martes, 3 de junio de 2014

55. Jefe Seattle no decir eso

Por sus tocados, para los productores de películas todos los indios norteamericanos parecen ser Pielrojas; y todos parecen hablar sintácticamente como si estuvieran redactando telegramas: “Jefe ojo de águila decir carapálidas no beber pozo tribu”. Son imágenes estereotipadas para consumo comercial.

A raíz de la abdicación del Rey Juan Carlos de España escribí un correo en el que cité una frase del jefe indio Seattle. Me refiero a que “uno no puede regalar lo que no es de uno”, que en alguna parte leí fue pronunciada cuando al jefe se le dijo que el Nuevo Mundo descubierto por Cristóbal Colón le había sido regalado por el Papa Alejandro VI a los Reyes Católicos de España. El nombre del jefe indio, Noah Seattle (“si arol”, pronuncian los nativos de la ciudad norteamericana bautizada en su honor), no es su verdadero nombre sino uno que adoptó cuando se convirtió al catolicismo. Pues, bien, la frase citada ¡No es de él, nunca la pronunció!

Gran Jefe Seattle

El jefe Seattle, al igual que el actual Príncipe Felipe de España, era un hombre alto que sobresalía entre las personas que lo rodeaban. Pero, además, era un orador de voz recia cuyo discurso podía llegar claramente al último anillo de guerreros sentados en semicírculo en la campiña alrededor de él, y lo oían con respeto. No pertenecía a la tribu de los Cherokees ni a la de los Pielesrojas ni a la de los Navajos ni a la de los Apaches ni a ninguna de las más mencionadas en las películas de Hollywood. Seathl o Sealth (1786-1866) nació en el seno de la tribu Suquamish y su padre fue el jefe Schweabe, cuya lengua era el lushotseed. Por el sistema hereditario de línea materna que los regía, Seathl era considerado de la tribu Duwamish a la que pertenecía Sholitza, su madre. Seattle medía 6 pies de altura, que equivalen a 1,83. Sentado, y a su edad, no se ve tan alto en la única fotografía que le fue tomada; pero el tamaño de los zamarros sí lo da a entender. Las pinturas que lo muestran con tocado de Pielroja no corresponden con la realidad.

Su tan mentado (no me atrevo a decir que conocido) discurso ha llegado hasta nosotros en tres versiones que se han distorsionado a medida que pasan de boca en boca; y seguramente la primera contiene alguna distorsión de las palabras realmente pronunciadas de viva voz. Las cosas cambian al pasar de uno a otro.

La tercera versión, fue escrita por Ted Perry para la película ecológica Home en 1972, y se inspiró en otra versión que había sido escrita en 1960. En esta versión cinematográfica, se supone que el Jefe Seattle le envió ese texto en una carta al presidente Franklin Pearce, lo que no es cierto.

Versión de Ted Perry para la película Home de 1972:

La segunda versión la escribió William Arrowsmith en 1960, y tiene el mérito de que hizo el esfuerzo de entrevistarse con ancianos indígenas para tratar de aplicar la sintaxis y la forma de hablar de las tribus en el siglo XIX.

Versión de William Arrowsmith en 1960:

La primera versión viene de la traducción que un intérprete hizo en forma oral para el Dr. Henry Smith, de la lengua lushotseed al chinook, que fue luego traducida por éste al inglés. El Dr. Smith se encontraba presente en el momento en que el discurso fue pronunciado el 10 de enero de 1854 y tomó abundantes notas, pero su versión sólo vino a publicarse el 29 de octubre de 1887. Siendo ésta la primera, podemos llamarla, versión original del discurso pronunciado ante Isaac I. Stevens, gobernador comisionado de asuntos indígenas para los territorios de Washington, quien iba en representación del gobierno central.

Versión original, en traducción del Dr. Henry Smith publicada en 1887:

Ante la propuesta del comisionado de que vendieran a los blancos el territorio ocupado por los indígenas desde siempre, el Jefe Seattle respondió: "¿Cómo puede usted comprar o vender el cielo, o el calor de la tierra?... Si no poseemos la frescura del aire, ni los destellos del agua, ¿Cómo puede usted comprarlos?... Cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el recado de que desea comprar nuestra tierra, nos está pidiendo demasiado".
http://www.youtube.com/watch?v=SOCCjpjq_XE

La investigación de estos datos la hizo el ingeniero agrónomo José Marcano de República Dominicana para su página web Jmarcano, y el resultado de su investigación aparece publicado en este enlace perteneciente a la página Taringa, de donde tomé la información:


Tiene toda la razón, venerable espíritu del Gran Jefe Seattle, al decirme que “no ponga en mi boca cosas que yo nunca he dicho”. Mea culpa.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)


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