien que nunca
me arrebató el destino,
fuente serena y pura
de mi infelicidad.
Mi amor no es un delirio
de ardiente fantasía;
mi amor está en el alma
con lágrimas y fé:
placer que se confunde
con la melancolía,
corona de jazmines
con hojas de ciprés.
La veo en las estrellas,
la veo en la alborada,
en las nocturnas sombras,
en el radiante Sol;
dó quiera van los ojos
de mi alma enamorada,
del Sol de mis amores
encuentro un arrebol.
Las flores me deleitan:
su aroma y sus colores
son hoy para mi vida
supremo talismán.
¡Ay, triste del que ignora
la majia que las flores
contienen para el alma
que acongojada está!
Mas, ¡ay! que las estrellas,
las flores y la aurora,
mezclado á mis amores,
contemplan mi dolor,
pero si la imájen suya
mi corazon adora,
mi corazon la baña
con lágrimas de amor!
Amor sin esperanza
que en mi alma se alimenta
del fuego solamente
que en mis entrañas hay:
ningun benigno soplo
mi corazon alienta;
no hay pecho que recoja
de mi infortunio el ¡ay!
La adoro y no lo sabe;
la adoro, y su pupila
sobre mi triste noche
no vierte claridad.
La adoro, y mientras goza
felicidad tranquila,
de mi alma se apodera
la vivida ansiedad.
Llevad en vuestras álas
¡O brisa pasajera!
mis huérfanos suspiros
a mi adorado bien:
no le digáis que la amo,
pero dejad, siquiera,
mis huérfanos suspiros
sobre su blanca sien.
Que ignore mis amores;
yo la amo demasiado
para ofrecerla el pobre
tributo de mi amor;
si hubiera con mis manos
el Universo creado,
la diera de rodillas
mi célico esplendor.
Pero ¡ay! ¿qué puede darla
su trovador errante,
si no tiene en el mundo
más bien que su laud?
¿Qué flor encontraría
para su seno amante,
que digna le pagase
su amor y su virtud?
Alma del alma mía,
mi corazón te adora;
adora hasta la brisa
que se perfuma en tí;
pero jamás mi lengua
te contará traidora
lo que el destino quiere
que se reserve en mí.
Tan jóven y dichosa,
tan adorada y bella,
tan llena de esperanzas,
de porvenir y amor.
¿Qué hay de comun entonces,
entre mi ingrata estrella
y el astro que abrillanta
tu vida de esplendor?
Mas ¡ay! la vida toda
del pobre peregrino,
consagración eterna
de tu beldad será;
y, al terminar un dia
mi terrenal camino,
sobre el eterno Cielo
mi amor te esperará!
Llevad en vuestras álas
¡O brisa pasajera!
mis huérfanos suspiros
a mi adorado bien.
No le digais que la amo;
pero dejad siquiera
mis huérfanos suspiros
sobre su blanca sien]
4-
LA BRISA DE ARTURO MATHON 1905-1908
“La brisa” de Arturo Mathon no fue una
brisa sino un “A ella” porque le puso
música al poema de Mármol y le cambió el título. Entre 1905 y 1908 el cantante
argentino Arturo Mathon (21 mayo 1887 - 5 marzo 1933) grabó en Estados Unidos
para la casa grabadora Columbia Monograph Co. Inc. varios discos entre los que
estaban los títulos El cachafaz, El
guapo, Las golondrinas, Ay de mí, Dios los cría, Muerte de Santos Vega, A la
memoria de Jorge Newbery, Borrascas del corazón; y, entre ellos, estaba este
tema “A ella” al que nos referimos.
No encontré su grabación, ni otra de Gardel y Razzano, pero sí otra de Gardel
como solista con guitarras que llevó el título de “Brisas de la tarde”. La letra y la música al parecer son las mismas
de Arturo Mathon sobre el poema “Melancolía”
de José Mármol.
