domingo, 18 de febrero de 2018

244. Ingredientes de salsa en la salsa

Solemos decir que “la música es muy sabrosa”, aplicando un término de papilas gustativas a algo que entra por el oído. 

En la música española se escucha aquello de “tener gracia y salero”, para aludir a aquellas cantaoras y bailaoras que ponen alegría en lo que hacen. No es gratuito que la sal, que da sabor a los alimentos, se utilice como símil o metáfora para aplicar a las personas que ponen el alma en lo que hacen, y del que se siente a gusto con lo que hace se dice que “está en su salsa”. De una morena salerosa se suele decir que “tiene picante”, usando otro símil gastronómico por comparación con otras que son desabridas o insípidas… para aplicar más símiles culinarios a la alegría en la música o en el baile. 

De allí que se oye cantar a Celia Cruz la rumba flamenca “Sabor gitano” con aquello de que “Los gitanos sí tienen sabor, / los gitanos sí tienen sabor / cuando cantan sus canciones / y tocan palmitas / a la madre patria…”:


Los gitanos, y eso lo reconoce hasta la cubanísima Celia Cruz, le dan sabor y le ponen salero a sus tablaos flamencos; que en cuanto se pone un tablao ellos se encuentran en su salsa.

La palabra salsa tiene una primera connotación en el diccionario de la lengua española:

“Mezcla de sustancias comestibles trituradas y desleídas que se emplea para condimentar la comida, mezclada con ella o servida aparte”.

La salsa agrega o da sabor a las comidas, y alegra platos que sin ella serían desabridos. La boloñesa en los espaguetis, la vinagreta o la tártara en el pescado, la mostaza en las hamburguesas, o la ketchup de tomate en los perros calientes, son un toque integral de la receta habitual.

No sé desde cuando se asocie la palabra salsa con la música cubana, pero al respecto dice Wikipedia que:

En la década de 1960 la salsa fue consolidada como éxito comercial en la ciudad de Nueva York por músicos de origen caribeño (cubanos, puertorriqueños y dominicanos), si bien sus raíces se remontan a décadas anteriores en los países del Gran Caribe… El director cubano Machito afirmó que la salsa era lo que él había tocado durante cuarenta años entre 1930 y 1970 aproximadamente, antes de que el género musical se denominara así. Por otro lado, el músico neoyorquino Tito Puente, de ascendencia puertorriqueña, negaba la existencia de la salsa como género en sí, afirmando que «lo que llaman salsa es lo que he tocado desde hace muchísimos años y se llama mambo, guaracha, chachachá, guaguancó. Todo eso es música cubana”.

La lista de ritmos se queda corta, porque en relación con la salsa se asocian ritmos como:

Bolero
Bolero son
Bomba
Chachachá
Charanga
Danzón
Guaguancó
Guajira
Guaracha
Jazz (Jam session o descargas)
Mambo
Plena
Son
Son montuno


La metáfora culinaria, por extensión, es obvia: La salsa musical es una mezcla de componentes que toma los ingredientes básicos, los mezcla, y los transforma, para dar otro sabor y alegría al plato principal. La salsa, como tal, no es un ritmo ni es un género, sino una fusión de varios de distintas procedencias principalmente de Cuba, Puerto Rico, y República Dominicana; pero también de España, Argentina, Colombia, Venezuela, Panamá. Ingredientes de estos países se reconocen en algunas piezas de una música que es ya internacional. Hasta las Rimas de Gustavo Adolfo Becquer se introducen en el tema “Gitana” de Willy Colón (Los suspiros son aire, y van al aire…pero, como dice Wikipedia en el párrafo citado, la salsa se tocaba en Cuba desde mucho antes de que se la denominara con ese nombre en Nueva York.

El Gran Combo de Puerto Rico aplicó la metáfora haciendo simbiosis entre la connotación culinaria y la connotación musical del término:

QUE LE PONGAN SALSA (EL MENÚ)
(Gran Combo de Puerto Rico, 2013)


A mí me gusta el chivo con vino,
y el pescao con jugo de limón;
con pimienta y orégano, el lechón;
y el arroz con jamón y tocino,
para ponerle sabor al buen fiestón.

