domingo, 15 de enero de 2017

187. Plagios campesinos o robos descarados

–Campesina Borincana, 
Campesina Dominicana,
y Campesina Santandereana,
tres campesinas y dos plagios desvergonzados–

"Plagiar, es cuestión de estilo"
(Pedro Antonio Rolón Comas)

Como suele suceder a veces con la H muda –que por ser muda se queda callada y se pierde en el ir y venir por las fronteras–, pasó con la niña Olán, cuya falda resultó zarandeada en los vericuetos del camino.

No sé por dónde empezar, pero como por alguna parte hay que hacerlo, empecemos por saber qué es “Orán”. Orán es una ciudad de Argelia, en el continente africano.

¿Y qué es “holán”? Preguntemos a doña Wikipedia de Google:

holán

1.
Lienzo fino que se usa para confeccionar camisas, sábanas y otras prendas de uso personal o doméstico. "Las mujeres se vestían con holán de hilo muy fino".
2.
Trozo de tela con volantes que se pone como adorno a las cortinas o los vestidos. "Llevaba un vestido blanco muy antiguo, recargado de holanes".

¿Y qué es “olán”? Volvamos a preguntar a doña Wikipedia:

olán

1.
Volante o tira de tela plegada que llevan como adorno algunas prendas femeninas. "Una falda con olanes".

Tengo mis sospechas de que en sus orígenes esa palabra provino de Holanda (Holland), pero no nos metamos con eso puesto que ya se metió el mexicano Gabriel Zaid en el blog Letras Libres.com al hablar de “Olán”:


Es posible que si alguno va por ahí y oye decir “Olán”, pero no sabe qué es eso ni con qué se come, entonces sus oídos resuelvan que oyeron Orán y suponen que Orán es un lugar de donde se importan camisones, o que también puede ser la dueña de un camisón. Nunca se sabe.

Ahora hablemos de Sergio Blanco Rivas y su esposa Estíbaliz Uranga Amézaga, de Bilbao (España), que en algún momento hicieron parte del grupo “Mocedades” y luego se retiraron para formar el dúo matrimonial de “Sergio y Estíbaliz”. De España, digo, y no de algún país del Caribe, y por lo tanto no de Puerto Rico el país apodado “Borinquen” por los jibaritos, y cuyo gentilicio de apodo son los “borincanos”. De este país es el alegre ritmo de la “plena”. Sergio Estíbaliz, según me informa el Sr. Google, no existe; o, por lo menos, él no lo tiene registrado en sus apuntes. Lo que sí tiene registrado es que la fruta caribeña que en Puerto Rico conocen con el nombre de quenepa, es la misma que nosotros conocemos con el nombre de mamoncillo. Bueno saber esto por si se nos atraviesa en la garganta esa pepa, o esa fruta.

En las pasadas Ferias de Cali, al terminar el año de 2016, estuvo en esa ciudad el cantante salsero panameño Miguel Ángel “Meñique” Barcasnegras, de quien dice doña Wikipedia que “… Recibió una educación estricta, basada en el respeto hacia los demás…”. Eso me parece muy bien porque el respeto hacia los demás es básico para una buena convivencia. Así debe ser. Chicho Cáceres, de la Orquesta Penonome, fue quien le dio el apodo de “Meñique”, por su baja estatura. El apodo entró a hacer parte de su nombre artístico. Barcasnegras es panameño y no borincano, pero eso no obsta para que sea admirador de Borinquen, y sobre todo de las campesinas borincanas a quienes llama “jibaritas hermosas”. Uno puede admirar a las mujeres de cualquier parte, y ni más faltaba que no fuera así (¡cómo me gustan las mulatas caribeñas que derrochan sensualidad, cómo me gustan!).

Hay un tema interpretado por él, que registró en la casa grabadora como de la autoría de Sergio Estíbaliz (que tampoco aparece registrado en Google como borincano), y lleva por título “Campesina Borincana”.