Hago
notar que el poema de Mármol no habla de rosas, ni de rosedales, ni de
rosaledas, sino de brisas de la tarde y de brisas pasajeras.
No
conozco la grabación con la letra y la música de la canción “A ella” cantada por Mathon (se pronuncia
Máton), pero como dije es posible que sea la misma que grabó Carlos Gardel con
el título “Brisas de la tarde”.
5-
LA BRISA DE CARLOS GARDEL EN 1912
En
1912 el Sr. Giuseppe Tagini obtuvo de la casa grabadora Columbia, de
Washington, licencia de distribución para el mercado argentino, y realizó
grabaciones en Buenos Aires que luego fueron prensadas en los Estados Unidos.
Algunos
escriben erradamente el apellido de don Giuseppe como Taggini, lo que es
comprensible porque en italiano la palabra “taggini”
significa “marcaciones o etiquetas”,
y eso puede aplicarse a un prensador de discos. En este texto acudiré
exclusivamente a la grafía Tagini tanto para el apellido del propietario como para
el nombre comercial de la Casa Tagini, de su propiedad; y prescindiré de tildes
en las marcas Victor y Odeon.
El
13 de agosto de 1912 grabó Gardel para el sello Columbia de Buenos Aires el
tema “Brisas de la tarde”, que era
una adaptación del tema “A ella”,
grabado por Mathon con letra de Mármol. El disco de Gardel tenía el nro. 56759-1
(T-638), pero en la letra y en la música apenas se reconoce levemente una
similitud con el tema “La brisa”
grabado muchos años más tarde por el mismo Gardel, por Charlo, por Ignacio
Corsini, por Rosita Quiroga, por Carlos Dante, o por Andrés Falgás. La
transcripción de la letra cantada por Gardel en esta grabación está
distorsionada por la deficiente audición, producto de las primigenias técnicas
de grabación, pero se reconoce en ella el poema de Mármol.
https://www.youtube.com/watch?v=VOC8AUzL8QY
[Llevad en
vuestras alas, ¡oh brisas pasajeras!,
los huérfanos
suspiros de mi secreto amor;
amor sin
esperanzas, pero del que hace alarde
mi corazón que
sufre su red de escalador.
Llevadlos, sí,
piadosas con besos en la frente,
a una
orquestada fama con forma de mujer,
sobre sus
blancas sienes dejadlos dulcemente,
cual única
corona que puedo yo ofrecer.
Tu giro es el
que nace del seno diamantino
donde se guarde
en mi alma la sensibilidad,
único bien que
nunca me arrebató el destino,
con la serena y
pura de mi felicidad.
Mi amor es un
delirio de ardiente fantasía,
mi amor está en
el alma con lágrimas de fe,
amor que se
confunde con la melancolía,
corona de
jazmines con hojas de ciprés.
La veo en las
estrellas, la veo en la morada,
en la nocturna
sombra, y en el ardiente sol,
do quiera van
las sombras de viento enamoradas,
el sol de mis
amores encuentre un arrebol.
Llevadlos, sí,
piadosas con besos en la frente,
a una
orquestada fama con forma de mujer,
sobre sus
blancas sienes dejadlos dulcemente,
cual única
corona que puedo yo ofrecer.
Mi amor es un
delirio de ardiente fantasía,
mi amor está en
el alma con lágrimas de fe,
amor que se
confunde con la melancolía,
corona de
jazmines con hojas de ciprés.
Llevad en
vuestras alas, ¡oh brisas pasajeras!,
los huérfanos
suspiros a mi adorado bien;
no le digáis
que la amo, pero dejad siquiera
los huérfanos
suspiros sobre su blanca piel.
Llevad en
vuestras alas, ¡oh brisas pasajeras!,
los huérfanos
suspiros a mi adorado bien;
no le digáis
que la amo, pero dejad siquiera
los huérfanos
suspiros sobre su blanca piel.