Y una habichuelita bien guisá,
y un aguacatón como un melón, 
y unos guineítos, y unos cuchifritos pa' picar.
Y, después… 

¡Que le pongan salsa!, ¡Que le pongan salsa!,
¡Que le pongan salsa!, pa mojar, pa mojar,
¡Que le pongan salsa!

Esta unión del término culinario con el de la música ya tenía antecedentes, y uno de ellos es el del cubano Ignacio Piñeiro Martínez que George Gershwin incorporó en su obra “Obertura Cubana”, compuesta en 1932, lo que significa que ya había escuchado el estribillo desde por lo menos un par de años antes. La obra precursora de Piñeiro es “Échale salsita”, cuya historia es esta:

Artículo “Salsa con Javier blogspot.com”, de Javier Martínez Pérez sobre el tema “Échale Salsita”, con letra y música de Ignacio Piñeiro Martínez:


… Uno de esos pueblos fue Catalina de Guiñes, en la actual provincial de La Habana y muy cerca de la capital. En Catalina, vivía y trabajaba El Congo, un negro llamado Guillermo Armenteros, que se ganaba la vida en un modesto puesto donde servía los más variados fiambres. Chicharrones, frituras de todas clases y otros platos típicos de la cocina criolla, sobre todo basados en la carne de puerco. El Congo le decían por su piel oscura, porque vestía siempre de blanco y mantenía su negocio con extrema pulcritud. La especialidad que lo hizo famoso fue la butifarra, que preparaba con cerdo y una sazón muy propia, que hizo que su receta resultara inigualable. A El Congo se refirió Ignacio Piñeiro cuando dice en su son: “En Catalina me encontré lo no pensado, la voz de aquel que pregonaba así: "Échale salsita!”. Esta última frase fue la que se convirtió en el sabroso estribillo”.


Salí de casa una noche aventurera 
buscando ambiente de placer y de alegría. 
¡Ay, mi Dios, cuánto gocé! 
En un sopor la noche pasé, 
paseaba alegre por esos lares luminosos, 
y llegué al bacanal. 
En Catalina me encontré lo no pensado, 
la voz de aquel que pregonaba así: 

¡Salsa, 
échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita! 

Ah, ah, ah, ah, ah…

En este cantar profundo, 
lo que dice mi Segundo: 
No hay butifarra en el mundo 
como la que hace El Congo. 

¡Échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita! 

Ah, ah, ah, ah, ah…

Congo miró embullecido 
su butifarra olorosa. 
Son las más ricas, sabrosas, 
que yo en mi Cuba he comido.

¡Échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita, 
échale salsita! 

Ah, ah, ah, ah, ah…

Según le escuché decir a Celia Cruz en una entrevista radial por el programa “Nocturna de RCN”, que en las madrugadas conducía Alberto Duque López, “el que le puso el nombre de salsa fue Phidias Danilo Escalona en Venezuela”. 

El venezolano Phidias Danilo Escalona fue un locutor alegre y guapachoso que se aficionó a la música de salsa desde antes de que el término se popularizara como tal. En uno de sus viajes conoció, y se hizo amigo y compadre suyo, al cantante y director de orquesta Tito Rodríguez; quien le compuso a su amigo un tema en el que hace alusión al bigote característico del locutor.

“El bigotón de Danilo”
Letra, música, e interpretación de Tito Rodríguez


En 1962 Escalona conducía en Radiodifusora Venezuela su programa “La hora de la salsa, el sabor, y el bembé”, bautizado así porque su patrocinador era el fabricante de la salsa de tomate “Pampero”, muy a propósito en esa hora de almuerzo del mediodía para anunciar el producto. De allí salió el término para bautizar la conjunción de ritmos. 

Escalona pasó después con su programa a La Voz de la Patria, pero bautizándolo “La verdadera hora de la salsa”, para diferenciarlo del otro espacio del que se habían apropiado los dueños de la anterior emisora. El patrocinio seguía siendo de la marca Salsa de Tomate Pampero, pero el término salsa ya tenía popularizadas las dos implicaciones gastronómico musicales. 

