miércoles, 12 de febrero de 2014

20 Cupido y San Valentín

De varios casos he sabido. Conocen a alguien por Internet, se enamoran, se emparejan, y viene la decepción. Suele llegar frecuentemente por el camino de los celos cuando se encuentran con personas obsesivas y posesivas que quieren controlar hasta el mínimo de los movimientos del otro, monitoreándolos por vía satélite y GPS. A la menor sospecha, viene la confrontación y sobreviene la muerte de uno de los dos, o de los dos… o de los tres. Casos se dan en que el celoso extiende sus tentáculos y contrata sicarios para matar a distancia al objeto de sus celos porque “Si no es mía, no puede ser de nadie”. Fin de otra historia… ¿De amor? Yo no lo calificaría así. Tal desequilibrio mental y despertar de los instintos asesinos no puede ser amor por el otro, y menos amor por sí mismo.

Se aproxima el 14 de febrero, Día del Amor en Estados Unidos, que no se llama así sino Día de San Valentín por el santo patrono de los enamorados:

Muchas de las leyendas que los rodean actualmente fueron probablemente inventadas durante la edad media en Francia e Inglaterra, cuando a raíz de la historia de San Valentín el día festivo de 14 de febrero empezó a ser asociado con el amor. El santo habría sido ejecutado un día como ese al no querer renunciar al cristianismo y haber casado a parejas en secreto después de que el matrimonio religioso fue prohibido por el emperador Claudio II. Otra leyenda dice que es patrono de los enamorados porque su fiesta coincide con el momento del año en que los pájaros empiezan a emparejarse (Wikipedia).



Decía una antigua propaganda que “no es el corazón el que regula el amor, sino el hígado”, y con esto se estaba aproximando a una verdad de a puño: el amor no es cuestión de atracción física… sino de química. Como se sabe la química se origina en el cerebro, que es el que da órdenes a las máquinas procesadoras que tenemos en el organismo. Tal vez algunos no lleguen a experimentar este sentimiento en toda su vida. Habrá quiénes lo experimenten platónicamente, sin ser correspondidos. Y habrá quienes vivan la experiencia de parte y parte en pareja, en una sensación de maripositas en el estómago y pulso acelerado que es un regalo de los dioses. Sólo que los dioses suelen jugar con el destino, y las circunstancias del destino no siempre llevan a un buen final. Dice la frase, “al final, todo sale bien; y si no sale bien, no se preocupe que ese no es el final”. Para muchos sí es, y sucumben ante la frase del bolero: “Tú eres mi destino, y prefiero la muerte a la gloria inútil de vivir sin ti”.




Los científicos han estudiado el asunto del amor y ya han llegado a una conclusión verificable en laboratorios: se trata de feromonas, y dopamina, y feniletilamina, y adrenalina, y oxitocina. Es posible que tomando una docena de aspirinas baje la fiebre, y el corazón deje de doler.


Quien no ama ni es amado, no es feliz; y quien no es feliz no vive en paz. Por eso, como “mientras más conozco a los hombres más amo a mi perro” (Diógenes de Sínope), hay quién escoge volcar sus energías de amor en una mascota; y no siente repulsión de besar a un perro, o a un chivo. Casos se dan. Como le diría don Quijote a Sancho Panza, “A falta de pan, buenas son tortas”.


PS: Si usted creía que la frase citada era de Lord Byron (barón George Gordon Byron) por el hecho de haberla incluido en uno de sus poemas, estaba en un error. La frase viene desde Diógenes el Cínico, que vivió cuatro siglos antes de Cristo, lo que indica que los perros han sido fieles toda la vida, y que toda la vida los hombres han sido infieles.



ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)

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