(Sello Columbia
Intérprete: Carlos Gardel
Grabación: 13 de agosto de 1912
Letra: José Mármol
Música: Arturo A. Mathon)
La
grabación en ritmo de vals y a manera de coplas, si bien es del sello Columbia,
fue realizada en Buenos Aires por la Casa Tagini.
Portal Billiken.Lat, 27 junio 2022, por Melina
Sutera:
https://billiken.lat/interesante/casa-tagini-el-lugar-donde-carlos-gardel-grabo-su-primer-disco/
[Casa Tagini
fue el primer comercio de venta de discos y máquinas fonográficas de la zona.
Este emblemático espacio estaba ubicado sobre Avenida de Mayo #601, a metros de
la Plaza… En 1910, Giuseppe Tagini –el dueño– consiguió una licencia de la Casa
Columbia de Estados Unidos, que permitió que en su local se pudieran grabar
canciones bajo el mismo sello… Dos años más tarde, sería en este lugar donde
Carlos Gardel grabaría su primer disco. Según información que proporciona el
museo del cantante y compositor, este firmó contrato el 2 de abril de 1912 para
grabar siete discos dobles… Una vez terminadas las grabaciones, las matrices
fueron llevadas a Norteamérica, donde terminaron de confeccionarse los discos
que salieron a la venta en Argentina. El repertorio de estos ejemplares
correspondía al estilo criollo]
Obsérvese
esta última aclaración que es pertinente para lo de las primeras grabaciones de
Gardel y para el tema grabado por Mathon, puesto que el denominado tango
canción apenas tuvo su origen en 1917 con la grabación de “Mi noche triste” por parte de Carlos Gardel. Las grabaciones
anteriores “correspondían al estilo
criollo”.
El
coleccionista e historiador musical Gustavo Escobar Vélez aporta que:
[Encontré en un
documento de Luciano Londoño López titulado “Carlos Gardel compositor” lo
siguiente: La habanera “Brisas de la tarde” fue cantada por Arturo Mathon con
el título de “A ella”, y Juan Canaro la tomó para su tango “La Brisa” –en cuya
autoría participó luego su hermano Francisco–, con la aclaración en la
partitura de que “El trío es inspirado en un motivo popular”… En el catálogo
Gardeliano aparece acreditado a José Mármol y a Gardel-Razzano… Orlando del
Greco en su obra “Carlos Gardel y los autores de sus canciones” incluye la
biografía de Mármol, y le acredita “Brisas de la tarde”, pero en el documento
de Londoño no aparece mencionado Mármol]
Esta
grabación de Gardel de 1913 en la casa Columbia de Buenos Aires no tuvo buena
acogida por el público, y arrumada en el piso desapareció en los trasteos de la
casa Tagini, según cita el periodista Carlos José Fakih en su artículo “Misteriosas criaturas esfumadas” que
publicó en el portal Página 12:
[…Sin embargo,
el mayor coleccionista de discos gardelianos en la Argentina, Enrique Ruiz
Daudet, ya fallecido, afirmaba en mayo de 1952 en la revista Discomanía que
Gardel había registrado muchos más… y hacía alusión a la escasa venta de esas
grabaciones a tal punto que años más tarde, al cerrar sus puertas
definitivamente la casa Tagini, encargada de la distribución de esos discos,
las comentadas placas se encontraban apiladas en gran cantidad y en completo
estado de abandono…]
6-
LA BRISA DE CARLOS GARDEL EN 1922
Antes
de seguir adelante hago la aclaración de que debido a los mestizajes en la
afrodescendencia argentina podemos puntualizar o distinguir entre un “negro” de clara procedencia africana en
sus facciones; y un “moreno”, de piel
oscura pero matizado de fisonomía blanca. Un ejemplo de los primeros serían el
guitarrista Enrique Maciel y el bandoneonista Joaquín Mauricio Mora Durante,
mientras que un ejemplo de los segundos sería el guitarrista gardeliano José
Ricardo que era apodado “El negro”,
siendo un mestizo de piel morena. En realidad, todos ellos fueron apodados “El negro” en algún momento de sus vidas.
