domingo, 19 de noviembre de 2017

231. Bambuco de Colombia a Yucatán

Tal como lo consigné en el artículo “Bambuco antes y después de Pelón Santamarta”, tanto ese artículo como éste están escritos a manera de reseña del libro “A mí cánteme un bambuco”, de don Hernán Restrepo Duque; y de la revista “Nostalgias Musicales, nro. 6 de junio de 2008”, de don Jaime Rico Salazar; con el propósito de compartir con los lectores esas impresiones de lectura de esos y de otros artículos encontrados en Internet sobre el mismo tema.

BAMBUCO YUCATECO

No pude encontrar soportes de que la palabra bambuco existiera en México antes de la llegada de Pelón y Marín en el año de 1908, como sí se encuentran registros de dicha palabra en Colombia desde las primeras décadas del siglo XIX cuando las batallas de la Guerra de Independencia. 

El músico historiador colombiano don Hernán Restrepo Duque, y el Sr. Roberto Mac Swiney Salgado, músico historiador mexicano, estuvieron investigando sobre la procedencia del bambuco yucateco. A raíz de esa colaboración se hicieron amigos, y llegaron a la conclusión de que el bambuco había sido llevado a Yucatán en México por Pelón Santamarta y Adolfo Marín. El ingeniero Mac Swiney es el presidente de la Asociación de los Amigos de la Trova Yucateca; y Restrepo Duque publicó el libro “A mí cánteme un bambuco”

La denominada “Trova Yucateca” consiste en tres ritmos que son el bambuco, de origen colombiano; junto con el bolero y la clave, de origen cubano. Estos ritmos llegaron a Yucatán y allí se afincaron, creando escuela y generando una producción importante por parte de los compositores yucatecos.

Los estudiosos yucatecos tienen claro, al parecer, que su bambuco no tiene antecedentes antes de la llegada de Pelón y Marín a esas tierras, y los nombres de compositores de bambucos yucatecos como Ricardo Palmerín Pavía, Augusto “Guty Cárdenas” Cárdenas Pinelo, Cirilo “Chan Cil” Baqueiro Preve, Fermín “Huay Cuuc” Pastrana, Antonio Hoil Calderón, Ermilo Padrón López, Ernesto Paredes, Armando Camejo, Chucho Barea, Rubén Darío Herrera, Carlos Salazar, Luis Espinoza Alcalá, Manolo López Barbeito, Pastor Eucario Cervera Rosado, Pepe Domínguez, Pepe Sosa, Vicente Uvalle, Arturo Cámara Tappan, Carlos Cámara Tappan, Felipe García Vargas… y otros, corresponden a personas cuya producción musical empezó después de esa visita. 

En mayo de 1909 Chan Cil Baqueiro Preve publicó un cancionero con letras de canciones populares en Yucatán, y en él no había bambucos de compositores yucatecos por la sencilla razón de que el bambuco apenas estaba llegando y aún no se había hecho popular en esas tierras; lo que se demoró un poco porque también en México, como en Colombia, al igual que el tango en Argentina, el bambuco fue inicialmente rechazado por las élites culturales de estos países que preferían una música más culta, como era la proveniente de Europa.

El yucateco Enrique Martín Briceño, en artículo publicado por la revista Nostalgias Musicales de don Jaime Rico Salazar, afirma que: 

