domingo, 29 de noviembre de 2015

127. Traviatas, infieles, y extravíos

A los alrededores de Titiribí (Antioquia) llegó un personaje, el conde Adolfo de Bourmont, que fue socio de las minas de El Zancudo hasta que un pleito con don Carlos Coroliano Amador lo llevó a la ruina. Decía el conde haber sido el Armando Duval de la novela “La dama de las camelias” de Alejandro Dumas, hijo; pero en el hipotético caso de haber sido uno más entre los muchos caballeros que en el sentido bíblico conocieron a Madame Rose Alphonsine María du Plessis, Contesse de Perrégaux, la verdadera cortesana escondida tras el seudónimo de Margarita Gautier, no fue el inspirador del personaje, como podemos deducir por estos datos: Alejandro Dumas escribió su novela basado en un personaje autobiográfico, la dicha dama con la que el escritor tuvo amores. De hecho, la Margarita Gautier de la novela tenía un amante, nombrado “Armando Duval” por el autor, cuyas iniciales eran las suyas: “Alejandro Dumas”. 

La novela trata de una casquivana que, al estilo de estas damas, no rechazó con un “no” de plano la propuesta matrimonial de uno de los admiradores sino que le entregó una camelia con la promesa de que cuando la flor se marchitara regresara donde ella “a ver si entonces se resolvía a dar el sí”. No fue el equivalente del bolero de Osvaldo Farrés: “Siempre que te pregunto que cuándo, cómo, y dónde; tú siempre me respondes: quizás, quizás, quizás. Y así pasan los días, y yo desesperado, y tú, tú, contestando: quizás, quizás, quizás” porque las camelias son flores efímeras que se marchitan de un día para otro. El tema fue tomado por Francisco María Piave para escribir el libreto de la ópera “La Traviata” (La descarriada o perdida) del compositor Giuseppe Verdi, en la que Margarita Gautier se convierte en Violeta Valery y Armando Duval en Alfredo Germont, ópera que fue un fracaso burlesco en su inauguración porque una rolliza soprano, ya madura, no puede hacer el papel de una estilizada jovencita que está tísica y ad portas de morir. La inauguración fue un fracaso, pero luego se convirtió en una de las óperas más amadas por los públicos del mundo. A estas alturas de la vida no nos es dado ver a la soprano Fanny Salvini-Donatelli caracterizada como la Violeta Valery del debut operístico, pero sí podemos apreciar la imagen proyectada por la soprano Montserrat Caballé en la representación de ese papel durante el año de 1973.

Montserrat Caballé, soprano

https://www.youtube.com/watch?v=_dAnMo649_k

En esta versión del “Coro de los Bohemios” se aplica la encantadora receta de Walt Disney de describir con dibujos animados esa música, y la simbólica camelia es llevada y traída por el video. Simpática puesta en escena.


A mí me gustaba escribir Margarita Gauthier porque me parecía más elegante; pero averiguando “… Sur le sort de Mademoiselle Marguerite” descubrí que los franceses simplemente escriben Gautier. Igual me pasó con la ópera que yo sofisticadamente escribía “La Traviatta”, hasta que descubrí que los italianos escriben simplemente “La Traviata”. No seré yo el que los contradiga después de estos descubrimientos. 

Esa historia dio pie a la mención que hace el tango “Griseta”, con letra de José González Castillo (padre de Cátulo) y música de Enrique Pedro Delfino: “Quién diría /que tu poema de Griseta /sólo una estrofa tendría, /la silenciosa agonía /de Margarita Gautier”. Y dio pie al tango con el nombre de la protagonista que dice: “Hoy te evoco, emocionado, /mi divina Margarita. /Hoy te añoro en mis recuerdos, /oh, mi dulce inspiración. /Soy tu Armando el que te clama /mi sedosa muñequita; /el que llora, el que reza, /embargado de emoción”.

Margarita Gautier”, tango de Isaac “Julio Jorge Nelson” Rossofsky (L.) y Joaquín Mauricio Mora (M.), estrenado por Alberto Gómez:


Y hasta a una película de 1947 titulada ”La dama de las camelias”, que dirigió el tanguero y cineasta José Bohr (autor e intérprete del tango “Farolito” y otros):


El tema de la infidelidad debe ser tan antiguo como el de la tentación de la serpiente en el paraíso. Tengo mis sospechas de que la envidia de Caín contra Abel, y el asunto de la quijada del asno, tenían más que ver con alguna falda u hoja de parra que con cosechas de trigo. Tanto es así que cuando el asunto llegó a Moisés en las tablas de la ley ya ameritaba capítulo aparte: “No desear la mujer de tu prójimo”. La cosa se agrava cuando se interponen hermanos. Ahí el dulce se pone a mordiscos.

El personaje de La Traviata, y el de La Dama de las Camelias, no tiene inconveniente en proponerle matrimonio a una mujer que tenía su mala reputación pero de la que él se enamoró, así para su familia tal decisión sea un desastre.