Los
hermanos Juan y Francisco Canaro compusieron una melodía tanguera “para piano y canto” titulada “La brisa” e inspirada en el Rosedal o
Rosaleda del parque Tres de Febrero (Bosques de Palermo) que era sendero
peatonal para poetas y amantes; y Juan Andrés Caruso le puso una letra registrada
en 1912 en el sello Columbia por Carlos Gardel a dúo con José Razzano con el
título de “Brisas de la tarde”,
título de acuerdo con la letra puesta por Caruso, que difiere totalmente del
poema de Mármol. La autoría de la letra es, entonces, indiscutiblemente de Juan
Andrés Caruso. Este tema también fue grabado poco después por Rosita Quiroga (Rosita
Quiroga Rodríguez de Capiello) para la Victor Talking Machine Company.
Esa
grabación de Gardel para Columbia de Tagini no se comercializó, y luego en el
año de 1922 Gardel volvió a grabarla en el sello Nacional-Odeon de Glücksmann como
solista, con acompañamiento de las guitarras de José “El negro” Ricardo, y de Guillermo Desiderio Barbieri. Para ese
momento, el sello Nacional-Odeon era una concesión de la casa alemana International
Talking Machine Company, creadora de la marca "Odeon" en 1904, cuya exclusividad para la Argentina tenía el
empresario Max Glücksmann. Podemos ver que la letra y la música de “Brisas de la tarde” cantada por Gardel
en 1913 con letra y música similares a las de Mathon, son diferentes de las de la
posterior grabación en el año de 1922. En esta última la música es aportada por
los hermanos Juan y Francisco Canaro, y la letra es de Juan Andrés Caruso.
https://www.youtube.com/watch?v=2EABPwDiRQY
[…Lo cierto es
que Gardel también la grabó, pero al advertirse la violación del contrato se
impartió la orden de no distribuir ese disco y destruir las copias existentes…]
Hay,
pues, grabaciones que desaparecieron por deterioro de almacenamiento o por
destrucción ordenada por las mismas casas grabadoras que no querían romper
pactos y contratos de respeto y exclusividad efectuados entre ellas mismas para
que “entre bomberos, no nos pisemos las
mangueras”, como suele decirse; y no sería raro que lo mismo ocurriera con
la grabación de Quiroga porque no la encuentro en Internet, ni encuentro
referencias a ella en los catálogos discográficos de la artista, aparte la
mención que hace el Sr. Fakih en el portal de Página 12.
Sobre
“La brisa” grabada por Gardel para
Discos Columbia de Tagini, dice el portal Página 12.com que:
[…Recién en la tercera
entrega de grabaciones aparece Gardel como solista sin su compañero Razzano. “El
pangaré”, de Alcides de María, es la pieza elegida por el cantor para iniciar
aquella serie de grabaciones que se extendería durante dieciséis años. A ese
tema se le acopla “Brisas”…]
Aclaro
que “pangaré” es una variedad racial
equina, y encontramos, entonces, dos grabaciones y dos títulos para el mismo tema
de las brisas. Una de Gardel con la misma letra de José Mármol cantada por
Arturo Mathon; y otra de Gardel con la letra de Caruso y con música de Juan y
Francisco Canaro, que habla de que “Era
una tarde y corría la brisa muy cálida y suave por la rosaleda…”.
La
primera grabación de Gardel tenía el número de registro 18054B del sello Columbia
de Tagini; mientras que la segunda tenía el número de registro 19015 A del
sello Odeon de Glücksmann.
“Era una tarde y
corría la brisa
muy cálida y
suave por la rosaleda.
Cerca del lago,
leyendo poesías,
estabas oculta
entre la arboleda.
Turbé el
silencio, con mis pisadas;
hubo un suspiro,
y dos miradas.
Era una tarde,
corría una brisa
muy cálida y
suave por el rosedal.