“Sin embargo ese inusitado gusto por el género del bambuco colombiano que Palmerín trasplantó a la península de Yucatán no fue bien recibido por intelectuales y músicos académicos. En el apogeo del nacionalismo en las artes y las letras mexicanas no se podía ver con buenos ojos que los descendientes espirituales del venerado Chan Cil crearan e interpretaran boleros cubanos y bambucos colombianos. Hay muchas pruebas de ese rechazo… Un articulista de Mérida decía que en ese entonces los bambucos, boleros, y demás cantos extranjeros, no se habían connaturalizado… El rechazo al bambuco y al bolero es patente en el Cancionero Yucateco editado en Mérida en 1931 por Filiberto Romero… ninguna de las veinte canciones que recoge la publicación presenta un solo rasgo rítmico de aquellos géneros extranjeros que tan a gusto se hallaban ya en la península… se lee en el prólogo de este cancionero, significativamente apellidado Yucateco, que: `La canción yucateca en sus primeros tiempos fue algo híbrido, música influenciada por corrientes exóticas como melodías de Cuba y ritmos de Colombia´… El colmo de esa postura fue el libro Canciones de Ricardo Palmerín, aparecido en Mérida en 1935, el cual ¡No recoge uno solo de los bambucos del compositor!, con todo y que varios de ellos ya eran famosos en todo México e incluso en otros países… Políticos e intelectuales, esquizofrénicos, alababan la canción como manifestación del alma popular yucateca, pero se negaban a aceptar a uno de sus géneros centrales…”.

Dice don Jaime Rico Salazar que:

“En mayo de 1909 Cirilo Baqueiro Preve, conocido también como Chan Cil, editó un cancionero en Yucatán con 31 canciones, las que consideró tenían entonces mucha popularidad. Unas mexicanas, otras cubanas, y varias canciones colombianas entre las que encontramos: “Bambuco” (que es “Asómate a la ventana”), “Bambuco colombiano” (que es “Ya ves”), “Poema del nido” (que es “Los ruiseñores”), “Despedida colombiana” (que es “Despedida”). En esos temas figura León Franco, o sea Pelón Santamarta, como autor de las mismas. Será muy difícil determinar ahora la razón por la que estas autorías están equivocadamente atribuidas; si fue Pelón el que le dio la información a Chan Cil, o si fue este el que se las atribuyó a Pelón porque no conocía el verdadero nombre de los autores”.

El caso es que, a mi modo de ver, a falta de más datos Chan Cil puso en su cancionero el nombre del músico a quien le había oído esas canciones.

Pelón no había estado en México antes del año 1908, y sólo se había acercado a Centroamérica en 1903 cuando tuvo que huir de las autoridades colombiana, regresando cuando pensó que el asunto se había enfriado. Dice don Jaime Rico que:

“Entusiasmados Pelón y Marín por lo bien que se oían en el año de 1903, decidieron buscar otros horizontes en el puerto de Barranquilla. Estando en esa ciudad se le presentó a Pelón un negocio que le representaría posteriormente muchos dolores de cabeza: llevar a Panamá billetes falsos… Su amigo Marín regresó a Medellín sin conocer cuál era la verdadera razón del viaje de Pelón a Panamá… Pelón viajó solo a Costa Rica donde permaneció varias semanas, y regresó a Medellín en 1904… Pedro León fue detenido y fue a parar a la cárcel, pero afortunadamente para él estuvo poco tiempo en prisión. Por el mes de diciembre de 1905 ya estaba cantando nuevamente con Adolfo Marín”.

Dice el colombiano Julián Salcedo Cabal en artículo publicado el 31 de enero de 2016 por la sección “Gaceta” del periódico El País de Cali, con el título “Bambuco a lo mero macho”, que:

