domingo, 12 de julio de 2015

106. Como dos extraños, tango en El Marabú

Hay una conocida anécdota acerca de Johannes Brahms y Johann Strauss II, hijo; a quien en familia, para diferenciarlo del padre, apodaban “Schani”; anécdota que figura tanto en la biografía de Brahms como en la de Strauss II. Dice la anécdota que una hija de este Strauss se acercó a Brahms en solicitud de un autógrafo para su álbum de recuerdos. Era costumbre que los compositores dibujaran un pentagrama y escribieran, antes de la firma, las notas de un par de frases musicales de alguna obra suya, y Brahms procedió a escribir dos líneas del vals “Danubio Azul” de Strauss hijo, agregando un comentario que significa algo así como “Lástima que esto no lo hubiera compuesto yo”. Aunque ellos eran amigos, esa frase entre colegas es todo un elogio a dicha obra.

Strauss II y Brahms

Encuentro una inconsistencia en esta anécdota por la sencilla razón de que en sus tres matrimonios, con Hetty Treffz, con Angelika Dittrich, y con Adele Deutsch, Johan Strauss II ¡No tuvo hijos!, según leo en el blog “El mentidero de Mielost”, artículo “Grandes Compositores: Strauss, los reyes del vals” (segunda parte):


"…Johann Strauss hijo al que dejábamos en 1862 recién casado con Henrietta Treffz. El matrimonio no tendría hijos, como tampoco los tendrá Johann con sus dos siguientes esposas...".

Pero tal vez esta jugosa anécdota no sea un infundio, sino que está mal atribuida. Quizás la damita que solicitó a Brahms el autógrafo no fue una inexistente hija de Johann Strauss II, sino su única sobrina mujer, Karolina Anna Strauss, que era hija de su hermano Josef.


Cuando entrevisté al pintor Ramón Vásquez Arroyave, le mencioné que en la ciudad había un pintor que pintaba con su estilo y hasta vendía cuadros falsificando la firma del maestro para darles valor comercial. “A mí eso no me molesta”, dijo don Ramón, “porque un plagio es un homenaje que le hacen a uno en reconocimiento de su obra”. 

Al hablar de plagios en el artículo sobre el tema “Estoy pensando en ti”, de Raúl Sampaio y Benil dos Santos, mencioné el tema “La clave azul”, registrado por el compositor mexicano Agustín Lara, cuyo verdadero autor es su padre, el médico Joaquín M. Lara:

Clave azul”, de Agustín Lara, interpretado por Javier Solís:

Dice este tema que “…ya se fue el sol de Marabú”, dando la letra a entender que es un lugar de México, un poblado, una isla, una playa; pero no pude encontrar a qué se refirió el autor al mencionar la palabra Marabú.

Marabú, ave zancuda

Marabú, arbusto de maleza

Marabú es un ave zancuda que se alimenta de carroña, y es también un arbusto muy común en Cuba donde se le considera maleza, por lo que dos cubanos han inventado una máquina para acabar con esa maleza. Pero unos investigadores han encontrado que con ella puede hacerse una biomelaza apta para producir energía eléctrica, transformándola de maleza en planta productiva. Su nombre ha dado lugar a que con él se bauticen cabarets, restaurantes, sitios públicos, y hasta una cuchilla de afeitar en Argentina cuya marca era “Marabú azul”.

Marabú”, bolero de la autoría del peruano Luis Barrios Rojas, con el nombre artístico de Lucho Barrios, también apodado “Mr. Marabú”, en cuya letra no se menciona esa palabra que le da el título (curiosidad que comparte con el pasillo “El aguacate”, del ecuatoriano César Guerrero Tamayo):

Varias versiones de este bolero se encuentran en la red, entre ellas las interpretadas por el Trío Antares (un trío ecuatoriano fundado en la colombiana ciudad de Ipiales), por el Trío Singular (de la también colombiana ciudad de Pasto), y por el colombiano Elías Ramírez.