Y nos volvimos
a ver
en aquel mismo
lugar,
y grabado en un
rosal
quedó un nombre
de mujer
como recuerdo
imborrable
de horas
vividas, y de una ilusión;
mientras la
tarde moría,
y el sol nos
enviaba
un beso de amor.
Y así una
triste tarde
al banco lo
avizoro,
estabas tú
sentada
siempre
esperándome.
He vuelto
muchas veces
teniendo la
esperanza
de ver si te
veía;
mas, nunca te
encontré.
Qué lindo
hubiera sido
vivir nuestros
amores,
vivirlos, siempre
ocultos
allá en aquel
lugar.
Hoy ya, pa' que
le cante,
sólo queda el
recuerdo
de un amor
muerto
en nuestro
rosedal.
Allá en el
banco
en que nos
conocimos
voy todas las
tardes
y, cuando no
llegues,
en el silencio
de la rosaleda
mi alma de frío
y de amor se
estremece.
Hay un recuerdo
en esa calma,
y por eso sufre
tanto mi alma;
allá en el
banco
en que nos
conocimos,
voy todas las
tardes
en el rosedal.
Y nos volvimos
a ver
en aquel mismo
lugar,
y grabado en un
rosal
está un nombre
de mujer
como recuerdo
imborrable
de horas
vividas, y de una ilusión,
mientras la
tarde moría,
y el sol nos
enviaba
un beso de amor.
Y así una
triste tarde
al banco lo
avizoro,
y estabas tú
sentada
siempre
esperándome.
He vuelto
muchas veces,
teniendo la
esperanza
de ver si te
veía…
mas, nunca te
encontré”.
En
mi humilde ignorancia, me parece que en esta letra hay dos estilos, dos
autores. El primero es poético, cuidadoso de la métrica y de la rima. Pero el
segundo, que comienza con la estrofa “Hoy
ya, pa' que le cante, / sólo queda el recuerdo / de un amor muerto / en nuestro
rosedal”, pareciera haber sido escrito y adicionado por otra persona para
que lo cantara Gardel. La verdad sobre el asunto, no sabría decirla, pero es
esa mi impresión.
7-
LA BRISA DE IGNACIO CORSINI EN 1921
Ignacio
Corsini grabó para el sello Odeon en 1921, con acompañamiento de guitarras, su
versión de “La brisa”:
https://www.youtube.com/watch?v=T35LxSo6E1k
“Era una tarde,
y corría una brisa
muy cálida y
suave por la rosaleda.
Cerca del lago,
leyendo poesías,
estabas oculta
entre la arboleda.
Turbé el
silencio con mis pisadas,
hubo un suspiro
y dos miradas.
Era una tarde,
corría una brisa
muy cálida y
suave, por el rosedal.
No nos volvimos
a ver
en aquel mismo
lugar,
y grabado en un
rosal
quedó un nombre
de mujer
como un
recuerdo imborrable
de horas
vividas con tu ilusión;
mientras la
tarde moría,
y el sol nos
enviaba
un beso de
amor.
Pero una triste
tarde
el banco vi muy
solo;
no estabas tú
sentada
allí,
esperándome.
He vuelto muchas
veces,
teniendo la
esperanza
de ver si te
veía;
mas, nunca te
encontré.
Qué lindo
hubiera sido
seguir nuestros
amores,
vivirlos
siempre ocultos
allá en aquel
lugar.
Ya, roto aquel
encanto,
solo queda el
recuerdo,
y llorar el
amor muerto
en nuestro
rosedal.
Allá a aquel
banco,
en que nos
conocimos,
voy todas las
tardes;
y, cuando
anochece,
en el silencio
de la rosaleda
mi alma de frío
y amor
se estremece.
Hay un recuerdo
en esta calma,
y por eso sufre
tanto mi alma.
Allá a ese banco,
en que nos conocimos,
voy todas las
tardes en el rosedal.
No nos volvimos
a ver
en aquel mismo
lugar,
solamente está
el rosal
con tu nombre
de mujer,
como un
recuerdo vivido
en las dulces
horas
de tierna
ilusión,
de aquella
tarde de idilio
en que nos
juramos
un eterno amor.