“Cuando iniciaron su estrecha amistad dos investigadores musicales: el mexicano Roberto Mac Swiney Salgado, por una parte; y el colombiano Hernán Restrepo Duque, por la otra; ellos nunca pensaron que pasarían a engrosar los anales de la historia del bambuco al encontrar en sus respectivos países los eslabones perdidos de una cadena que empezó en la zona andina de Colombia, y terminó en la península de Yucatán en el suroriente mexicano. En la “Revista de Mérida” del viernes 10 de Julio de 1908 aparece la mención del próximo arribo a Yucatán de la Compañía Cubana de Zarzuelas de Raúl Del Monte, que actuaría en el Circo-Teatro Yucateco a partir del viernes 24 de julio. En la edición del 23 de Julio de 1908 se reseña la llegada del grupo cubano en el vapor Mérida, llegado el 22 procedente de La Habana, y en la relación de artistas visitantes aparecen los nombres de Pedro León Pelón Franco y Adolfo Marín… La semilla que el legendario dueto de Pelón y Marín sembró en su fugaz visita a Mérida no ha dejado, y ya nunca dejará, de dar frutos. El bambuco de la península pronto tomó su propio perfil en la obra incomparable de Ricardo Palmerín Pavía, Augusto “Guty Cárdenas” Cárdenas Pinelo, Cirilo “Chan Cil” Baqueiro Preve, Fermín “Huay Cuuc” Pastrana, Antonio Hoil Calderón, Ermilo Padrón López, Ernesto Paredes, Armando Camejo, Chucho Barea, Rubén Darío Herrera, Carlos Salazar, Luis Espinoza Alcalá, Manolo López Barbeito, Pastor Eucario Cervera Rosado, Pepe Domínguez, Pepe Sosa, Vicente Uvalle, Arturo Cámara Tappan, Carlos Cámara Tappan, Felipe García Vargas… y otros, quienes han dado al cancionero yucateco sus páginas más hermosas, escritas en el ritmo que Pelón y Marín llevaron de Colombia en Julio de 1908, y que hoy pertenece a la Trova Yucateca y al alma de los peninsulares con el mismo arraigo con el que en Colombia nos hace saltar el corazón como cuando a mí me cantan una canción colombiana”.

Por su parte el compositor yucateco Felipe García, en el blog “Trovadores yucatecos.com”, en su artículo “Por los senderos del bambuco”, dice que: 

“En 1919, doce años más tarde de Pelón y Marín, arriba a Yucatán el dueto colombiano de Alejandro Wills y Alberto Escobar, abnegados artistas que en largos años de faenas y estudios hicieron todo un arte el cultivo de este género y crearon en Yucatán un ferviente auditorio para ese género, lo cual sería decisivo para despertar el interés de los compositores peninsulares por crear sus propias canciones en este ritmo dulce y asincopado, así fue como nació el bambuco Yucateco… Su encanto es casi mágico y a su embrujo no me pude resistir. Me confieso un adicto incorregible a los bambucos. En este género musical, que tiene sus orígenes en el país hermano de Colombia, he escrito la mayor parte de mis canciones…”.

Dice el yucateco Enrique Martín Briceño, del Centro Regional de Investigación, Documentación, y Difusión Musicales Gerónimo Baqueiro Fóster en la Escuela Superior de Artes de Yucatán, en artículo para la revista “Nostalgias Musicales” que:

“En todo caso podemos estar seguros de que, por lo menos antes de la llegada del dueto colombiano de Pelón y Marín, el bambuco no fue popular en la región; pues entre las 436 canciones yucatecas, cubanas, españolas, mexicanas, recogidas en “El Ruiseñor Yucateco, primera y segunda partes, 1902-1906”, no figura ninguna de ese género, aunque sí el pasillo “Diamantes” con letra de Federico Rivas Frade; y me inclino a pensar que, aunque entre 1908 y 1909 los yucatecos quedaron encantados con el repertorio de Pelón y Marín, el bambuco no llegó a ser acogido entonces. Esto no sólo porque no hemos encontrado bambucos escritos en Yucatán en la siguiente década, sino porque de haberse compuesto canciones de ese género en aquellos años del diez al diecinueve, tal vez en la década de los años veinte el bambuco habría sido menos combatido… Por otra parte, ya en los primeros años del siglo XX se pensaba en la canción como expresión representativa de Yucatán. El prologuista de la primera parte de El Ruiseñor Yucateco sugería que dicha recopilación `viene a ser algo así como el alma popular, o la primera piedra de donde algún día se ha de levantar el cancionero de nuestro país´. Y los editores del cancionero de Chan Cil en 1909, entre quienes se encontraba Felipe Ibarra y Regil, tal vez aquel rico que contrató a Pelón y Marín para una fiesta particular, decían de las canciones compiladas que `son del pueblo, y del pueblo vienen´, y justificaban la inclusión de canciones cubanas y colombianas por su `espiritualidad y dulce belleza´ y por representar una muestra `de lo que es la canción popular en lejanas tierras extranjeras, tal como algunas colombianas (Bambucos)´. Lejos estaban de imaginar en 1909 que diez años después los trovadores del terruño harían suya aquella manifestación musical, volviéndola parte del alma popular yucateca… Los primeros bambucos yucatecos los escribió Ricardo Palmerín… Para 1923 el bambuco ya era uno más de los géneros que cultivaban los trovadores yucatecos… ”.

