viernes, 17 de enero de 2014

9 Celina y Reutilio ¡Santa Bárbara bendita!

La discoteca Lucky 77, que quedaba en la variante de Las Palmas, rumbo al Hotel Intercontinental de Medellín, subiendo a mano izquierda en cercanías del Estadero La Sombrilla, quizás recibió su nombre del año en que fue fundada, o del año en que la suerte visitó a los afortunados propietarios. Fue un afamado lugar de las rumbas nocturnas de la ciudad por los días de principios de agosto de 1985, que eran los años de apogeo de la era pabloescobariana y algunos medellinenses tenían dinero para gastar a manos llenas. Medellín vivía un momento similar al que vivieron en Sicilia, Italia, por los días de la Camorra; similar al que vivió Chicago, por los días de Al Capone; similar al que vivió Cali en la primera década del 2000; y similares a los que está viviendo México en este momento. Son días difíciles, pero magnificados por las noticias de prensa para la que no era noticia destacar que por esos días se estaban presentando en “La Tranquera” de Medellín los Hermanos Arriagada, pero en su presentación no pasó nada aparte de que se ganaron el aplauso del público.



Claro que, dice la leyenda, por la década de los años 80 también estuvo en Medellín Roberta Close, un travesti brasileño de cara bellísima y cuerpo escultural tan perturbadores que resultaba ser más mujer que cualquier mujer. Una cosa como esas no es noticia en la actualidad, pero en esos parroquiales años ver algo así era todo un espectáculo. Según se dijo, la discoteca Lucky 77 lo trajo por esos días para presentarlo a una clientela que pagó muchos billetes por verlo en vivo y en directo. Roberta Close tenía un inconveniente: no era cantante, ni declamador, ni músico, ni bailarín, ni futbolista, ni modelo de pasarela, ni hacía strip tease. Nada. No sabía hacer nada. Fuera de su espectacular belleza femenina metida en cuerpo ajeno, no tenía nada más que mostrar. Cualquiera puede imaginarlo. Una bella mujer, elegante y voluptuosamente vestida, parada ante el micrófono para saludar en portugués a la audiencia y agradecer la oportunidad que le dan de haber venido por estos lados en esa noche. El murmullo recorría las mesas (“increíble, quién iba a pensarlo, cualquiera diría que es una mujer, nadie creería que es un hombre”, y cosas de esas), pero en una clientela tan heterogénea no falta alguno de genio atravesado, y apareció alguien que, pistola en mano, apuntó a la cabeza de la vedette y lo increpó “Para ver si en realidad es hombre o mujer se tiene que bajar los panties ya mismo. Necesitamos ver qué tiene debajo de los panties”. Y fue así como Roberta Close, muerta de miedo ante los ojos expectantes de la audiencia, dejó ver la verdad. “Nada del otro mundo”, según dijo alguno de los asistentes al salir.  Tal hecho no salió en la prensa, y sólo pueden corroborarlo los que estuvieron allí esa noche. No se sabe de ninguno en particular, pero la leyenda se regó de chismoso en chismoso por las vías del voxpopulismo.



Celina González, la esposa de Pascual Reutilio Domínguez, enviudó en 1971 pero le quedó como herencia su hijo Lázaro Reutilio que la siguió acompañando en sus presentaciones del dueto Celina y Reutilio. La primera vez que estuvo en Colombia, según reseña el periodista Oscar Hernández Monsalve en su entrevista para El Colombiano publicada el 22 de agosto de 1985, fue en el Festival de Orquestas de la ciudad de Cali en 1984. La última vez fue en la Feria de Cali del año 2010, donde le hicieron un homenaje de gratitud, según registra el periódico El País de esa ciudad:

Sólo flores y reconocimiento se llevó la compositora cubana Celina González el 27 de diciembre de 2010 en La Matraca. La acompañaron su orquesta Yaré, su hijo Lázaro Reutilio, y la orquesta Gloria Matancera. Los asistentes se gozaron el homenaje”.