Qué lindo
hubiera sido
seguir nuestros
amores,
vivirlos
siempre ocultos
allá en aquel
lugar.
Ya, roto aquel
encanto,
hoy solo hay un
recuerdo;
y llorar el
amor muerto
de nuestro
rosedal”.
Encuentro
como curiosidad que en la letra cantada por Gardel hay un verso que dice “Y nos volvimos a ver en aquel mismo lugar”,
mientras que en la versión de Ignacio Corsini canta “No nos volvimos a ver en aquel mismo lugar”. Son distintos los
versos, pero los dos encajan en el contexto de la letra.
Gustavo
Escobar tiene en su poder el libro biográfico “Ignacio Corsini, mi padre”, sobre el cantor italoargentino Andrea
Ignacio Corsini Salomone, escrito por su hijo el médico argentino Ignacio
Corsini Pacheco, en la que Corsini hijo cita una discografía con los 88 títulos
que fueron grabados tanto por Carlos Gardel como por su amigo Ignacio Corsini,
según recopilación discográfica hecha por Héctor Luis Cosio y Victorio Sacullo,
de la agrupación musical El Organito. En realidad son 89 los títulos
coincidentes en las discografías de los dos cantores, y entre ellos se
encuentra el tango “La brisa” de F. y
J. Canaro con Juan Caruso. Corsini lo grabó en 1921, mientras que Gardel lo
grabó en 1922, pero como hemos podido ver Gardel ya lo había grabado antes para
Tagini en 1912; aunque podemos apreciar la diferencia en las letras transcritas
y en la música.
Los
guitarristas de Ignacio Corsini fueron Eduardo “El negro” Maciel, Rosendo Pesoa, y Armando Pagés.
Rosendo
Pesoa es quien presta sus labios para los silbidos melódicos que hay en algunas
grabaciones de Corsini como la curiosa de “Los
carreteros” que fue grabada a dúo por las voces de Ignacio Corsini, el
padre; e Ignacio Corsini Pacheco, el hijo. Corsini padre dedicó toda su vida a la
música, mientras que Corsini hijo optó por dedicar sus esfuerzos a la medicina.
Oí
decir que Corsini dejó de grabar para la casa Nacional-Odeon debido a alguna
diferencia de emolumentos presentada con su guitarrista Eduardo “El negro” Maciel, pero no pude confirmar
dicha opinión; en cambio es más difundida la de que fue el dolor por la muerte
de su esposa lo que hizo callar al cantor.
8-
LA BRISA DE CHARLO EN 1929
En
1929 Charlo (Carlos Pérez de la Riestra) grabó con la orquesta de Francisco
Canaro, uno de los compositores de la música, este tema titulado “La brisa”, pero con otra letra muy
diferente a la de Gardel; y lo hizo a manera de glosa o estribillo entrando con
su voz cuando la música instrumental ya iba muy avanzada en el registro.
Podemos ver que la versión de Charlo, grabada en el sello Odeon, prescinde por
completo de la letra que había sido cantada por el Zorzal Criollo pero,
curiosamente, esta letra de Charlo aparece atribuida también a Juan Andrés
Caruso.
https://www.youtube.com/watch?v=FGNysfeMZ9A
Mas, no éramos
iguales; y eso nos separaba.
Un mundo de
distancias había entre los dos.
Tú eras de
familia muy rica y distinguida,
yo en cambio
solamente era un trabajador.
Vivías entre el
lujo en un regio palacio,
ningún amor
sincero podías tú sentir;
tus autos y
lacayos, tu oro y pedrería,
tu seda y tus
encajes, te alejaban de mí.
Mas, no éramos
iguales; y eso nos separaba.
Un mundo de
distancias había entre los dos.
Tú eras de
familia muy rica y distinguida,
yo en cambio
solamente era un trabajador.