A su vez el yucateco Luis Carlos Sánchez en artículo publicado en el Excelsior.com de México en el año de 2014, bajo el título “Reúnen 90 años de trova yucateca,1924-2014”, reseña el libro “La magia de la canción yucateca” escrito por Roger A. Martínez Peniche:

“Con prólogo de Roberto Mac Swiney Salgado, y prefacio del propio Armando Manzanero, el libro de Martínez Peniche se divide en tres partes: En la primera, se ocupa de la época de los precursores, que ubica entre 1890 y 1920, y habla de los orígenes mayas, así como de las condiciones sociales y económicas de la región en esa etapa; posteriormente se ocupa de la época dorada que llega hasta 1950, y en la que se da la creación de las más famosas canciones románticas, y de los compositores más afamados como Huay Cuuc, Pepe Domínguez, la Orquesta Típica Yukalpetén, Ricardo Palmerín, o el trío Los Panchos. La época de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín abarca de 1950 a 1980. El volumen se compone con una colección de anécdotas en torno a la canción yucateca, un breve cancionero y poemario, así como una bibliografía básica en torno al tema… Martínez Peniche ha dedicado más de 16 años a elaborar el libro. “Pensé que tenía que hacer algo cronológico que explicara cómo fueron surgiendo las canciones y qué pasaba en esa pétrea península durante ese espacio y así empezamos a hacer investigaciones”… El autor consultó a su propio padre, quien durante más de 80 años recolectó datos sobre lo que pasaba en la zona. “Luego me asesoré con mi tío abuelo Ricardo López Méndez, autor del poema México creo en ti, y con él platiqué largo y tendido; también entrevisté a Edgardo Peniche, un diletante y enamorado de la trova que creó varios bambucos”, explica. El investigador parte de que Yucatán era una zona prácticamente apartada del resto del país. “Se señala en el libro que nosotros éramos una parte de México totalmente distinta, hasta 1955 no se podía llegar a Mérida por tierra, los barcos que salían de Mérida sólo movían 60 o 70 habitantes, la aviación no existía; no que fuéramos separatistas, sino que estábamos realmente separados”.”.

En la página web del Gobierno del Estado de Yucatán se encuentra el artículo “La trova yucateca”, donde dice que:

“… La historia trovera de Yucatán se inicia en el último tercio del siglo XIX, con Cirilo Baqueiro Preve, Chan Cil (1848-1910), violinista e inspirado trovador y compositor de variados temas románticos y festivos, a quien se reconoce como el padre de la canción yucateca por su fecunda producción musical que abarca romanzas, valses, habaneras, mazurcas y festivas guarachas. Después, la canción vernácula yucateca alcanza plena identidad y, desde luego, reconocimiento nacional e internacional en los años veinte del siglo pasado, llamado con acierto época de oro de la Canción Yucateca, por las invaluables aportaciones musicales de Ricardo Palmerín (1887-1944), Pepe Domínguez (1900-1950) y Guty Cárdenas (1905-1932). Estos compositores contaron con el aval poético de Luis Rosado Vega (1873-1958), Ermilo Padrón López (1898-1978), Ricardo López Méndez (1903-1989) y otros grandes de su tiempo, para dar vida a hermosas canciones de magnífica factura que despertaron interés en los grandes centros de difusión musical: México, La Habana y Nueva York. Y desde esos puntos de propagaron, a través de grabaciones discográficas, a toda la América Latina. En este período, precisamente, se consolidan la clave y el bolero, originarios de la isla de Cuba; y el bambuco, originario de Colombia y traído a Yucatán en 1908 por el dueto de Pelón y Marín”.