Campesina Borincana”, plagio falsamente atribuido a Sergio Estíbaliz, interpretado por Miguel Ángel “Meñique” Barcasnegras con el acompañamiento del Conjunto Chaney:


Como vemos, en este disco se hace un homenaje a la campesina borincana por parte de un cantante panameño, y con atribución de autoría a un supuesto compositor español. Como quien dice, un sancocho.

Pero resulta ser que esa “Campesina Borincana” es el mismo tema que compuso el santandereano José A. (Alejandro) Morales, de El Socorro, con el título de “Campesina Santandereana”. El cantante cambió la guabina por la plena, para poder acomodárselo a las borinqueñas; e, ignorante de lo que es un “camisón de olán”, cambió el olán por el orán porque le pareció más lógica una ciudad argelina que una falda de encajes y boleros.

Campesina Santandereana”, original con letra y música de José A. Morales, interpretado por Silva y Villalba:
  

El mundo del arte está plagado de plagios y de plagiadores. Muchos se escudan en el cuento de la intertextualidad porque, a no dudarlo, hay obras que contienen sólo uno o dos trazos, o uno o dos acordes, o uno o dos compases, de alguna otra que las influyó. Tal es el caso del venezolano Rudy Márquez que se inspiró en la canción “Bésame mucho”, de la mexicana Consuelo Velásquez; pero no la plagió sino que simplemente la esbozó en su tema “Memorias” o “Ella no volvió” (…Mientras escucho esa música / de “Bésame mucho” / yo siempre la recordaré, / yo siempre la amaré…):


Sin embargo, hay casos que son un olímpico desprecio por los reales autores, físico hurto o robo intelectual, vulgares atracos o raponazos. No les da vergüenza. Las agremiaciones de artistas son buenas para recaudar impuestos, pero regularcitas para repartir regalías, según dicen algunos, y definitivamente malas para defender los intereses jurídicos de los asociados. Basta con que les cambien una letra en un título, y ni siquiera se percatan de que hubo un atentado contra el patrimonio intelectual de intereses confiados a su cuidado.

Muy agradecidas debieron quedar las campesinas borincanas con el homenaje de artista tan originalmente inspirado. Comparemos las dos letras y confirmemos que cualquier parecido entre la copia y la versión verdadera no es mera coincidencia.

CAMPESINA SANTANDEREANA –Letra–
(Bambuco del colombiano José A. Morales)

Campesina santandereana:
Eres mi flor de romero. 
Por tu amor yo vivo loco; 
si no me besas, me muero. 
Me muero, porque en tus labios 
tienes miel de mis cañales, 
que saben a lo que huelen 
las rosas de mis rosales; 
que saben a lo que huelen 
las rosas de mis rosales. 

Cuando bailas la guabina, 
con tu camisón de olán, 
hay algo entre tu corpiño 
que tiembla como un volcán… 
Es el volcán de tus senos, 
al ritmo de tu cintura. 
Campesina santandereana, 
sabor de fruta madura. 
Campesina santandereana, 
sabor de fruta madura.

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CAMPESINA BORINCANA –Letra–
(Plena borincana, según plagio del panameño Miguel Ángel “Meñique” Barcasnegras)

Campesina borincana:
Eres mi flor de romero. 
Por tu amor yo vivo loco; 
y, si no me besas, muero. 
Me muero, porque tus labios 
tienen miel de mis cañales, 
que saben a lo que huelen 
las rosas en mis rosales; 
que saben a lo que huelen 
las rosas en mis rosales. 

Cuando bailas una plena, 
con tu camisón de Orán, 
hay algo entre tu corpiño 
que tiembla como un volcán… 
Es el volcán de tus senos, 
al ritmo de tu cintura. 
Campesina borincana, 
sabor de fruta madura. 
Campesina borincana, 
sabor de fruta madura.

¡Hey! Tú eres del campo la diosa,
puertorriqueña jíbara hermosa.

¡Hey! Tú tienes a flor de labios sabor 
a quenepa, mango, y piña madura.
Campesina de la montaña,
tú tienes la dulzura del melao de caña.