El padrinazgo de Phidias Danilo para el término salsa está corroborado y explicado por Bobby Cruz en entrevista que concedió a Edwin Osorio y Juan Carlos Ángel del programa “El Sonero del Barrio” de la ciudad de Medellín, donde dijo que:

<Hay que distinguir entre la palabra salsa, como ingrediente de comida, y la música que se llama salsa. Siempre existió música afrocubana. Básicamente ésta tenía unos ritmos muy definidos como la guaracha, guaguancó, cha cha cha, mambo, y otros. Sin embargo la palabra que define el término musical que se conocería como Salsa nace básicamente alrededor de Richie Ray y yo, y no porque nosotros lo hayamos pensado así. Estábamos siendo entrevistados por el señor Phidias Danilo Escalona, que le decían el Loco Phidias en Caracas Venezuela. Phidias en la radio dijo: Mira a mí me dicen el Loco, pero la música que ustedes tocan está más loca que yo, ya que eso no es Mambo, no es Chachachá, no es Guaracha, ni Guaguancó, ni tampoco Pachanga, ¿Qué es esa jerga que ustedes tocan? Y Richie, en broma, le dijo “Eso es como una Keetchup. A lo que Phidias le dice: Yo no estornudé ¡Achú! ¿Qué quieres decir con Keetchup? Y Richie le contestó: Keetchup es la salsa que se le echa a las hamburguesas para que cojan sabor. Entonces Phidias le dijo: Ahhh... pues ya lo oyeron amigos radio escuchas. La música de Richie Ray y Bobby Cruz es… ¡Salsaaaaa!, pegando un grito de júbilo y sorpresa. La razón de su grito es la emoción que le causó tener un programa radial que era promovido por la empresa Pampero, productores de distintos tipos de Salsa en Venezuela, y la coincidencia de que su programa se llamara "La hora de la Salsa". La emoción que creó esa sinergia en Phidias fue más que evidente. Richie Ray se la puso fácil a Phidias en el medio del plato y él dio su cuadrangular con las bases llenas. Hoy día es conocido como "El padre de la Salsa", sin embargo dicho término es incorrecto. Phidias sería más bien "El partero de la Salsa", o "El Cura o Padrino de la Salsa", ya que fue quien la bautizó, pues la criatura tenía a sus padres en los músicos de Nueva York y Puerto Rico, que venían haciendo las cosas a su nuevo  estilo>

Así lo dice el artículo “La hora de la salsa, y origen de la palabra salsa como género musical”, publicado en el blog Proyecto Salón Hogar.com –Enciclopedia ilustrada-:

http://www.proyectosalonhogar.com/enciclopedia_ilustrada/La_Hora_de_lasalsa.htm

Para el año de 1966 Federico Betancourt y su Combo Latino sacaron un long play con esta música y titularon este trabajo como: 

“Llegó la salsa”

Lado A 
01- Cocolía (Mon Rivera)
02- Conmigo (D. en D.)
03- El Pachanguero (E. Rivera)
04- Sancocho Caliente (D. R.)
05- Guaguancó Manía (Mongo Santamaría)
06- Celosa (D. en D.)

Lado B 
01- Despierta Rumbero (Luis Café)
02- No Critiquen (Pedrito Hernández)
03- Saoco (Pellín Rodríguez)
04- Baila Ye-Ma-Ya (Lino Frías)
05- Café y Pan (Luis Ramírez)
06- Que Me Quieras (Carmelo Álvarez)

De allí lo tomaron Johnny Pacheco y Jerry Masucci, al empezar la década de 1970, para bautizar la música caribeña que se oía en Nueva York y que ellos grababan en su sello Fania Records, y de allí lo aplicaron cuando reunieron a todas sus estrellas en un long play titulado “Todas las estrellas de la Fania” (The Fania all stars).

En una entrevista que Rafael Lam hizo a su autor, averigüé que el nombre de Fania fue tomado de una composición del cubano Reinaldo Ignacio Bolaño Flaquet (Reinaldo Bolaño, o Reinaldo Flaquet), cuyo título era “Fanía Funché”. Fanía, como un apócope de Estefanía; y Funché, que significa harina, como un apodo puesto a la mujer que le tiró una cucharada de harina en la cara a la mujer que así la apodó: Fanía Funché. Este disco fue grabado en 1959 por el conjunto Estrellas de Chocolate de Félix “Chocolate” Alfonso, con la voz de Filiberto Hernández, y de allí lo tomaron y adaptaron en su grafía los fundadores de la casa grabadora Fania. La letra, según su autor, dice entre otras cosas que:

“Arúalocacacuá Fanía.
¿Quiere que le sirva un biembo?
Esta es mi camicrocro Fanía.

