Me encontraba en el lobby del Hotel Nacional de La Habana, en Cuba, cuando sonó un antiguo reloj de péndulo montado en un mueble de pedestal hecho de madera tallada. Su sonido de campanas al dar la hora me recordó al que hay en la torre del Gran Benjamín en Londres (torre del Big Ben), que es uno de los íconos tradicionales de la capital de Inglaterra.
(imágenes tomadas de Internet)
Suelo jugar en mi mente con algunas expresiones que no están hechas para la traducción literal, como decir que cuando leo algo de uno de los padres del Ensayo, junto con don Miguel de la Montaña (Michael de Montaigne), que es el inglés Paco Tocino (Francis Bacon), pienso en el adobo de tocineta para las hamburguesas. Es lógico, por el significado de esos apellidos y, como diría el detective Sherlock Holmes: “Elemental, mi querido Holmes”, una cosa obvia, caída de su peso.
La torre del Big Ben, la catedral del Ministerio del Oeste (Westminster), el palacio de Buckingham, son lugares cuya dirección es reconocida en Londres. O el Nro. 10 de calle abajo (Downing Street) donde vive el Primer Ministro. O el Nro. 221B de la calle del panadero (Baker Street) donde vivió el detective Sherlock Holmes compartiendo habitación con el Dr. John Hamish Watson, que es una de las más solicitadas por los turistas y en cuya estación del Metro hay una estatua de Holmes. En esa dirección funciona un museo y hay una sociedad de admiradores que se encarga de atender la correspondencia que llega a nombre del detective. Sólo hay un inconveniente: el detective y su ayudante no existieron, y la misma dirección hasta hace poco no existía. Son una leyenda creada por invención del escritor Sir Arthur Conan Doyle.
El Nro. 221B de Baker Street:
De hecho el personaje de Sherlock Holmes en las novelas de Doyle nunca pronunció la frase “Elemental, mi querido Watson”, puesto que cuando esa frase hizo su aparición en el cine sonoro lo hizo en el guion o libreto de la última escena de la película “El regreso de Sherlock Holmes” (1929), protagonizada por el actor Clive Brook.
“Curiosidades sobre Sherlock Holmes”:
Incluso, algunas de las características de Holmes no fueron invención de Conan Doyle sino del actor de teatro William Gillette, que no tenía nada que ver con las máquinas de afeitar. Fue él el que aportó lo de la gorra de paño, lo de la lupa, y lo de la pipa curvada:
Aunque Sherlock Holmes es un personaje literario que no existió, su autor sí se basó en un hombre de carne y hueso para crearlo. Se trata de un médico que había sido su profesor en la Facultad de Medicina y es considerado como el padre de la medicina forense, El Dr. Joseph Bell, que impresionaba a Conan Doyle con su método deductivo capaz de llegar a conclusiones basado en simples indicios:
Dr. Joseph Bell, el verdadero Sherlock Holmes
Si un hombre que está entrando al escenario para sentarse entre los músicos de la orquesta tiene los dedos regordetes y cortos, los labios rajados, y las mejillas mofletudas, es obvio que ese hombre no es pianista sino ¡Trompetista! “Elemental, mi querido Watson”.
En las novelas de Sherlock Holmes él era violinista, así en las películas que se han hecho no aparezca tocando el violín, pero muchos han encontrado paralelos entre las características del personaje de la serie de televisión Dr. Gregory House, que protagoniza Hugh Laurie, en la que en ocasiones toca el piano.
La BBC de Londres hizo una serie sobre el detective, y el tema fue compuesto por David Arnold y Michael Price:
En televisión había una serie de dibujos animados infantiles cuyo tema en español, compuesto por Gian Paolo Zallavone es el siguiente:
Sherlock Holmes es un personaje de ficción pero, cuando todos nosotros hayamos muerto, él seguirá viviendo en el corazón de los admiradores de esta genial obra de Sir Arthur Conan Doyle.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
No hay comentarios:
Publicar un comentario