La discoteca
Lucky 77, que quedaba en la variante de Las Palmas, rumbo al Hotel
Intercontinental de Medellín, subiendo a mano izquierda en cercanías del
Estadero La Sombrilla, quizás recibió su nombre del año en que fue fundada, o
del año en que la suerte visitó a los afortunados propietarios. Fue un afamado
lugar de las rumbas nocturnas de la ciudad por los días de principios de agosto
de 1985, que eran los años de apogeo de la era pabloescobariana y algunos
medellinenses tenían dinero para gastar a manos llenas. Medellín vivía un
momento similar al que vivieron en Sicilia, Italia, por los días de la Camorra;
similar al que vivió Chicago, por los días de Al Capone; similar al que vivió
Cali en la primera década del 2000; y similares a los que está viviendo México
en este momento. Son días difíciles, pero magnificados por las noticias de
prensa para la que no era noticia destacar que por esos días se estaban
presentando en “La Tranquera” de
Medellín los Hermanos Arriagada, pero en su presentación no pasó nada aparte de
que se ganaron el aplauso del público.
Claro que, dice
la leyenda, por la década de los años 80 también estuvo en Medellín Roberta
Close, un travesti brasileño de cara bellísima y cuerpo escultural tan
perturbadores que resultaba ser más mujer que cualquier mujer. Una cosa como
esas no es noticia en la actualidad, pero en esos parroquiales años ver algo
así era todo un espectáculo. Según se dijo, la discoteca Lucky 77 lo trajo por
esos días para presentarlo a una clientela que pagó muchos billetes por verlo
en vivo y en directo. Roberta Close tenía un inconveniente: no era cantante, ni
declamador, ni músico, ni bailarín, ni futbolista, ni modelo de pasarela, ni
hacía strip tease. Nada. No sabía hacer nada. Fuera de su espectacular belleza
femenina metida en cuerpo ajeno, no tenía nada más que mostrar. Cualquiera
puede imaginarlo. Una bella mujer, elegante y voluptuosamente vestida, parada
ante el micrófono para saludar en portugués a la audiencia y agradecer la oportunidad
que le dan de haber venido por estos lados en esa noche. El murmullo recorría
las mesas (“increíble, quién iba a
pensarlo, cualquiera diría que es una mujer, nadie creería que es un hombre”,
y cosas de esas), pero en una clientela tan heterogénea no falta alguno de
genio atravesado, y apareció alguien que, pistola en mano, apuntó a la cabeza
de la vedette y lo increpó “Para ver si
en realidad es hombre o mujer se tiene que bajar los panties ya mismo.
Necesitamos ver qué tiene debajo de los panties”. Y fue así como Roberta
Close, muerta de miedo ante los ojos expectantes de la audiencia, dejó ver la
verdad. “Nada del otro mundo”, según
dijo alguno de los asistentes al salir.
Tal hecho no salió en la prensa, y sólo pueden corroborarlo los que
estuvieron allí esa noche. No se sabe de ninguno en particular, pero la leyenda
se regó de chismoso en chismoso por las vías del voxpopulismo.
Celina
González, la esposa de Pascual Reutilio Domínguez, enviudó en 1971 pero le
quedó como herencia su hijo Lázaro Reutilio que la siguió acompañando en sus
presentaciones del dueto Celina y Reutilio. La primera vez que estuvo en
Colombia, según reseña el periodista Oscar Hernández Monsalve en su entrevista para El Colombiano publicada el 22 de agosto de 1985, fue en el Festival de Orquestas de la
ciudad de Cali en 1984. La última vez fue en la Feria de Cali del año 2010,
donde le hicieron un homenaje de gratitud, según registra el periódico El País
de esa ciudad:
“Sólo flores y reconocimiento se llevó la
compositora cubana Celina González el 27 de diciembre de 2010 en La Matraca. La
acompañaron su orquesta Yaré, su hijo Lázaro Reutilio, y la orquesta Gloria
Matancera. Los asistentes se gozaron el homenaje”.