El estribillo dice: 
Fanía funche.
Fanía funche”. 

Escribo esa canción afro-son, liga de afro con décima española, una liga rara, difícil de explicar. La gente pensó que se trataba de un cuento de santería, una jerigonza”. 

Fanía Funché”, interpretado por Chamaco Ramírez:


https://www.youtube.com/watch?v=TEEZ-Hcb2bo

En Colombia la salsa se arraigó principalmente en la ciudad de Cali adonde empezó a llegar, dicen, por el puerto de Buenaventura; pero simultáneamente también iba llegando a Barranquilla, Medellín, y otras ciudades, con los long plays metidos en los equipajes de los viajeros que llegaban imbuidos de esa música contagiosa. A todos se nos metió esa música por los oídos, pero a los caleños se les metió en la sangre y se convirtió en un ícono de la identidad valluna.

A mediados de la década de 1960 esa música ya se oía en los bares “Carruseles”, “Diferente”, y “Brisas de Costa Rica”, del sector de la carrera Palacé entre calles de Maturín y Amador en Medellín. No se le conocía todavía como salsa, pero ya lo bailaban frenéticamente “tirando paso” los migrantes de la colonia chocoana que se desplazaban desde el “Bar Atlántico” en la calle San Juan con la carrera Bolívar, porque ya no cabían en esa esquina que los convocaba los domingos para enterarse de las últimas novedades de su terruño y de sus paisanos. 

Son paisanos que ahora se reúnen en el Parque de San Antonio al cobijo de las dos esculturas de la paloma de la guerra y la paloma de la paz, de Fernando Botero; y que hasta allí llevan metida su alegría en el cuerpo, y su gusto por la salsa pa mojá, pa mojá en el paladar. Puede que ellos no lo sepan, pero le están poniendo salero, salsa, y sabor, a la música que oyen y bailan. Le están poniendo ¡Azúcaaaaar!

Varios autores se han ocupado de escribir libros, ensayos, y artículos profundos relacionados con el fenómeno musical de la salsa de la que este texto es apenas un esbozo destinado a los que todavía no saben nada de nada sobre el tema. 

Uno de esos estudiosos es el sanandresano residente en Medellín Sergio Santana Archbold, que publicó los libros “Mi salsa tiene sandunga y otros ingredientes”, y “Medellín tiene su salsa”. En ellos encontrarán los interesados una mayor información.

Cuando se trate de música de salsa, ¡Póngale sabor!

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)




2 comentarios:

  1. De Orlando Montenegro Rolón:

    ¡Chévere!, que vuelvas a tocar este tema que es de nunca acabar. Aquí todos estamos para aprender. Lo que sí queda claro es que en la música el vocablo salsa fue inicialmente utilizado, por lo menos en Cuba a inicios del siglo pasado, apuntando a la gastronomía o culinaria. Fue mucho después que se apuntó al swing de la música. Con Sergio Santana y otros cofrades hemos hallado un LP que hasta hoy marca un hito en los orígenes del nombre para este movimiento musical, el de Cheo Marquetti y su conjunto Los Salseros, que estuvo vigente entre 1955-1957 y grabó un LP titulado “Salsa y Sabor” que salió a la venta en 1959 y después fue reeditado en 1962.

    Te lo pongo de ejemplo:

    https://www.youtube.com/watch?v=7oDLTXxJ7S4

    ORLANDO MONTENEGRO ROLÓN

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  2. Gracias, Montenegro, por el mensaje enviado a mi correo personal, que considero pertinente compartir con los lectores de este artículo porque es una prueba más de que el vocablo salsa aplicado a la fusión de ritmos caribeños ya era utilizado antes de que Phidias Danilo Escalona lo hiciera popular difundiéndolo de manera masiva. Muy buen aporte. ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)

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