Desperté a mediatarde en el hastío dominical en el
momento en que del cielo se soltaba un aguacero. Me había dormido con el
televisor prendido en sintonía del canal universitario Zoom, y en este momento
pasaban un concierto del canal 15 UCR de la Universidad de Costa Rica con arias
de la ópera Elíxir de Amor de Gaetano
Donizetti interpretadas por la soprano costarricense Sofía Corrales, el tenor
Ernesto Rodríguez, y el barítono William Hernández. El concierto finalizó con
el tenor interpretando un aria que me sonó conocida.
“Adorada
barquera, /toma el oro y abandónate a mi amor. /Este es pasajero, y ligero
vuela, / pero aquel es pesado, y siempre se queda… /El Dr. Dulcamara, en toda
arte es profesor” (Felice Romano).
Creo que todos los de mi generación cantamos desde
niños esta aria, sólo que la cantamos con otra letra y no sabía que
perteneciera a la ópera de Donizetti:
“Barcarola”, aria
perteneciente a la ópera “Elíxir de amor”,
con música de Gaetano Donizetti y texto de Felice Romano:
Cierro los ojos y me parece verme cuando cursaba en
el kínder el año preparatorio para ingresar a la escuela primaria y haciendo
parte del coro que cantaba: “Cual bandada
de palomas /que regresan al vergel, /hoy volvemos a la escuela / anhelantes de
saber. /Ellas vuelven tras el grano /que las ha de sustentar, /y nosotros tras
la idea /que es el grano intelectual” (Virgilio Dávila).
“Vuelta a la escuela”, poema
infantil con letra del puertorriqueño Virgilio Dávila y música adaptada del
aria “Barcarola” perteneciente a la
ópera “Elíxir de amor”, de Gaetano
Donizetti:
En cambio, así no hayamos oído completa la ópera de
Donizetti, sí hemos oído incontables veces el aria más conocida de esa ópera:
“Una furtiva lagrima”, aria
perteneciente a la ópera “Elíxir de amor”,
de Gaetano Donizetti:
Su melancólica música no esconde propiamente una
triste letra sino el canto triunfal de quien es correspondido en el amor: “Una lágrima furtiva /vi brotar de sus ojos… /¡Me
ama, me ama, /lo veo, lo veo! /Un solo instante sentí /el palpitar de su
corazón /¡Oh, cielo; ay, cielo! /Se puede uno morir de amor. /Sí, ya puedo
morir, puedo morir, /puedo morir de amor” (Felice Romano).
El teatro de la Universidad de Costa Rica es un
teatro pequeño, recogido, y las caras de los músicos de la orquesta, con
facciones indígenas en algunos casos, bien podían ser las caras que se ven
entre nosotros al punto que me demoré para saber, y tuve que preguntarle al Sr.
Google, de dónde era esa orquesta y esa presentación de los tres artistas que
había en escena.
Lo que me lleva a otro concierto que vi en el
TVcanal Film & Arts a mediados de la semana pasada. Un montaje grandioso
que se denominó “Tres superestrellas en
Berlín” y fue presentado con la soprano rusa Anna Netrebko, su esposo el
bajo barítono uruguayo-alemán Erwin Schrott, y el tenor alemán Jonas Kaufmann.
El matrimonio Schrott Netrebko se presentó en el teatro Julio Mario
Santodomingo de Bogotá en julio del año pasado. En el concierto de Berlín las
tres estrellas estuvieron acompañadas por la Orquesta filarmónica de Praga
dirigida por el italiano Marco Armiliato, un director que hizo sus primeros
pinos en América del Sur y que se elevó a las grandes ligas sinfónicas cuando
el director y el tenor principal de un concierto programado por la Asociación
tenerifeña de amantes de la ópera (ATAO) abandonaron la orquesta y Armiliato,
que era apenas un auxiliar, se ofreció para dirigir. Casi no le creyeron, pero
lo aceptaron obligados por la necesidad y obtuvo un triunfo absoluto. El
concierto de Berlín se realizó en el Teatro del Bosque, de Berlín (Berliner
Waldbühne), un teatro al aire libre en el que me sorprendió la inmensa
asistencia que llenaba las graderías y asientos hasta los topes en su capacidad
para acoger a 22.000 espectadores. Ignoro los detalles técnicos y logísticos, y
la impresionante ingeniería de sonido requerida para que la acústica fuera
impecable, pero eso de conseguir que veintidós mil personas paguen entradas
para la ópera es algo que por estos lados ni siquiera imaginamos. Fue una
presentación monstruosa en términos admirativos.
El formato inaugurado por los famosos “Tres tenores” (Pavarotti, Carreras y
Domingo) en las Termas de Caracalla en Roma, fue un formato exitoso que se ha
venido repitiendo y sirvió de inspiración al grupo juvenil de Il Divo.
Pues bien, para finalizar la gala lírica en el
concierto de las “Tres superestrellas en
Berlín”, el barítono uruguayo Schrott se dejó venir con un tango cantado en
español, que la orquesta acompañó con inclusión de un bandoneonista. Se trata
de un tango un poco astorpiazzolliano titulado “Rojo tango”, que es composición del argentino Pablo Ziegler y en
esa tarde alegró los oídos europeos:
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