Don Hernán Restrepo Duque agradece en su libro la colaboración que le prestaron distinguidos investigadores yucatecos, y menciona a: 

“… Jorge Peniche Peniche, un enamorado de la canción yucateca, y de su máximo investigador Miguel Civera Taboada en las calurosas y sonoras noches meridianas. Con los muchachos del Museo de las Artes Populares de México, Jorge Miranda, Pablo Dueñas, y su director el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla”.

Restrepo Duque reconoce en su libro a estudiosos del bambuco como el antioqueño de ancestro norteamericano Harry C. Davidson y los colombianos Lubín E. Mazuera, Daniel Zamudio, Jorge Áñez, Guillermo Abadía, Octavio Marulanda, Luis Miguel de Zulategui, Antonio María Peñaloza, Andrés Pardo Tovar, y otros eminentes investigadores que aportan mucha información pero que “se contradicen entre sí, y no aportan documentos que puedan considerarse incontrovertibles” (pág. 4).

Como vemos no es casual, ni es coincidencia, que entre los bambucos yucatecos y los bambucos colombianos haya “semejanzas maravillosas”; y ha habido mucha gente de aquí y de allá dedicada a investigar los orígenes de este fenómeno musical llegando a la conclusión de que el bambuco yucateco tiene un claro origen en el que llevaron allá los colombianos Pelón Santamarta y Adolfo Marín. 

Entre los muchísimos ejemplos de bambucos yucatecos he escogido como muestra representativa una composición de uno de los primeros yucatecos en acoger la música llevada por Pelón y Marín a esas tierras. Me refiero a un bambuco que escuché por primera vez a mediados de los años cincuenta, cuando yo era un púber que sintonizaba el programa Radiolente de don Hernán Restrepo Duque y, oyéndolo, cualquiera podría creer que es un bambuco colombiano.

"Entre las almas, y entre las rosas,
hay semejanzas maravillosas.

Las almas puras, son rosas blancas;
Y, las que sangran, son rosas rojas;
Y, si sus sueños a un alma arrancas,
es una rosa que cruel deshojas…

Entre las almas, y entre las rosas,
hay semejanzas maravillosas.

Almas que hieren con sus inquinas,
almas que un fuego de amor consume;
rosas que punzan con sus espinas,
rosas que besan con sus perfumes.
Almas enfermas de amargas cuitas;
rosas ajadas, mustias, marchitas.

Entre las almas, y entre las rosas,
hay semejanzas maravillosas".

“Semejanzas”, 
bambuco yucateco 
con letra de José I. Armida y música de Ricardo Palmerín Pavía, 
interpretado por el por el Trío Tamaulipeco 
de los hermanos Guillermo, Rafael, y Ernesto Samperio:


CONCLUSIÓN SEGUNDA PARTE

Habiendo sido este tema objeto de atención por investigadores colombianos tan serios como don Hernán Restrepo Duque y don Jaime Rico Salazar, entre otros; y por investigadores mexicanos tan serios como el ingeniero Roberto Mac Swiney Salgado y el Sr. Enrique Martín Briceño, entre otros; para estos momentos tengo claro que el bambuco no existía en la península de Yucatán (México) antes de la llegada de Pelón Santamarta y Adolfo Marín, en el año de 1908. Que fueron ellos los que lo llevaron desde Colombia en una modalidad de interpretación novedosa, que difería de la forma tradicional colombiana acostumbrada en el siglo XIX. Y que en México sólo se afianzó una década después, a raíz de la visita a ese país de los colombianos Alejandro Wills y Alberto Escobar. Además tengo claro que, contra la oposición de muchos intelectuales, el bambuco logró afianzarse en el gusto popular de los yucatecos; y que, debido a eso, hoy son reconocidos con identidad propia un bambuco colombiano y otro bambuco yucateco, que vienen a ser primos hermanos, de un mismo origen afrocolombiano.

