He dicho, tal vez con insistencia, que la música caribe le pone ritmo de baile y alegría a sus tristezas, como en aquella cumbia del hijo indolente y desalmado de la Niña Emilia Herrera que viajó y se olvidó de su madre (Coroncoro, se murió tu madre. “Déjala morir”). El tango, por el contrario, se oye triste hasta cuando canta sus alegrías (Victoria, cantemos victoria, yo estoy en la gloria: se fue mi mujer). También he insistido en que del tango al bolero no hay sino un paso, y viceversa, y que hay cantores de tango que han cantado boleros, y boleristas que han cantado tangos.
Hermoso, particularmente hermoso, me parece este bolero que se hizo conocido en la voz de Ignacio “Bola de Nieve” Villa Fernández en el subgénero del filin (feeling) cubano y cuya autoría es de los hermanos tangueros argentinos Homero Expósito, autor de la letra; y Virgilio Expósito, compositor de la música:
“Vete de mí”, bolero filin (feeling) con letra de Homero Expósito y música de Virgilio Expósito, interpretado por el cubano Ignacio “Bola de nieve” Villa con su propio acompañamiento al piano:
Si bien esta versión de Bola de Nieve es bella, no es menos bella la que interpreta el compositor en su voz, acompañándose al piano:
“Vete de mí”, bolero filin (feeling) con letra de Homero Expósito y música de Virgilio Expósito, interpretado por Virgilio acompañándose al piano:
Indudablemente es un bolero, de buena factura bolerística, pero que no deja de tener su tanguedad en la tragedia de quien reconoce que debe alejarse de la mujer que lo ha sido todo para él porque poner distancia entre los dos es lo mejor para ambos:
Tú, que llenas todo de alegría y juventud;
que ves fantasmas en la noche, de trasluz;
y oyes el canto perfumado del azul…
vete de mí.
No te detengas a mirar
las ramas viejas del rosal
que se marchitan sin dar flor.
Mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar y amar.
Yo, que ya he luchado contra toda la maldad,
tengo las manos tan deshechas de apretar
que ni te puedo sujetar.
Vete de mí.
Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer,
cuando me llegues a olvidar;
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer,
cuando me llegues a olvidar;
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
Me sorprendió, durante el Festival Boleros de Oro 2014 de La Habana, Cuba, escuchar una canción guajira que había oído antes sin reparar en su letra. La música es alegre, como corresponde a la región caribe, pero pensándolo bien la letra resulta ser ¡un tango! Habla de un sitio y de un campesino en el que reinaba su Sitiera, pero un día ella resolvió irse y ya nada volvió a ser igual. El hombre está dispuesto a perdonarla, si ella vuelve, pero cuando la mujer se va ya no hay reversa y es mejor dejarlo así. Peor sería que regresara y que los dos vivieran el resto de la vida cubiertos por el fantasma corrosivo de la infidelidad.
“La sitiera”, guajira cubana con letra y música de Rafael López, interpretada por Roberto Faz, Roberto Espí y Marc Ribot con el Conjunto Casino:
Sitiera mía,
dime ¿Qué has hecho
de nuestro dulce hogar,
cuna que un día
fue la alegría
de todo aquel sitial?
Lágrimas vierto
por la Sitiera,
y tiendo a desolar,
y es por no verte;
reina que un día
fuiste de aquel sitial.
El jilguero se alejó
de aquel frondoso algarrobo,
y hasta la mata de cobo
nos da muestras de dolor.
La Sitiera se ha marchado
y yo, enamorado,
lloro por su amor;
que es, por la Sitiera,
como si fuera un día
al que le falta el sol.
Ven, Sitiera, por favor;
ven conmigo a mi bohío,
y allí gozaremos los dos
al son del tiple y el güiro.
Sitierita, Sitierita, Sitierita…
El tema es, ni más ni menos, el mismo del tango “Mi noche triste” (Percanta, que me amuraste en lo mejor de mi vida, dejándome el alma herida y esplín en el corazón) y el del tango “La Cumparsita”:
“La Cumparsita”, tango con letra de Pascual Contursi y música de Gerardo Matos Rodríguez en interpretación de Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras:
Si supieras
que aún dentro de mi alma
conservo aquel cariño
que tuve para ti;
–¡Quién sabe!– si supieras
que nunca te he olvidado,
volviendo a tu pasado
te acordarías de mí.
Los amigos ya no vienen
ni siquiera a visitarme.
Nadie quiere consolarme
en mi aflicción.
Desde el día en que te fuiste,
siento angustias en mi pecho.
Decí, Percanta, ¿Qué has hecho
de mi pobre corazón?
Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana
como cuando estabas vos.
Y aquel perrito compañero,
que por tu ausencia no comía,
al verme solo el otro día…
también me dejó.
Definitivamente, “Cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras; cuando tú te hayas ido, con mi dolor a solas evocaré el idilio de las azules horas. Cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras”.
“Sombras”, vals del peruano Carlos Brito Benavides en su música, con letra de la mexicana Rosario Sansores, interpretado por la venezolana Soledad Bravo:
Por las modalidades y los modismos del español que se habla en cada región, y por los acomodos de los letristas y de los intérpretes, en la letra original pueden aparecer distorsiones sintácticas que he preferido corregir en este texto para ustedes aclarando a los puristas que en cuanto a la literalidad (sic) deben dirigirse a la escucha de las grabaciones. He respetado, eso sí, la intención del letrista o espíritu de lo que quiso decir.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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