Por
cierto que el comienzo en la letra adoptada por Charlo da a entender que se
trata de la segunda parte de un poema en el que previamente se hubiera contado
la historia de cómo fue el primer encuentro de una pareja amorosa tan desigual.
9-
LA BRISA DE CARLOS DANTE EN 1946
La
misma “Brisa” de Gardel fue grabada
por el cantor Carlos Dante en 1946 para el sello Odeon, con acompañamiento de
la orquesta de Alfredo de Ángelis:
https://www.youtube.com/watch?v=AZhxMSv9ELY
“Era una tarde y
corría la brisa
muy cálida y
suave por la rosaleda.
Cerca del lago,
leyendo poesías,
estabas oculta
entre la arboleda.
Turbé el
silencio, con mis pisadas;
hubo un suspiro,
y dos miradas.
Era una tarde,
corría una brisa
muy cálida y
suave por el rosedal.
No nos volvimos
a ver
en aquel mismo
lugar,
y grabado en un
rosal
quedó un nombre
de mujer
como recuerdo
imborrable
de horas
vividas, y de una ilusión;
mientras la
tarde moría,
y el sol nos
enviaba
un beso de amor.
Llegado
a este punto, Dante se aparta de la letra cantada por Gardel e introduce las
estrofas atribuidas a Caruso, cuyo verdadero autor ignoro, que habían sido
grabadas como glosa por Charlo. Dante hace una mezcla de lo uno y de lo otro,
pero prescinde de las demás estrofas cantadas originalmente por Gardel. La
segunda parte cantada por Carlos Dante, por lo tanto, dice:
Mas, no éramos
iguales; y eso nos separaba.
Un mundo de
distancias había entre los dos.
Tú eras de
familia muy rica y distinguida,
yo en cambio
solamente era un trabajador.
Vivías entre el
lujo en un regio palacio,
ningún amor
sincero podías tú sentir;
tus autos y
lacayos, tu oro y pedrería,
tu seda y tus
encajes, te alejaban de mí.
Mas, no éramos
iguales; y eso nos separaba.
Un mundo de
distancias había entre los dos.
Tú eras de
familia muy rica y distinguida,
yo en cambio
solamente era un trabajador.
10- LA BRISA DE ANDRÉS
FALGÁS EN 1938
Andrés
Falgás grabó este tango en 1956 en Colombia con la orquesta de Roberto Pansera
para el sello Sonolux, pero antes lo había grabado en 1938 para Odeon en
Argentina con la orquesta de Juan Canaro, otro de los compositores de la
música. La letra que canta Falgás es muy diferente a la original de Gardel y,
curiosamente, como dijimos, aparece atribuida también a Juan Andrés Caruso. En
este enlace puede escucharse la versión de Falgás con Juan Canaro:
https://www.youtube.com/watch?v=pv1px5DdSzc
Yo fui sincero,
y supe quererla,
sin pensar que
un día pudiera perderla;
pero ella nunca
pensó en escucharme,
y siguió su
camino… tal vez para odiarme.
Y yo, en silencio,
guardé mis penas
que me
torturan, y me condenan;
pero una noche,
cansada y vencida,
volvió
arrepentida buscando el perdón.
Después de
haber bebido la copa de amargura,
después de
haber sufrido la cruel humillación,
tuviste la
osadía de hablarme del pasado;
has desecho
vida, ¡vos no tenés perdón!
Qué lindo
hubiera sido seguir nuestros amores,
unir nuestras
dos almas, formar un dulce hogar.
Solo queda el
recuerdo, y aquel retrato amado
que un día me
entregaste, jurando siempre amor.
Puede
observarse que la versión de Falgás se monta sobre la música de los hermanos
Canaro, pero no solo la letra no parece ser de Caruso sino que difiere por
completo de la temática expuesta en el Rosedal, de la que apenas conserva el
título… Pudiera pensarse que Caruso hubiera optado por hacer otra letra para
esa música, pero resulta que él murió en 1931 y la más remota grabación de
Falgás con esta letra es de 1938.