A sus 82 años Celina ya no cantaba y se movía en una silla de ruedas, y era su hijo el encargado de continuar con la tradición artística de la familia, papel que él desempeña desde la muerte de su padre.

El 21 de agosto de 1985 el periódico El Colombiano de Medellín, y el 22 el periódico El Mundo, publicaron un pequeño aviso publicitario en el que se anunciaba la presentación del dueto “Celina y Reutilio”:

De Cuba, con sabor
CELINA Y REUTILIO
y su combo
Jueves 22 de agosto
Único día
Jardín Botánico 7 pm.
Venta de boletas Hotel Nutibara local 101
Teléfono 241 77 63
Valor $500

En la página de espectáculos de El Colombiano del día 22 la Discoteca Lucky 77 publicó un anuncio con su logotipo característico y una fotografía del grupo musical:

Cañonazos y más cañonazos
En su gran discotec Lucky 77
CELINA Y REUTILIO
y su gran Combo...


Además de otro aviso destacado que anuncia que:

Hoy la rumba es con
CELINA Y REUTILIO
y su conjunto Campo Alegre
Jardín Botánico 7 pm. con la participación de “La chirimía callejera”…

Dos presentaciones, pues, estaban anunciadas para esa noche iniciando en el Jardín Botánico a las 7 pm. y rematando en la discoteca Lucky 77 de madrugada hasta que el cuerpo aguante.

Esta presentación discotequera fue noticia por la sencilla razón de que se armó una balacera que dejó cinco muertos y cuatro heridos, y Celina y su hijo se tuvieron que meter debajo del escenario a taparse la cara con los brazos y rogar a San Lázaro, a Changó, y a Santa Bárbara bendita que las balas no atravesaran las tablas. El Mundo, en su edición del domingo 25, titula la noticia “Santa Bárbara bendita, y empezó el tiroteo”; y en su edición de la misma fecha El Colombiano titula en la página 10 D: “5 muertos dentro de un estadero”, y trae la fotografía del aviso a la entrada de Lucky 77, fijando la hora de la balacera como las 4 de la mañana, ya para terminar la rumba de la noche el mismo día en que el periódico anunciaba una nueva presentación el día sábado, presentación que no pudo llevarse a efecto por los sucesos del amanecer del día 23.  El impacto del hecho sobre el establecimiento fue tal, que estuvo cerrado mientras se adelantaban las investigaciones, y un mes después dejó de funcionar. La noticia de prensa reporta más de 50 vainillas de disparos que fueron recogidas del piso por los agentes.

Años después, Celina contó en una entrevista lo de la noche en que ella y su hijo “volvieron a nacer”. Cualquiera pensaría que era otro mito de los que alimenta la leyenda popular, hablando de masacres y cosas por el estilo, en el que los protagonistas cada vez que cuentan la historia la agrandan y terminan siendo héroes de la jornada, inmunes a las balas, y justicieros del mundo. Pero las noticias de prensa confirman que el abaleo de esa noche fue verdad, y que cinco muertos en un lugar ya son masacre. Un par de años después Celina y Reutilio volvieron a Medellín para atender compromisos de trabajo, y aquí vivieron por espacio de seis meses en una casa cercana a las oficinas de Caracol en el barrio Laureles. “En el 2º piso de donde yo tenía mi oficina. Nos hicimos amigos y me invitaron a algunas presentaciones, enviándome saludos desde el micrófono a la mesa donde yo estaba sentado”, según dice el humorista John Jairo Pérez Ortiz, del grupo Loco-Loco y el Manicomio de Vargas Vil, que cambió su carrera de agroingeniero por la tarea de ganarse la vida con el humor. Él no estuvo allí en la madrugada de la balacera, pero Celina y Reutilio le confirmaron que el susto de esa noche no fue cosa de risa.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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