Recuerdo a un amigo que miraba a su coqueta mujer diciendo: “Ay, Señor, dame paciencia”; y luego alzaba los ojos al cielo: “Dios mío, llevátela para no mandátela”.

Amor desolado” (con letra de José Sánchez Dicenta y música de Alberto Cortés) cuenta la historia del músico argentino Waldo de los Ríos que, desconsolado por la separación de la actriz uruguaya Isabel Pisano, confesó que “…a la luz difusa de la madrugada, me quité la vida para no matarla”.


El amor suele ser posesivo y obsesivo, y llega a convertirse en tormento cuando las dudas se meten en la cabeza del enamorado, como en el bambuco “Cuatro preguntas”, con letra de Eduardo López y música de Pedro Morales Pino: “Niegas con él lo que hiciste, /y mis sospechas te asombran; /pero… si no le quisiste, /¿por qué te pones tan triste /cuando en tu casa le nombran?”.


Situación que puede desembocar en un tango machista de reacciones latinas como el de Jorge Curi (L) y Pedro Maffia (M): “…Pero una Noche de Reyes, /cuando al hogar regresaba, /comprendí que me engañaba /con el amigo más fiel. /Y ofendido en mi amor propio, /lleno de rabia y coraje, /quise vengar el ultraje /y, sin compasión, ¡los maté!”.


Matar a la infiel no es raro, suele pasar y tal es el caso de la milonga campera “Amablemente”, con letra de Augusto A. “Iván Díez” Martini y música de Edmundo Rivero:


El lunfardo está cargado de expresiones que tienen origen italiano o que vienen de blaralresve (hablar al revés). En este caso la letra habla de un hombre que regresó a la pieza que tenía alquilada en el hotelucho para vivir con su amante mina, tal vez una mujer sacada de algún bar a vivir juiciosa, y se la encuentra en brazos de un don Juan tiburón o gallinazo. El marido lo tomó con calma, le dijo al otro hombre que se fuera tranquilo porque el macho no es culpable en estos casos, le pidió a Catalina, la mujer, que le preparara un agua aromática doble y se puso las alpargatas. La infiel mujer, asustada, hizo lo que él le pedía mientras el hombre se liaba un cigarrillo a mano o fatto y hablaba de cosas sin trascendencia para dar la impresión de que todo estaba tranquilo. Entonces se acercó a ella y le dio un beso en la frente (nada de qué preocuparse); mientras, con toda educación y amablemente… ¡le fajó treinta y cuatro puñaladas!

Una noche prendí el televisor y contaban la historia de una joven antioqueña que conoció a un gringo por Internet y viajó a Estados Unidos en busca del sueño americano. Se casaron, y ella descubrió que él era un celoso compulsivo que se inventaba traiciones donde no las había, por lo que acudió a la Corte y metió papeles de divorcio; lo que desató la ira de él, que en la alcoba disparó varias veces sobre ella, antes de poner el cañón del revólver bajo la barbilla y fragmentarse los sesos. Es una reacción machista a la mexicana, como la que canta Antonio Aguilar en “Quince años tenía Martina /cuando su amor le entregó, /y a los dieciséis cumplidos /una traición le jugó… /Hincadita de rodillas /no más seis tiros le dio /y el amigo del caballo /ni por la silla volvió”. 


Muy resignado me parece José Luis Perales que, al ver que todo estaba acabado, resuelve preguntar a su amada: “¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? Es un ladrón que me lo ha robado todo”.


Ante la infidelidad, hay reacciones cargadas de fina ironía a la francesa del mènage a trois de Armando Manzanero que dice: “Llévatela… por eso, vamos amigo, /te suplico te la lleves /¡por el bien de los tres!”. 


O la flemática inglesa, con letra y música de Rodolfo Sciammarella: “Llevátelo todo: /mis pilchas, mi vento; /pero a ella… dejála /porque es mi mujer” en el que se introduce un elemento que es el de la infidelidad con el hermano.


Al respecto dice Miguel Gallardo, muy a la italiana, que no mata pero sí se duele de que “Ahora Otro ocupa mi lugar,/ otro calmará tu sed. /Es difícil olvidar, /comprender que ayer te tuve entre mis brazos /y ahora eres de mi hermano”.


En el tango con letra de Enrique Dizeo y música de Carlos Vicente Geroni la dama propone, a la española, con un resignado: “Andáte, si querés, /que ya hemos terminado… /desde hoy en adelante /no hay nada entre los dos… /Andáte con la otra, /dejáme con mi pena”.


No importa si la reacción es trágica o civilizada, la infidelidad deja una marca de dolor difícil de borrar. Difícil sí es olvidar, pero no hay nada mejor que el meimportaunbledismo que propone Rodrigo Silva en la danza “Amor marino”, al que ya nada le importa y “…mientras sepa que este amor ya no me quiere; /me da lo mismo que se vaya, que se quede, o… ¡que se muera!”.


ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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CANCIONERO


AMABLEMENTE

Milonga campera con letra de Augusto A. “Iván Díez” Martini y música de Edmundo Rivero:

https://www.youtube.com/watch?v=QJG_LkQJSYs

“La encontró en el bulín, y en otros brazos;
sin embargo, canchero y sin cabrearse,
le dijo al tiburón: "Puede rajarse.
El choma no es culpable en estos casos".
Al quedarse bien solo con la mina
buscó las alpargatas y, ya listo,
murmuró cual si nada hubiera visto:
"Cebame un par de mates, Catalina".
La grela, jaboneada, le hizo caso.
El tipo, saboreándose un buen faso,
la mateo, chamuyando de pavadas;
y luego, besuqueándole la frente,
con toda educación, amablemente,
¡le fajó treinta y cuatro puñaladas!
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 “LLÉVATELA”
(Armando Manzanero)

https://www.youtube.com/watch?v=DHOf3fNYaF4

Llévatela,
que al fin y al cabo piensa mucho en ti
y por la forma en que te mira comprendí
que olvidó todas las cosas que le di.

Oye, llévatela,
pero tienes que quererla como yo.
Es un poco caprichosa,
por momentos es celosa,
y otras veces cariñosa.

Hace tiempo que me está fingiendo
y no me está diciendo ninguna verdad.
Su amor se ha ido muriendo
y seguir insistiendo sería mi maldad.

Llévatela,
y si es cierto que le tienes mucho amor,
eso hará que no le encuentres ni un error
y vivas agradecido a su calor.

Olvidaba decirte
que, si al querer decir tu nombre
pronuncia el de otro hombre,
igual le pasó conmigo.

Por eso, ¡Vamos, amigo!,
te suplico te la lleves…
por el bien de los tres.

Su amor se ha ido muriendo,
y seguir insistiendo
sería mi maldad.

Pero llévatela,
y si es cierto que le tienes mucho amor,
eso hará que no le encuentres ni un error
y vivirás agradecido a su calor.

¡Ah! Y olvidaba decirte
Que, si al querer decir tu nombre
pronuncia el de otro hombre,
igual le pasó conmigo.

Por eso, ¡Vamos, amigo!,
te suplico te la lleves…
por el bien de los tres.

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OTRO OCUPA MI LUGAR
Miguel Gallardo

https://www.youtube.com/watch?v=xZWuaZq6mC4

Fui
tu gran amor,
tu eco, tu voz,
tu amanecer,
el compañero de tu ayer.

Te di
mi alma, mi hogar,
mi juventud,
mi soledad.

Amé tu cuerpo,
tu sonrisa,
tus defectos,
tus caricias,
y ahora…

Otro ocupa mi lugar,
otro duerme junto a ti.
Él se lleva lo que amé
sin pensar que mi camino
se acababa,
que sin ti
no valgo nada.
Y ahora…

Otro ocupa mi lugar,
otro calmará tu sed.
Es difícil olvidar,
comprender que ayer te tuve
entre mis brazos
y ahora eres
de mi hermano.

Y quiero huir,
quiero llorar,
quedarme aquí,
echarme a andar,
romperlo todo y empezar.
Adiós, te digo adiós,
y sin volver la vista atrás
me iré despacio en la mañana
con la vida destrozada
mientras…

Otro ocupa mi lugar,
otro duerme junto a ti.
Él se lleva lo que amé
sin pensar que mi camino
se acababa,
que sin ti
no valgo nada.
Y ahora…

Otro ocupa mi lugar,
otro calmará tu sed.
Es difícil olvidar,
comprender que ayer te tuve
entre mis brazos
y ahora eres
de mi hermano.
Él se lleva lo que amé
sin pensar que mi camino
se acababa,
que sin ti
no valgo nada.

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LLEVÁTELO TODO

Tango con letra y música de Rodolfo Sciammarella interpretado por Oscar Larroca con la orquesta de Alfredo de Ángelis:

http://www.youtube.com/watch?v=DqahFSCpbFg

Vení, hermano, debo hablarte
que en mi pecho hay mucha bronca
y una pena de hace rato
que no puedo desahogar.
Vení, hermano, no te asombres;
yo te vi la noche aquella
que chamuyabas con ella
muy bajito, no sé qué.
Porque… yo la quiero mucho
–¡Vos sabés cuánto la quiero!–
y no sé cómo resisto
a la horrible tentación
de ahogarla entre mis brazos
y partirte a vos el pecho…
Pero, ¡No!, vos sos derecho.
Tan derecho como yo.

Cumplí con tu deber,
que es muy triste
pelear entre hermanos
un mismo querer.
Llevátelo todo:
mis pilchas, mi vento;
pero a ella… dejála
porque es mi mujer.

Sí, te deschavan tus ojos,
tu voz que está emocionada.
Sí, comprendo claramente
que vos mucho la querés.
Mas, te ruego que seas hombre,
que luchés con entereza,
y respetés con nobleza
la amistad que te brindé.

Yo sé que siempre te he confiado
todo cuanto había en mi vida,
los secretos más sagrados
que un hombre puede confiar.
Tú también me has confesado
todo tu triste pasado.
Si nunca te he traicionado,
no me debés traicionar.

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