Cosas veredes, Sancho, en tus recorridos por este mundo de Quijotes.

Creí que Meñique era el único que se había metido en la violación de la campesinita santandereana, pero el asunto ya tenía antecedentes según lo reportado por don José Portaccio Fontalvo:

En el año de 1995 tuve el placer de lanzar el libro de mi autoría "Colombia y su música-Volumen II-Canciones y fiestas de la región andina", y en la página 62 escribí lo siguiente:

“A propósito de <Campesina Santandereana>, este bambuco fue plagiado por el cantante dominicano Fernandito Villalona, quien lo cantó y grabó como de su autoría con el título de <Campesina dominicana>, el cual aparece en el Larga Duración del sello Kubaney LP-17036, Depósito Legal nb 82-0104. El álbum se titula <Feliz cumbé>. La letra es la misma, sólo que cuando se trate de decir "santandereana" lo cambia por "dominicana". La música es la misma y es ejecutada en ritmo de Salve o de Jaleo, o sea folclor de la caribeña isla”.


Para el dominicano Villalona la campesina se convirtió en dominicana, la guabina pasó a ser mangulina, y el camisón pasó a estar “de lado”, cualquier cosa que eso signifique. El problema con las campesinitas violadas es que cuando resulta un violador le caen varios al redoblón, y en este caso la campesina santandereana pasó a ser primero dominicana y después borincana, y algún día terminará siendo “medioalemana”, porque los violadores no conocen límites.

El dominicano Fernandito “Mayimbe” Villalona tiene la mala maña de andar olfateando canciones ajenas para registrarlas como propias, haciendo cambios sutiles para despistar a los sabuesos. Tal cosa hizo también con “Gitano soy”, de Ignacio Román, que interpretó Chiqui Tete:

Gitano soy”, original del español Chiqui Tete:


Dominicano soy”, plagio del Mayombe Villalona:


Y sucedió también con “El hijo de patillal”, de José Eliécer Hernández Maestre, que interpretaron los Hermanos Zuleta. La denuncia la encuentro en la página de la emisora La Vallenata 102.3 FM Stéreo de Medellín:

“El hijo de Patillal plagiado por un dominicano”:


El hijo de Patillal” (Cuando pise tierra patillalera donde nacen las canciones sentidas), original por los Hermanos Zuleta (Poncho y Emilianito Zuleta Díaz):


Mi pueblo” (Cuando pise tierra dominicana donde nacen las canciones sentidas), plagio por el Mayombe Villalona:


Hay la posibilidad de que alguien de nombre Sergio Estíbaliz sea quien cometió el plagio y no Villalona, y también la posibilidad de que alguien con otro nombre haya usado el de Estíbaliz para hacer los registros legales, pero es Villalona el que ha puesto la cara en la interpretación de ese disco sin el reconocimiento de la real autoría, y habría que ver adonde han ido a parar las regalías. ¿Quiénes son los plagiadores, y dónde están? Igual puede decirse del registro indelicado en la interpretación de Meñique. En esto de la música lo malo no está en hacer adaptaciones sino en negar el crédito a los verdaderos autores y presentar las obras como si fueran composiciones propias. En esto reside el plagio. En el asunto hay involucradas regalías, y las regalías son dinero que se desvía de sus verdaderos dueños y va a parar a bolsillos ajenos.

Claro que se puede dar el caso de las denominadas contestaciones a una canción, o sea dos letras para una misma melodía, como sucede con el tango “La brisa” con música de Francisco y Juan Canaro, y letra de Juan Andrés Caruso, que tiene una versión cantada por Andrés Falgás (Yo fui sincero y supe quererla, sin pensar que un día pudiera perderla…) y otra cantada por Carlos Dante (Era una tarde y corría una brisa muy cálida y suave por la rosaleda…). Es un mismo título, son dos letras, pero en ninguna de las dos versiones se niega la autoría de la música de los hermanos Canaro. O está el caso del tango “El Choclo” (Con este tango que es burlón y compadrito…), con letra de Enrique Santos Discépolo; y del bolero “Besos de fuego” (En la apartada soledad de nuestras almas…), con letra de Mario de Jesús; que no niegan la música de Ángel Gregorio Villoldo. O el de “Siempre amigos” (Sentate, y escuchá; pero escondé las lágrimas…) y “Andate con la otra” (Andate, si querés, hoy hemos terminado…), cuya primera letra es de Enrique Dizeo y la segunda de Carlos Vicente Geroni Flores, pero sin negar la autoría de la música de Benjamín Tagle Lara. O está “La bicicleta”, de Carlos Vives y Shakira, que encontró en Los de Yolombó una parodia humorística que no niega la autoría de la música.