Dice Restrepo Duque en su libro “A mí cánteme un bambuco” que (Pág. 193):

“Está plenamente confirmado, por otra parte, lo de la influencia de Pelón y Marín en el cancionero yucateco… lo afirman antiguos trovadores y lo dejó dicho en su libro sobre la canción yucateca Gerónimo Baqueiro Foster, el más importante de los investigadores de ese cancionero, quien divide en dos épocas la historia musical popular de esa tierra: antes, y después de Pelón y Marín… Tan decidido está ya lo anterior como verdad histórica, que en el año de 1983 hubo festejos, conferencias, recitales, para celebrar las bodas de diamante del bambuco yucateco. Sí señor, así como suena; y no hubo forma de que en Medellín se hiciera eco a esta efemérides, pese a que de aquí salió ese bambuco”.

Por su parte el ingeniero Roberto Mac Swiney Salgado, en artículo titulado “Cómo llegaron a Yucatán los integrantes del dueto colombiano de Pelón y Marín”, cuenta cómo fue el encuentro con don Hernán Restrepo Duque que dio inicio a una larga amistad y a un nutrido historial de colaboración mutua para el enriquecimiento de la información, y el esclarecimiento de la verdad sobre los orígenes del bambuco yucateco, y de su decidida procedencia colombiana. 

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS) 

Cibergrafía, créditos, soportes, y referencias adicionales:

Areiza Londoño, Andrea; García Castro, Juan Fernando. Ponencia para el “X Congreso Nacional de Sociología” (Pág. 1454 y ss. de las memorias): “Los nuevos bambucos, entre la tradición y la modernidad”.

https://www.icesi.edu.co/congreso_sociologia/images/ponencias/13-Areiza-Garcia-%20Bambucos%20tradicion%20y%20modernidad.pdf

“Se deben rescatar, igualmente, algunos trabajos que, recientemente (en los últimos quince años), desde la musicología y la etnomusicología, se han esforzado por disolver ésta contradicción. Dichos trabajos han buscado vincular los fenómenos histórico-políticos, como los procesos de configuración de la nación, con las transformaciones externas del bambuco, esto es, aquellas relacionadas con los públicos, los espacios y la difusión e interpretación. Tal es el caso de los trabajos de Carlos Miñana Blasco (1997), Ana María Ochoa (1997), John Varney (2001), Manuel Bernal (2004), Miguel Ángel Cruz González (2002), Carolina Santamaría Delgado (2007) y Oscar Hernández Salgar (2007)"…

Miñana Blasco, Carlos. Ensayo “Los caminos del bambuco en el siglo XIX” –A Contratiempo–, citando el tomo I del “Diccionario folclórico de Colombia”, de Harry C. Davidson, “…del cual más de 400 páginas están dedicadas a recopilar todo documento que mencione la palabra bambuco…”.

http://www.humanas.unal.edu.co/red/files/2112/7248/4186/Artculos-bambuco1.pdf

Sánchez, Luis Carlos. “Reúnen 90 años de trova yucateca”.

http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2014/11/08/991226

García Vargas, José Felipe (Felipe García). “Por los senderos del bambuco”

http://www.trovadores-yucatecos.com/Bambuco.html

Salcedo Cabal, Julián. “Bambuco a lo mero macho”, enero 31 de 2016, especial para Gaceta de El País (Cali, Colombia).

http://www.elpais.com.co/cali/bambuco-a-lo-mero-macho.html

Wikipedia. “El bambuco”.

https://es.wikipedia.org/wiki/Bambuco

Carrascosa Miguel, Pablo; Domínguez de Paz, Elisa María. Para Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (Cervantesvirtual.com). “Rafael Pombo y la literatura popular en el romanticismo colombiano –1º El bambuco”.

http://www.cervantesvirtual.com/obra/rafael-pombo-y-la-literatura-popular-en-el-romanticismo-colombiano-1o-el-bambuco/

El Tiempo.com. “Cánteme un bambuco mexicano”

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-957355

Gobierno del Estado de Yucatán (México). Página Web. “La trova yucateca”.

http://www.yucatan.gob.mx/?p=trova_yucateca

Mac Swiney Salgado, Roberto; en el Rincón Trovero del blog “Por Esto”, artículo “Cómo llegaron a Yucatán los integrantes del dueto colombiano de Pelón y Marín”.

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=1&idTitulo=113057





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