sábado, 9 de mayo de 2015

94. Mirada con ojos de perro azul

Está uno acostumbrado a mirar el mapamundi con ojos americanos en los que América está en pantalla al lado de Europa y África. Asia viene a quedar en lo que llamamos “el extremo oriente”, pero es obvio que lo de extremo oriente es desde el punto de vista de los europeos o de los americanos, porque para los asiáticos el extremo oriente tal vez sea Canadá.

Mapamundi occidental, con el cono azul 
argentino señalando hacia abajo.

Me acabo de enterar de una curiosidad. En  las escuelas australianas se enseña geografía a los niños usando un mapamundi australiano en el que desde nuestro punto de vista el mundo está al revés y Australia está en el centro del mundo a la altura de Brasil. Todo lo demás queda hacia arriba o hacia abajo, según desde donde se mire.

Mapamundi australiano, con el cono azul 
argentino señalando hacia arriba.

Hay personas que tienen un ojo de un color, y el otro de otro (heterocromía). 

Heterocromía ocular 
(un ojo café y otro azul)

Tal es el caso de actores y cantantes reconocidos como Mila Kunis, Kiefer Sutherland, Christopher Walken, Demi Moore, Jane Seymour, y David Bowie, entre otros; y hay personas cuyo color de ojos varía según la ropa que lleven puesta. Sus ojos a veces se ven verdes, y a veces se ven azules.

Es cosa sabida que el daltonismo consiste en la imposibilidad que algunos tienen de captar algún color, como decir el rojo o el verde, lo que se convierte en un problema a la hora de un conductor mirar las luces de los semáforos en los cruces de las esquinas. No apreciar algún color es malo, pero no apreciar ninguno debe de ser ¡horrible! Opie Hughes sufría ese síndrome o disfunción pero, afortunadamente, han inventado unas gafas que lo corrigen:

https://es.noticias.yahoo.com/graban-el-momento-en-el-ve-los-colores-por-primera-vez-144858988.html

Yo hubiera jurado que todo el mundo veía las cosas con los mismos ojos con que yo las veía. Me equivoqué. Por simple lógica debí analizar que las montañas que en la distancia se ven azules cambian a verde a medida que uno se acerca, y que las aguas del mar reflejan el color de las algas que pueblan su fondo. Saber que no todos captamos los colores de igual manera me sorprendió, con una prueba visual que apareció en Internet, en que una figura tenía para algunos un color y para otros tenía otro. Se trata del vestido que aparece en la siguiente fotografía, cuyo color original es el de la prenda del centro. Algunos lo ven del color azul que está a la derecha, y otros lo ven del color beige que está a la izquierda.


Hay un tema salsero compuesto por el panameño Rubén Blades que se titula “Ojos de perro azul”:

Ojos de perro azul, de Rubén Blades:

Tiene el mismo título de un cuento de Gabriel García Márquez:

Ojos de perro azul, cuento de Gabriel García Márquez:

No es coincidencia. Se trata del CD “Agua de luna” de Blades, grabado en 1987 con varios temas inspirados en cuentos del Nobel de Literatura colombiano, entre los que se cuenta el título del cuento (y de un libro de cuentos) titulado “Ojos de perro azul”. ¿De dónde sacaría García Márquez tal título para su cuento? 

Imaginar un perro azul tiene, claro, connotaciones macondianas; pero es una expresión (blue dog) usual entre la etnia del dialecto Cajún residente en Louisiana (USA) y compuesta por desplazados de cultura francocanadiense procedentes de Acadia (Canadá), a los que perteneció el pintor George Rodríguez, de apellido paterno evidentemente hispano descendiente.

"Ojos de perro azul", 
pintura de George Rodríguez

Rodríguez pintó en los años 80 una serie de cuadros con el título genérico de Perro Azul, inspirados en la leyenda del hombre lobo (Loup Garou). Para ellos tomó como modelo la fotografía de su fallecida mascota Tiffany. Un cuadro suyo cuesta algo así como dos o tres mil dólares, pero el mercado está inundado de copias falsas hechas en China al por mayor, y se requiere del ojo clínico de un experto para diferenciarlas de los originales.

La expresión Perro Azul (blue dog) pertenece, pues, a la cultura Cajún de los francocanadienses emigrados a Louisiana, y su origen se pierde en la memoria de las tradiciones ancestrales, pero George Rodríguez no plagió a los cajunes, ni García Márquez plagió a Rodríguez, ni Rubén Blades a García Márquez, porque simplemente tomaron el título para sus respectivas obras. Dirán los chinos que lo suyo es un simple negocio y que ellos tampoco copian a George Rodríguez; pero, como transcriben sus cuadros con pelos y señales, y hasta le ponen la firma de ese pintor, lo suyo es un plagio descarado, un cuento chino desvergonzado, un paquete chileno.

Como dijo el poeta don Ramón de Campoamor, “En este mundo traidor, /nada es verdad ni mentira; /todo es según el color, /del cristal con que se mira”.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)

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