Elías Ramírez, de Medellín, adoptó el nombre artístico de Marabú, y con él cosechó éxitos en los años 60 en su ciudad natal, al igual que lo hizo después en Argentina y en Perú, países adonde viajó; y en México, país donde reside. Estuvo en Medellín en la semana santa de abril del año 2007, y con él visitamos a su amigo Aníbal “El gordo” Moncada en El Patio del Tango, dos meses antes de que éste muriera.

Marabú”, bolero de la autoría del peruano Lucho Barrios, apodado “Mr. Marabú”; interpretado por el colombiano Elías “Marabú” Ramírez:

Marabú fue también el nombre de un exitoso cabaret tanguero de Buenos Aires (Argentina), que solía frecuentar el letrista José María Contursi.

Historia de amor en El Marabú”, artículo de Eduardo Parisi publicado el 27 de marzo de 2011 en la sección Secreta Buenos Aires, del periódico Clarín.com:

"…El Marabú era uno de los tantos cabaret (una palabra francesa que significa “taberna”) de la activa vida nocturna que reinaba en Buenos Aires. Y entre sus habitués estaba José María Contursi, “Catunga” para los amigos. El poeta había recibido una música compuesta por su amigo Pedro Laurenz (un bandoneonista de lujo) y estaba buscando una historia para darle letra. La encontró en el local de la calle Maipú.

En ese lugar trabajaba una chica que había llegado desde Córdoba encandilada por las luces de la gran ciudad. Y dicen que su belleza se destacaba. Allí, después de un tiempo, esa joven formó pareja con uno de los mozos, también cordobés. La idea de ambos era seguir algunos pocos años más con aquella vida nocturna, juntar unos pesos y luego retirarse para buscar otros horizontes.

Aquello era demasiado lindo para que durara y la realidad se ensañó con ellos. Una noche, que pareció más oscura, tres hombres llegaron al cabaret y sacaron a la chica por la fuerza. Lógicamente su pareja y sus compañeros la defendieron. Pero uno de los tres visitantes puso sobre la mesa un argumento que los sorprendió: aquella mujer era su esposa. Y mostrando la libreta de casamiento, dijo que estaba allí para rescatarla de aquel lugar de vicio y perdición. Las costumbres de la época no pudieron con el amor y la muchacha marchó hacia Córdoba. Abatido, el mozo entró en una espiral depresiva que ni sus compañeros ni el ruido de aquella vida de jarana lograban atenuar. Por eso, tres años después, y viendo que la herida seguía abierta, empezaron a alentarlo para que fuera a buscarla. Aquello sería la estocada final.

La encontró atendiendo un almacén en las afueras de la ciudad de Córdoba. De aquella diosa de la noche no quedaba nada. El tiempo y las angustias no sólo habían cambiado su físico para mal. Su pensamiento estaba en otro circuito que no era el de él, ese que habían soñado juntos.

Con esos datos, Contursi armó la letra de “Como dos extraños”, un tango de los memorables.

“Que gran error volverte a ver/ para llevarme destrozado el corazón/ Son mil fantasmas al volver, burlándose de mi las horas de ese muerto ayer” , dice el poeta. Y concluye: “Y ahora que estoy frente a ti parecemos ya ves dos extraños/ Lección que por fin aprendí, cómo cambian las cosas los años / Angustia de saber muerta ya la ilusión y la fe…/ Perdón si me ves lagrimear, los recuerdos me han hecho mal”.

Así que esta es la historia que hay detrás del tango “Como dos extraños”, en donde la realidad supera a la ficción.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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“Como dos extraños”

Tango con letra de José María Contursi y música de Pedro Laurenz, interpretado por Roberto “Polaco” Goyeneche.


Me acobardó la soledad,
y el miedo enorme de morir lejos de ti.
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la burla de la realidad!
El corazón me suplicó
que te buscara, y que le diera tu querer.
Me lo pedía el corazón,
y entonces te busqué…
creyéndote mi salvación.

Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños.
Lección que por fin aprendí:
¡Cómo cambian las cosas con los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe.
Perdón si me ves lagrimear.
¡Los recuerdos me han hecho mal!

Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar.
Fue tan distinto nuestro amor,
y duele comprobar
que todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme, destrozado, el corazón!
Son mil fantasmas al volver,
burlándose de mí,
las horas del que ha muerto ayer.


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