1. La bicicleta” (Lleva, llévame en tu bicicleta. / Óyeme, Carlos, / llévame en tu bicicleta…), interpretada por Carlos Vives y Shakira:


2. La bicicleta” (Se me robaron la bicicleta, / se me llevaron el quesito y las arepas…), parodia interpretada por Los de Yolombó:


También está el caso de “La golondrina” o “Las golondrinas”, con música de Narciso Serradell Sevilla, que tiene tres letras según quien la cante. Una, de Francisco Martínez de la Rosa que dice “Aben Amet, al partir de Granada, su corazón desgarrado sintió…”; otra de Niceto de Zamacois, que interpretara Juan Arvizu, que dice “¿Adónde irá, veloz y fatigada, la golondrina que de aquí se va?”; y otra, interpretada por Alfredo Kraus, que dice “¿Adónde irá la oscura golondrina tan veloz?”. En las tres versiones se reconoce la autoría musical de Serradell, y no tratan de hacer parecer como si se tratara de algún otro autor.

Ejemplos hay muchos. El pecado no está en cambiar el título o la letra de una melodía; o el título y la música de una misma letra; sino en atribuirse la autoría de obras ajenas.

Vi en alguna película a un muchacho que, guitarra en mano, hacía como que componía una canción para la chica que lo acompañaba, que no cabía en sí de la dicha. Después resultó que a toda chica que conocía él le hacía el mismo montaje, cambiándole el título a la partitura, y con esa fórmula se las llevaba a todas a la cama. Ingenioso.

La fórmula es antigua. La Billos Caracas Boys, con su cantante Cheo García, la aplicó para ganarse el favor del público en diferentes escenarios. La diferencia consiste en que ellos así hicieron… pero respetándole el crédito de autoría al colombiano José Benito Barrios Palomino que compuso primero ese porro para la población de Armero en el Tolima, la misma que décadas después se llevaría la avalancha del volcán. Luego la Billos Caracas Boys adaptó la letra para acomodársela a la población de Palmira en el Valle del Cauca, y posteriormente Carlos A. Vidal la adaptó para acomodársela a la población de Valencia en Venezuela. Son adaptaciones, bajo la autoría innegable e innegada de José Barros.

Armero señorial” (Armero señorial-Palmira señorial-Valencia señorial), porro original con letra y música de José Benito Barros Palomino, interpretado por él con acompañamiento de “Los Gavilanes de El Banco”:


Palmira señorial” (Armero señorial-Palmira señorial-Valencia señorial), porro con letra y música de José Benito Barros Palomino, adaptado e interpretado por la Billos Caracas Boys con la voz de Cheo García:


Valencia señorial” (Armero señorial-Palmira señorial-Valencia señorial), porro con letra y música de José Benito Barros Palomino, adaptado por Carlos A. Vidal e interpretado por Cheo García con acompañamiento de la Billos Caracas Boys:


Igual fórmula aplicaron Cheo García y la Billos Caracas Boys con su “Pa´ Maracaibo me voy” en Venezuela, que con total éxito en Colombia convirtieron en “Pa´ Barranquilla me voy”.

Digamos que el asunto es, como dicen, cuestión de estilo. Y de regalías, no se nos olvide. Es cuestión de a quien se le dan los créditos y donde van a parar las regalías; si al bolsillo de sus legítimos dueños, o a bolsillos ajenos.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)



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