viernes, 8 de mayo de 2015

93. Chupaté, incógnita indespejada

En estos días vi en televisión al ingeniero colombiano (de Málaga, Santander) J41ME G4RC14 SERRANO, que tiene la habilidad de ganarle a las calculadoras en velocidad para las operaciones aritméticas. Esa habilidad no tiene sentido práctico, fuera de la circense exhibición y de la satisfacción de poder hacerlo, lo que le sirve para promocionar su empresa de capacitación en matemáticas:



Suelo embarcarme en el despeje de incógnitas como decir “¿De qué marca era el reloj de Matusalén?”. Para los que no fueron niños, o ya se les olvidó, debo aclarar que la pregunta se refiere a una ronda infantil de mi niñez que decía que:

El reloj de Matusalén
da las horas siempre bien:
Da la 1, da las 2
da las 3, da las 4,
da las 5, da las 6,
da las 7, da las 8,
da las 9, da las 10...


Las rondas infantiles, con pocas excepciones, no tienen papá, o por lo menos un padre conocido y reconocido. Del Hijo de Rana-Rin-Rín-Renacuajo, sí se sabe que fue Rafael Pombo; y de Los Maderos de San Juan, se sabe que fue José Asunción Silva; pero, de resto, ni idea de ADN. Sé  que en otras partes el juego que nosotros llamamos golosa se llama rayuela. El de bolas de cristal o chumbimbas se llama canicas. El trompo se llama peonza. Las cometas son papirotes. El toma todo o todos ponen se llama perinola. La coca es el balero. Pero no he podido saber cómo le dicen al juego de chupaté. Con decir que casi no encuentro información en los cajones del Sr. Google, hasta que  al fin encontré.

JUEGOS DE PAREJA CON DESPLAZAMIENTO


Las parejas se toman de las manos por delante o por detrás, y mientras cantan o recitan el texto realizan un esquema específico de desplazamiento. Algunos de estos juegos tienen giros y cambios de dirección. Ejemplo: "Chupaté".

Una, dos, y tres,
chupaté té té,
caminá ná ná,
caminaba una niña en París;
resbaló ló ló,
se cayó yó yó;
en los brazos
del novio quedó,
y en un beso de amor terminó.

(Versión de Pilar Posada en Recuerdos de Infancia)

Hace poco (y ya no recuerdo dónde) mencionaba yo al príncipe Phillippe de Francia que jugaba chupaté con el Duque de Orleans. Es un error, puesto que el príncipe y el duque son la misma persona. Phillippe I, duque de Orleans, era hijo de Luis XIII y hermano de Luis XIV, reyes de Francia; pero sí, jugaba chupaté por las calles de París con Giulio Mancini Mazzarino, duque de Nevers, sobrino del cardenal Mazzarino, que debió sufrir mucho cuando dejó de ser el favorito del príncipe y fue reemplazado por el conde de Guiche. Ya se sabe que los amores eternos duran apenas unos meses. 


Phillippe de Orleans (datos tomados de Wikipedia): Desde su infancia, casi toda transcurrida durante la insurrección de la Fronda, demostró su "originalidad" con el juego preferido de ponerse cintas y maquillaje. Sus tendencias homosexuales y su superficialidad fueron estimuladas porque un príncipe extravagante tenía menos oportunidad de hacer sombra a su hermano, que de esta forma no corría peligro de que se le disputara el poder. Por entonces, Felipe fue reconocido por su libertinaje y su homosexualidad, así como por sus costumbres extravagantes. Su primer amante favorito, el primero en "corromperle" según las memorias del duque de Saint-Simon, fue un sobrino del cardenal Mazzarino, de nombre Giulio Mancini, duque de Nevers. Más tarde fue el conde de Guiche, Armand de Gramont (hijo del mariscal de Gramont, príncipe de Vidache y virrey vitalicio de Navarra). Guiche redujo a Monsieur Phillippe a una tiranía escandalosa que produjo más de una crisis en la Familia Real. Guiche, paradójicamente, acabaría engañando a Monsieur con la propia esposa de éste, la princesa Enriquette Anna Estuardo.

Hago esta corrección, aunque saberlo no tiene ninguna implicación, a decir verdad, si bien me queda la incógnita indespejada de querer saber cómo se le dice en Francia al real juego del chupaté-té-té-caminá-ná-ná.

Es más fácil responder a la pregunta del reloj de Matusalén que a esta otra “¿Quiénes eran los Puerta, dueños de la manga de don Pepe frente a la Plaza de Flórez?”. No tengo respuesta a esta pregunta, como parece que no voy a saber quién diablos fue doña Ana Díaz, la que dio nombre a la quebrada que pasa frente a mi casa y que cuando se enverraca acaba hasta con el nido de la perra. Si me preguntan para qué sirve saber eso, les diré que no sirve para nada, fuera del prurito de no tragar entero y de saber por saber.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)


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