A sus 82 años
Celina ya no cantaba y se movía en una silla de ruedas, y era su hijo el
encargado de continuar con la tradición artística de la familia, papel que él
desempeña desde la muerte de su padre.
El 21 de agosto
de 1985 el periódico El Colombiano de Medellín, y el 22 el periódico El Mundo,
publicaron un pequeño aviso publicitario en el que se anunciaba la presentación
del dueto “Celina y Reutilio”:
De Cuba, con
sabor
CELINA Y
REUTILIO
y su combo
Jueves 22 de
agosto
Único día
Jardín Botánico
7 pm.
Venta de
boletas Hotel Nutibara local 101
Teléfono 241 77
63
Valor $500
En la página de
espectáculos de El Colombiano del día 22 la Discoteca Lucky 77 publicó un
anuncio con su logotipo característico y una fotografía del grupo musical:
Cañonazos y más
cañonazos
En su gran
discotec Lucky 77
CELINA Y
REUTILIO
y su gran
Combo...
Además de otro
aviso destacado que anuncia que:
Hoy la rumba es
con
CELINA Y
REUTILIO
y su conjunto
Campo Alegre
Jardín Botánico
7 pm. con la participación de “La chirimía callejera”…
Dos
presentaciones, pues, estaban anunciadas para esa noche iniciando en el Jardín
Botánico a las 7 pm. y rematando en la discoteca Lucky 77 de madrugada hasta
que el cuerpo aguante.
Esta
presentación discotequera fue noticia por la sencilla razón de que se armó una
balacera que dejó cinco muertos y cuatro heridos, y Celina y su hijo se
tuvieron que meter debajo del escenario a taparse la cara con los brazos y rogar
a San Lázaro, a Changó, y a Santa Bárbara bendita que las balas no atravesaran
las tablas. El Mundo, en su edición del domingo 25, titula la noticia “Santa Bárbara bendita, y empezó el tiroteo”;
y en su edición de la misma fecha El Colombiano titula en la página 10 D: “5 muertos dentro de un estadero”, y trae
la fotografía del aviso a la entrada de Lucky 77, fijando la hora de la
balacera como las 4 de la mañana, ya para terminar la rumba de la noche el
mismo día en que el periódico anunciaba una nueva presentación el día sábado,
presentación que no pudo llevarse a efecto por los sucesos del amanecer del día
23. El impacto del hecho sobre el
establecimiento fue tal, que estuvo cerrado mientras se adelantaban las
investigaciones, y un mes después dejó de funcionar. La noticia de prensa
reporta más de 50 vainillas de disparos que fueron recogidas del piso por los
agentes.
Años después,
Celina contó en una entrevista lo de la noche en que ella y su hijo “volvieron a nacer”. Cualquiera pensaría
que era otro mito de los que alimenta la leyenda popular, hablando de masacres
y cosas por el estilo, en el que los protagonistas cada vez que cuentan la
historia la agrandan y terminan siendo héroes de la jornada, inmunes a las
balas, y justicieros del mundo. Pero las noticias de prensa confirman que el
abaleo de esa noche fue verdad, y que cinco muertos en un lugar ya son masacre.
Un par de años después Celina y Reutilio volvieron a Medellín para atender
compromisos de trabajo, y aquí vivieron por espacio de seis meses en una casa
cercana a las oficinas de Caracol en el barrio Laureles. “En el 2º piso de donde yo tenía mi oficina. Nos hicimos amigos y me
invitaron a algunas presentaciones, enviándome saludos desde el micrófono a la
mesa donde yo estaba sentado”, según dice el humorista John Jairo Pérez
Ortiz, del grupo Loco-Loco y el Manicomio de Vargas Vil, que cambió su carrera
de agroingeniero por la tarea de ganarse la vida con el humor. Él no estuvo
allí en la madrugada de la balacera, pero Celina y Reutilio le confirmaron que
el susto de esa noche no fue cosa de risa.
ORLANDO
RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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