En
1957 Falgás volvió a grabar en Medellín el tango para Sonolux con
acompañamiento de la orquesta dirigida por el maestro Luis Uribe Bueno, pero
desconozco esa grabación y es posible que, a mi modo de ver, no agregue nada a
los conocimientos que tenemos sobre el tema. De todos modos, esta “Brisa” de Falgás con Uribe Bueno, y “La brisa” de Falgás con Roberto Pansera,
fueron ambas grabadas en el sello Sonolux de Medellín; gestionadas por Hernán
Restrepo Duque, que trabajaba para Sonolux y para el catálogo de la RCA Victor
con un indudable instinto comercial que lo hacía olfatear temas que tendrían
buena acogida por parte del público.
Dice
Mauricio Restrepo Gil en las páginas 108 y 109 de su libro “Hernán Restrepo Duque, una biografía”
que:
[…Muchos
artistas extranjeros que llegaron a Medellín encontraron en Hernán un excelente
amigo y un importante productor de sus discos. Él con sus conocimientos les
grababa piezas que lograron impactar en el público colombiano. Así comandó las
grabaciones de Antonio Tormo, Alberto Gómez, y Agustín Irusta, que vinieron y
grabaron en Sonolux con un conjunto dirigido por Luis Uribe Bueno… Andrés
Falgás hizo registros fonográficos con la orquesta del bandoneonista Roberto
Pansera, que en esa época vivía en Bogotá; y al mismo Falgás luego, en una
histórica varada en Medellín, Hernán le hizo grabar con gran éxito los temas
“Qué falta que me hacés” y “No nos veremos más”, con letra de su amigo Federico
Silva y glosas de Antonio Cantó…]
Hay
tangueros que prefieren una u otra de las mencionadas versiones porque, como se
dice, “entre gustos no hay disgustos”.
Por mi parte, siento predilección por la grabación de Falgás con Pansera:
https://www.youtube.com/watch?v=qF-acwx5Hxc
CONCLUSIÓN
1-De
esta confrontación se desprende que los valses o canciones criollas “A ella”, y “Brisas de la tarde”, grabadas por Arturo Mathon y por Carlos Gardel,
están basadas en el poema “Melancolía”
de José Mármol como letrista, y su música es de Mathon.
2-El
tango “La brisa”, con música de los
hermanos Juan y Francisco Canaro, y letra puesta por Juan Andrés Caruso, es
otra cosa diferente tanto en la letra como en la música, y fue grabado
originalmente por Carlos Gardel a dúo con José Razzano y acompañamiento de
guitarras. Después lo grabó como solista con acompañamiento de guitarras. Al
parecer, sobre la letra original de Caruso fueron agregadas otras estrofas que
fueron cantadas por Gardel en esta grabación. Posteriormente otros cantantes la
grabaron con la misma música y alterando o cambiando las respectivas letras.
Tal es el caso de Rosita Quiroga, Ignacio Corsini, Charlo, Carlos Dante, y Andrés
Falgás, entre otros.
3-Las
dos “Brisas” que más conocemos son
las de Charlo con letra apegada, pero modificada, de las de Caruso y Gardel;
que viene a ser la misma de Dante con modificaciones y por eso la conocemos
como “La brisa” de Carlos Dante. La
música es la de los hermanos Canaro. En esta se habla de brisa, de rosas, de
rosedales, de rosaledas, y de amores frustrados por la diferencia de clase
social entre los amantes.
4-La
otra “Brisa” viene a ser la de Andrés
Falgás con una letra atribuida a Caruso, pero que al parecer no es de él sino
de otra persona pues su temática se aparta por completo de la que Caruso hizo
para Gardel. En la de Falgás se habla de que “Yo fui sincero, y supe quererla, sin pensar que un día pudiera perderla”.
Con este aporte quedan
completas, al parecer, las piezas del rompecabezas.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS
(ORCASAS)
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